Con la asistencia del director Manuel Iborra y de la actriz Verónica Forqué.
Por gentileza de la empresa exhibidora Vicente Espadas, S.A. y la distribuidora
UIP.
PRESENTA:
ANTONIO DOPAZO. Crítico de cine.
Entrada por invitación.
DE LA SONRISA A LA LÁGRIMA
Retoma al autor de «El tiempo de la felicidad», con ambiente familiar y tendencia a mirar al pasado, reiterando que el alicantino Manuel Iborra controla perfectamente los elementos que configuran la comedia y el drama, combinando ambos con tanta soltura que provocará en numerosos espectadores la sonrisa y la lágrima. Aunque uno siga prefiriendo otros títulos suyos, especialmente «Orquesta Club Virginia», «Clara y Elena» es una obra típica de un cineasta maduro que sabe sacar el mejor partido de dos actrices extraordinarias.
Inspirada en un cuento de la mexicana Ángeles Mastretta contenido en su libro «Mujeres de ojos grandes», que le regalaron al director los productores cuando rodaba «Pepe Guindo» y que decidió llevar de inmediato a la pantalla, estamos ante la historia de la relación entre dos hermanas a lo largo de toda una vida.
Con un cuidado especial en ambientes y decorados, con rodaje en Xàbia y alrededores, Iborra ha captado con sumo celo el entorno, de modo que así tenía todos los resortes adecuados para acercarse a los dos personajes que dan entidad a la cinta. Si algo puede achacarse a la película es precisamente que la consistencia de las protagonistas revela la fragilidad de los seres que les rodean, ninguno de los cuales cobra verdadera esencia.
El ver juntas a la Maura y a la Forqué, que no coincidían en la pantalla desde «Qué he hecho yo para merecer esto», que dirigió Almodóvar en 1964, es un acontecimiento indiscutible. Ambas llenan de vida sus personajes y permiten que el espectador sienta los latidos de los fotogramas.
