En colaboración con la Universidad Permanente de Alicante
INTERVIENE:
HÉCTOR ARANDA GRAU. Representante de Médicos sin Fronteras para la Comunidad Valenciana
PRESENTA Y MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
MÉDICOS SIN FRONTERAS ADVIERTE DE QUE LAS ONGs DEBEN HIR DE LA TECNOCRACIA
ÁFRICA PRADO
El escaparate
de siglas en
la acción humanitaria,
la confusión
del nuevo vocabulario
empleado en los conflictos
bélicos y los peligros de instrumentalización
y pérdida de identidad
de las Organizaciones No Gubernamentales
fueron algunas de
las advertencias que Héctor Aranda,
responsable de Médicos Sin
Fronteras en la Comunidad Valenciana,
expuso el pasado jueves
en el Club INFORMACION, celebrado
en el salón Europa del hotel
Meliá.
El representante de la organización
galardonada el pasado año
con el Nobel de la Paz planteó la
necesidad de mantener la «autocrítica
constante» y la «alerta continua
» para evitar los mayores peligros
de las ONG: la tecnocracia y
la instrumentalización partidista
de las causas humanitarias. «Debemos
preguntarnos continuamente
qué tipo de ayuda prestamos
y por qué lo hacemos, luchar
continuamente contra la instrumentalización
partidista y las acciones
que no cumplan al cien
por cien nuestras garantías éticas
», indicó Aranda, en referencia
a la ruptura de la colaboración
con la marca Pepsi por este motivo.
El responsable de la mayor organización
humanitaria independiente
de ayuda médica, presente
en más de 90 países, con más de
dos mil profesionales en el terreno
y dos millones de socios, indicó
que «las ONG crecen cada vez
más, la nuestra también, somos
cada vez más profesionales, pero
no podemos olvidar que venimos
del voluntariado y que no podemos
convertirmos en tecnócratas
».
Algunas preguntas del público
en el coloquio volvieron a encaminar
el debate hacia las contradicciones
de la acción humanitaria,
cuando ésta sirve de «coartada» a
sociedades y Gobiernos de los países
desarrollados. Aranda reconoció
que las organizaciones deben
luchar contra la «apropiación» indebida
de ideas sociales por parte
de la clase dirigente, «contra los
trepas y mercenarios que tenemos
en nuestras propias filas» y
para evitar también el «lavado de
conciencia momentáneo».
No obstante, consideró que la
base social, asociados y sociedad
civil en conjunto, constituye el
punto de referencia fundamental
en una organización como MSF
«y es muy importante que nos diga
por dónde tenemos que ir», al
tiempo que consideró que los ciudadanos
son la base para que la
brecha entre el primer y tercer
mundo no se agrande. «Son el
elemento esperanzador en la exigencia
de actuaciones a los gobiernos
», y aludió al ejemplo de la
campaña para lograr un pacto de
condonación de la deuda de los
países pobres.
Dentro de los retos de la acción
humanitaria del siglo XXI, Héctor
Aranda señaló que los conflictos
armados no desaparecen, sino
que cambian de sitio, resurgen
tras años de olvido o se presentan
con extrema crueldad. La defensa
de los derechos humanos aparece
como cuestión de primer orden
en el nuevo escenario bélico, «pero
las Naciones Unidas no evitan
nuevos genocidios y la OTAN pone
en entredicho su papel». A estos
conflictos, auguró Aranda, se
añadirán los provocados por el
control de un bien escaso como
las fuentes de agua, al que 1.500
millones de personas no tienen
acceso.
En el plano sanitario, el panorama
sigue siendo desolador para
los países en desarrollo en el campo
asistencial y preventivo, y el sida
se ha convertido en el paradigma
de las diferencias entre ambos
mundos. El tabaquismo es el último
hábito importado del desarrollo,
que prevé un gran impacto en
la mortalidad de los países pobres.
Por último, el cambio climático
no es una amenaza gratuita,
sino «una dura verdad con miles
de víctimas».
