Entrada libre
INTERVIENE:
SEBASTIÁN BERNAL. Productor ejecutivo de “Los Guiñoles de Canal Plus”.
PRESENTA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista.
El político que no tiene guiñol es de segunda división.
(Joaquín Almunia)
Al principio te fascina. Luego te quedas mirando al monigote y a veces
piensas que esas cosas que no has dicho las tendrías que haber dicho.
(Alberto Ruiz-Gallardón)
Estoy muy contento con mi querido muñeco.
(Jesulín de Ubrique)
Yo creo que encabezo la lista de los políticos más atacados de este siglo
en España y uno se acostumbra: lo del guiñol me parece amable en comparación
con las barbaridades que he oído durante muchos años.
(Felipe González)
Puedo afirmar que el guiñol casi ha cambiado mi vida. Yo antes era Javier
Arenas y ahora soy el campeón.
(Javier Arenas)
Yo a estas alturas del partido encajo todo lo que me echen. A mí me
encanta. (Jesús Gil).
Estas declaraciones son reales. Pertenecen a personajes públicos bien conocidos en España. Y expresan su opinión sobre un hecho importante: todos ellos son personajes televisivos, protagonistas, en forma de monigote, del programa Las Noticias del Guiñol, en Canal Plus. Todo aquél que cuenta historias lo hace con la pretensión de que quien las escuche se emocione o se conmueva, ¿y cómo va a conmoverse nadie si una historia es de mentira, se pregunta Antonio Martínez, el director del espacio, en la introducción de 21 personajes en busca de guiñol, este libro, acompañado de vídeo, que edita Aguilar.
En las historias de Las Noticias del Guiñol no hay mentiras porque las historias se construyen a partir de personajes verídicos, muñecos que interpretan, a su modo, con humor, la realidad política y social de un país: Yo contemplo mi guiñol como la oportunidad de reírse de uno mismo, afirma Manuel Chaves en un momento del libro. El sentido del humor es casi una defensa de la propia personalidad, continúa Xabier Arzalluz.
Aproximarse a un personaje es aproximarse a una realidad en política, y me parece que es una forma más de expresión de la sociedad. No hay ningún elemento de enajenación de la gente, sino al contrario: a través del humor, se restituye al político a la sociedad, concluye Francisco Frutos. Para Mayor Oreja, lo importante es que durante el programa los españoles se ríen, desmitifican a sus hombres públicos y pasan un buen rato.
Me parece un honor que provoque la risa de la gente. Provocar la risa, ya sea con Ana Obregón, o con esta Ana Obregón que habéis hecho, que me parece divertidísima, de súper súper, dice, claro, Ana Obregón.
En general los espectadores nos dicen que los personajes del guiñol son más reales que sus dobles de carne y hueso. Debo decir que estoy de acuerdo y que no corresponde a ningún mérito por parte de quienes hacemos el programa. Sucede que el Aznar que sale en los informativos convencionales, en los periódicos, en las radios, no es real.
¿Dónde hay más verdad? ¿Dónde hay más realidad? ¿En un informativo televisivo convencional, que muestra a un ser irrealmente perfecto o en una parodia que inventa palabras, gestos y situaciones para un replicante que suda, tropieza, yerra, se enamora, odia?, escribe Martínez. En un porcentaje muy alto de los casos, es mucho más real la política vista a través de los guiñoles de Canal Plus que la política vista a través de los telediarios de TVE, comenta Joaquín Almunia.
¿O no podría el verdadero Jesulín de Ubrique lanzar un discurso como éste
del otro Jesulín? -Puéees – reflexiona Jesulín- a mí lo que me llama la intención de la polémica con que zi la novia del príncipe y tal éeees que normalmente de la novia opinan lo zuegro, ¿no?, pero zon zólo doz. Y algún cuñao, en to cazo. Pero aquí la muchacha é como zi tuviera treinta y tanto millone de zuegro. Qué fuerte, ¿no? Y ya zi encima zi el portavó del Pepé hace de cuñao pue ni te cuento.
Así, un total de 21 personalidades del mundo de la política, el deporte y el espectáculo son entrevistados en este libro en busca de sus opiniones sobre su doble en látex. Desde José Luis R. Zapatero, Felipe González, Jorge Valdano o Alfonso Guerra, hasta Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Ana Obregón, Boris Izaquirre o Jordi Pujol.
Todos responden a diversas cuestiones relacionadas con el sentido del humor de los españoles y de la clase política: Hay cantidad de diputados que no pegan ni golpe: por lo tanto tienen mucha más capacidad de hablar, y unos tienen más gracia que otros, y sí se da bastante lugar al chiste, al comentario más o menos ácido, se cotillea mucho; o sea que sí hay sentido del humor en la política, señala Arzalluz. O comentarios sobre el programa mismo: Siempre está en el filo de la navaja, porque también puede que muchos telespectadores lo entiendan como un medio de ridiculizar a la política o a los políticos: ése es el riesgo, dice Manuel Chaves. El mundo político en su totalidad aparece reflejado en Las Noticias del guiñol.
Sólo José María Aznar (poco proclive a dejarse turbar por los ruidos de este mundo, apunta Sebastián Bernal en la entrevista inexistente con el presidente del Gobierno) se negó a responder. Los demás van desgranando sus impresiones sobre el personaje ficticio y el real.
Y sobre los muñecos de los otros en las cerca de 250 páginas que conforman 21 personajes en busca de guiñol. Yo he aprendido mucho con él [con el guiñol]. Creo que los monigotes no son fotografías de la realidad, sino radiografías Son una caricatura de la vida pública, en el mejor sentido de la expresión. Algunas veces son muy crueles, pero son muy ecuánimes, nos dan a todos por igual: al PSOE le dan unos palos tremendos y al PP nos dan unos palos tremendos, y lo que hacen con Izquierda Unida, creo que eso ya entra en el campo de la crueldad absoluta…, señala Alberto Ruiz Gallardón, un auténtico fanático.
Un vídeo recoge los momentos estelares en el programa de los entrevistados. Como éste de Chaves:
– A ver, señor Chaves, ¿qué es lo que se ha inventado usted? -pregunta Marta.
– Mire usté: me he inventao la mafinestación selen evelen, perdón, seven eleven.
– Se ha inventado la demagogia -clama Teófila.
-Una tanimesfatión abierta cuarencha y ocho horas al día.
O éste otro de Mayor Oreja:
– A ver, Mohamed, ¿quiénes eran los cinco magníficos?- interroga Mayor Orejaa un inmigrante.
– Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra.
– ¿Está usted seguro?
– Sí.
– Sííí. Seguimos concursando. Cómo continúa esta canción: Porom pon pon. Porom pom porom pom pero…
– Peró.
– Sííí.
– Achíss.
– Alto ahí, ¿has estornudado?
– Es que hace frío.
– Pues con una enfermedad no te podemos dejar pasar. Lo siento.
– Pero si tengo la colección entera de Cine de Barrio.
– Lo siento.
Este juego entre la realidad y la ficción lo encontrarán en este libro. En
las entrevistas, casi todas ellas realizadas por Sebastián Bernal, se darán
cuenta de que la mayoría de los entrevistados encuentra estupendas las
caricaturas de los demás. No creo que sea sólo por vanidad. También sucede
que a los demás les conocemos, sobre todo, por la televisión, y su caricatura nos parece un gratificante baño de realidad, cuenta el director del programa. Y Gallardón puntualiza: Cuando el creador del guiñol identifica un gesto, un trazo de un político o de un personaje de la sociedad, y lo exagera y empieza a estirar de él como si fuese un muñeco de goma y lo presenta permanentemente, el espectador puede acabar recordando al guiñol cuando está viendo al personaje. Tengo que confesar que a mí mismo me ha sucedido.
Y el presidente de la Comunidad de Madrid aprecia hasta la utilidad del programa: Un político que por la noche haya visto el guiñol en su casa, al día siguiente quizá esté menos dogmático en el Parlamento, y le guste menos machacar o intentar machacar al adversario. Y en cualquier caso, como dice Almunia: Un político debe saber sobreponerse a su propio guiñol. Y hasta Felipe González le encontró el lado práctico: No fui consciente de que ése era un latiguillo (por consiguiente) que usaba frecuentemente hasta que no lo vi reflejado en la ironía sarcástica que lo ponía de manifiesto. Después de eso, se me quitó.
Si Cervantes levantara la cabeza diría: hay que quemar los telediarios. Y le diríamos: no, no, si eso es la realidad. Nos tomaría por locos, concluye Martínez no sin antes alabar la labor de equipo del programa (En la televisión no hay estrellas: hay buenos profesionales) y enumerar a cada una de las personas que lo hacen posible con tanto éxito.
EL PRODUCTOR DE «LOS GUIÑOLES» DICE QUE «EXPLICAMOS LA REALIDAD DE FORMA DISTINTA»
Una hora de animado coloquio, respondiendo a las preguntas de los asistentes, siguió a la intervención de Sebastián Bernal, productor ejecutivo de «Los Guiñoles» de Canal+, tras la presentación del libro-video «21 personajes en busca de guiñol», editado por Aguilar, con proyección de algunos de las historias emitidas en los últimos meses.
El presidente del Barça, Joan Gaspar, y el ministro de Administraciones Públicas, Juan José Lucas, son los dos personajes que proximamente se incorporan a los 90 personajes que integran el elenco de los guiñoles después de seis años de emisión en España. Bernal, antiguo director de los informativos de Canal+, relató cómo se realiza diariamente la emisión en directo, las dificultades para la actualización inmediata al hilo de la actualidad o las de manejo de los muñecos de latex (con un coste por unidad de 800.000 pesetas) o cómo sólo cuatro voces, tres hombres y una mujer, dan vida a todo los personajes, a los que se une a veces una actriz de doblaje para los personajes de Ana Botella y Rocío Jurado. Igualmente explicó las reacciones de los personajes reales ante su caricatura: «todos los políticos dicen estar satisfechos de su personaje, aunque creen que los demás responden más a la realidad que él mismo, siendo los que están en el poder los más recelosos ante el contenido del programa». Para el productor de «Los guiñoles», «no pretendemos un programa de humor, sino explicar la realidad desde una óptica distinta, en una especie de espejo cóncavo».
A preguntas de un asistente, Bernal señaló que no descartan en el futuro incorporar a la serie algún miembro de la Familia Real y anunció que los 40 integrantes del equipo (productores, guionistas, actores, voces, etc.) trabajan en estos días en un especial Fin de Año «más impactante que el West Side Story del año pasado o el Full Monty de 1999».
