Escrita y dirigida por MICHAEL HANEKE
Por gentileza de la empresa exhibidora LUIS MARTÍNEZ SÁNCHEZ, S.A, el Centro de Estudios Monumental y la distribuidora ALTA FILMS
Interpretada por Benoit Magimel, Isabelle Huppert y Annie Girardot.
Escrita a partir de la novela de Elfriede Jenike. Nacionalidad austriaco-francesa, producción de MK2 y Les filmes Alain. Montaje de: Monika Willi. Photo: Christian Berger. Duración: 116 minutos.
Gran Premio del Jurado, Premio de Interpretación Femenina y Masculina en el Festival de Cannes 2001.
«LA PIANISTA», EL OTRO RETRATO FEMENINO
Polémica, dura y con imágenes que pueden chocar a un sector de público, «La pianista» fue Premio especial del Jurado en Cannes, donde también fueron galardonados sus dos protagonistas, Isabelle Huppert y Benoit Magimel, y es la última película del austríaco, aunque nacido en Munich, Michael Haneke, el autor de «Código desconocido» y de dos títulos menos conocidos pero a tener en cuenta «El vídeo de Benny» y «Funny games».
Basada en una novela muy controvertida de Elfriede Jelinek, se acerca a la compleja personalidad de Erika, una mujer de algo más de cuarenta años y profesora de piano en el Conservatorio de Viena. Lo insólito es que esta mujer, que trata de escapar de la influencia de su madre, es una asidua visitante de sexshops y cines X, fruto de una sexualidad marcada por su tendencia al «voyeurismo» y al masoquismo. Sus verdaderos problemas, con todos estos antecedentes, surgirán cuando uno de sus alumnos intenta seducirla. Un retrato de mujer profundo que nos descubre un ser insólito pero lleno de vida.
Decía el director que en su película hay algunas escenas que son para el espectador, al mismo tiempo, atroces, horrorosas y divertidas. «Es trágica -añadía-, terrible y cómica al mismo tiempoi, como en la vida. En general hay dos clases de risa en el espectador: la risa de reconocimiento, porque estás viendo algo que te resulta familiar y te ríes de ti mismo, y también una risa histérica… una forma de afrontar las cosas que vemos y que nos disgustan». Por su parte, Isabelle Huppert afirmaba que la protagonista era una mujer que se ha refugiado en sus fantasmas mórbidos y sórdidos porque, en contacto, con la realidad teme perder el control. «La parte sadomasoquista de sus relaciones es una metáfora -concluía- de su sufrimiento y, por tanto, de su capacidad para hacer sufrir».