PROGRAMA
PRIMERA PARTE
Cinema Overture (1931)………………..Igor Markevitch
La oración del torero (1925)……………Joaquín Turina
Malambo (1952)………………………….Alberto Ginastera
SEGUNDA PARTE
Sinfonía nº6 «La Patética» (1893)………………Peter Ilich Tchaikovsky
DIRECTOR TITULAR: JOSEP VICENT
ENTRADA POR INVITACIÓN
LUGAR: PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE
CONSIGUE TU INVITACIÓN LLAMANDO AL 965 98 90 90 EN HORARIO DE 10.30 A 14 HORAS Y DE 17.30 A 20 HORAS
ORGANIZA:
INFORMACIÓN
UNIVERSIDAD DE ALICANTE. VICERRECTORADO DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA.
JEUNESSES MUSICALES WORLD ORCHESTRA
La estructura permanente de la JMWO se remonta al año 1970 cuando el violinista y educador canadiense Gilles Lefebvre consolidó la primera orquesta joven del mundo aunque sus orígenes se remotan entre 1949 y 1969 cuando, en los Países Bajos, el violonista Arthur Grumiaux y el director de orquesta Igor Márkievitch decidieron que, con motivo de las Asambleas Generales de la Federación Internacional de Juventudes Musicales, se reuniría una jóven orquesta internacional para ofrecer conciertos.
La formación alcanzó rápidamente fama mundial por su elevada calidad artística y se convirtió en un símbolo de solidaridad y cooperación entre naciones. Desde entonces, la JMWO ha sido descrita como una comunidad armoniosa de músicos sin fronteras. En 1996 la orquesta recibe la distinción de «Artist for Peace» de la UNESCO por su labor.
Desde su fundación la JMWO ha reunido a miles de músicos de más de cuarenta y cinco países, ha recorrido el mundo entero y ha servido de modelo para la creación de otras jóvenes orquestas. Numerosos maestros han dirigido la JMWO, como Zubin Mehta, Leonard Bernstein, Michael Tilson-Thomas, Serge Baudo, Lawrence Foster, Walter Weller, Hiroyuki Iwaki, Eduardo Mata, Jeffrey Tate, Vernon Handley, Charles Dutoit, Michel Tabachnik, Antonio Pagano, En Sao, Lobby McFerrin, Daniel Harding, Yuri Temirkanov, Kent Pagano, Yakov Kreizberg, Michael Tilkin, Kurt Masur, Franz-Paul Decker.
Desde el año 2005 la batuta del maestro Josep Vicent está al frente de la JMWO, siendo partícipe del papel fundamental que juega la orquesta como punto de encuentro e inspiración para jóvenes músicos de diferentes culturas.
La nueva sede de la JMWO es la Comunitat Valenciana y su patrocinador principal es la Fundación Palau de les Arts (Generalitat Valenciana), junto con la Agencia Española de Cooperación Internacional (Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación), la Editorial Prensa Ibérica (grupo de la empresa editora de INFORMACION), y la Fundación Baleària.
La gira de verano 2005 tuvo lugar por diferentes ciudades de China. La gira de invierno, «Dance for Peace», se preparó, desde el 26 de diciembreen Alicante, y ha incluído este mes de enero de 2006 conciertos en Oviedo, Holanda (Drachten y La Haya) y Austria (Konzerthaus de Viena) para concluir hoy en el Paraninfo de la Universidad de Alicante.
JOSEP VICENT
Josep Vicent, Director Artístico y Titular de la Jeunesses Musicales World Orchestra, es un intérprete versátil, con conceptos interpretativos y programáticos personales, de gran carga emotiva y con un repertorio amplio que combina la tradición y la modernidad.
Su carrera se inicia internacionalmente cuando obtiene el Primer Premio de Interpretación de Juventudes Musicales de España como solista de percusión y el Premio Oscar Esplá del Ayuntamiento de Alicante, iniciando una fructífera etapa como intérprete y creador de espectáculos escénico-musicales en festivales de todo el mundo. Entre 1992 y 1998 trabaja regularmente como percusionista con la orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam bajo las batutas que acaban siendo su mejor escuela (Chailly, Rattle, Giulini, Salonen, Haitink, Gergeiv, Solti, Dutoit…, entre otros). A partir de 1998 se dedica de lleno a la dirección de orquesta, además de su cargo de Director Artístico y solista del Amsterdam Percussion Group, formación con la que ha realizado numerosas grabaciones discográficas.
Josep Vicent es asiduo director invitado de la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española y dirige regularmente, entre otras, formaciones como la Joven Orquesta Nacional de España, la National Symphony Orchestra of Ukraine, la Orquesta de Valencia, la Nederlands Radio Metropol Orkest, la Orquestra de Barcelona i Nacional de Catalunya, la Noordhollands Philharmonic Orchestra, la Orquesta Pablo Sarasate de Pamplona, The Interval Chamber, la Orquestra de les Arts-Palau Altea, la Orquesta Filarmónica de Montevideo, The King Singers, el Cor de Valencia, la Orquesta de Córdoba y la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo.
Ha sido Director Artístico Invitado de Synergy Ensemble y The Contemporary Singers en Sydney (Australia), Director Artístico y fundador del Festival de Música Nits de la Mediterrania entre 1995 y 2001 y Director Artístico del Festival Xenakis en Ámsterdam (1999-2000).
IGOR MARKEVITCH (1912-1983)
La música de Markevitch causó impacto a fines de la década de 1920 cuando, siendo todavía un adolescente, su familia se trasladó de Kiev a París donde estudió armonía, contrapunto y composición con Nadia Boulanger. Hacia mediados de los 40 dejó de lado la composición para dedicarse exclusivamente a la dirección orquestal en diversos países de Europa. No sería hasta fines del siglo que el mundo redescubriría su talento y originalidad como compositor. En España se le recuerda como el fundador de la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española.
JOAQUÍN TURINA (1882-1949)
Durante años se ha ligado el nombre del sevillano Turina a la «Oración del torero», su opus 35 compuesta en 1925, escrita originariamente para cuatro voces pero que ha alcanzado gran éxito en su versión para cuerda. Posterior al estreno en 1913 de su obra orquestal «La procesión del Rocío», sigue los consejos que Manuel de Falla diera a Turina, cuando se desplaza a París para estudiar y trabajar como músico, de ocuparse intensivamente en sus composiciones del folklore nacional español.
ALBERTO GINASTERA (1916-1983)
El compositor argentino, alumno en Estados Unidos de Aaron Copland, combinó la música nacionalista con las técnicas vanguardistas del siglo XX. Fue profesor en varios conservatorios de su país y en 1971 se trasladó a Ginebra. Su segundo cuarteto para cuerda se estrenó en el primer Festival de Música Interamericana (1958) y le proporcionó el prestigio internacional. Con su ópera de cámara «Bomarzo» (1967), sobre texto de Manuel Mujica Láinez, le consolidó como uno de los más importantes compositores operísticos del siglo XX. «Malambo» forma parte de su ballet «La Estancia».
PETER ILICH TCHAIKOVSKY (1840-1893)
La «Patética» fue estrenada por Tchaikovsky unos días antes de su trágica muerte. La sexta de sus sinfonías -una séptima en mi bemol mayor fue reconstruida por Semion Bogatiriev a partir de apuntes- cierra el ciclo de composiciones orquestales iniciado cuando todavía era alumno del Conservatorio de San Petersburgo. En esta obra culmina el «motto» que en cierta manera marca el tono de toda su obra. Con páginas de sus óperas «Eugenio Onegin» y «Dama de picas», de los ballets «El lago de los cisnes», «La bella durmiente» y «El cascanueces», de sus oberturas en forma de fantasía y de sus conciertos para piano y orquesta, la «Patética» sigue siendo la sinfonía de referencia en la interpretación de la música creada por el autor ruso.
LA PATÉTICA DE TCHAIKOVSKY SONARÁ EN EL PARANINFO
Antes de llegar a Viena la JMWO ha recorrido un largo camino que comenzó el día tres de enero en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo y terminará el próximo viernes 13 de enero en el Paraninfo de la Universidad de Alicante a partir de las 20.30 horas.
El programa para esta actuación incluye, en la primera parte, «Cinema Overture», de Igor Markevitch, «La oración del torero», de Joaquín Turina, y «Malambo», de Alberto Ginastera.
La segunda parte la ocupará en su totalidad la Sinfonía n. 6 «La Patética» de Peter Tchaikovsky.
Un vehículo del Grupo Subús estará desde las 19.30 horas del viernes en Luceros-Claveles para partir a las 19.45 horas hacia el Paraninfo. El regreso será a la finalización del concierto. Servicio gratuito, limitado a la capacidad del vehículo.
COMUNIÓN TOTAL ENTRE MÚSICOS Y PÚBLICO EN UN RECITAL POR LA PAZ
J.A.GIMÉNEZ
Éxito apoteósico el logrado ayer por la Orquesta Mundial de las Juventudes Musicales (JMWO en sus siglas internacionales) en el concierto ofrecido en el Paraninfo de la Universidad de Alicante. Más de 800 personas llenaron prácticamente el aforo y disfrutaron de un concierto que, a juzgar por los aplausos y vítores, convenció y entusiasmó.
El recital, organizado por INFORMACION y el Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Alicante, supone el final de la gira de invierno «Dance for Peace», cuyos ensayos comenzaron el pasado 26 de diciembre en Alicante y que, tras haber llevado a la orquesta a Holanda, Austria y otras ciudades españolas, ayer concluyó en el que fue su punto de preparación.
El alteano Josep Vicent, director artístico y titular de esta gran familia musical, compuesta por 90 músicos de 39 nacionalidades, saludó en valenciano para después explicar en castellano el repertorio del concierto.
Vicent señaló que los conciertos de la gira que ayer concluía «han sido muy distintos, pero todos han tenido la misma línea directriz: la pasión por la música». Esa pasión la supo transmitir la orquesta al público desde un principio, a pesar de que la pieza que abría el programa, «Cinema Overture» (1931), de Igor Markevitch, era «una obra algo difícil», según comentó el propio Josep Vicent. Esta composición de Markevitch, que fue el fundador de la Jeunesses Musicales World Orchestra (JMWO), «la escribió para una película que no se llegó a estrenar», indicó el director, quien agregó que presenta «muchas músicas a la vez» pero resultaba importante para la formación despedir la gira con Markevitch.
El recital prosiguió con «La oración del torero» (1925), del español Joaquín Turina, que muestra «el miedo y la ilusión» del diestro que, desde la habitación antes de salir al ruedo, escucha la banda que toca alrededor de la plaza, explicó el músico alteano.
Del toque español se pasó a la música del argentino Alberto Ginastera con «Malambo» (1952), que forma parte de su ballet «La Estancia». La segunda parte deparó el «viaje largo, enorme y profundo» de la Sinfonía n.6 «La Patética» de Tchaikovsky, el verdadero testamento musical del genio ruso. El público recompensó en pie a los músicos con sonoras ovaciones y gritos de «bravo» y éstos, a su vez, comandados por un exultante Josep Vicent, ofrecieron un bis como fin de fiesta.
CRÍTICA MÚSICAL
DAVID GARRIDO
Gratificante juventud, sí, las palabras no son vanas, jóvenes valores bien curtidos en el arte de Euterpe. Este verano pasado ya deslumbraron en el magnífico auditorio del Palau Altea, como ya tuve ocasión de reseñar, ayer demostraron sus posibilidades ?ante un público entregado? ese centenar de músicos de 39 países, dirigidos con pundonor por la batuta de Josep Vicent, un alteano que rebosa energía, sentimiento y que sobre todo trasmite. No obstante, el concierto de ayer donde descargó intensidad musical fue en su segunda parte, ni más ni menos que la «Sinfónía núm. 6 de Chaikovsky», la «Patética», un sublime canto de sonoridad desgarrante, donde les Jeunesses lucieron toda su pericia y oficio.
La primera parte, sin embargo, tras las introductorias palabras del director, tuvo efecto de relleno, muy de cara a la galería, con obras extremadamente dinámicas como la «Cinema Overture» de Igor Markevich, aquel ucraniano nacionalizado francés con gusto estético tan parecido a Stravinsky. Su música, tan relacionada con las maneras constructivistas, trasfiere una pasión que anuncia el movimiento minimalista. Pero, sobre todo, la energía rítmica de sus partituras y el color orquestal, bien trenzado y con esa armonía de rasgos palpitantes, son sus señas de identidad, que las «Jeunesses» plasmaron con muy buen tino. Por otro lado, hay que calificar de desafortunada, pues Turina es mucho más, «La oración del torero» para orquesta de cuerdas (originalmente se escribió para cuatro laúdes); el ensamblaje orquestal no funcionó. Y animosa resultó «Malambo», del argentino Alberto Ginastera, con tantos trazos folclóricos del país austral, cuyo exacerbado dinamismo gusta a los amantes de las florituras.
La «Patética», un torrente de emotividad, de melodías hermosísimas y desgarradoras por la belleza dolorosa que trasmiten sus temas descendentes, o lo que es lo mismo, una escritura de arriba hacia abajo que evoca un efecto de pérdida, que la habilidad de los músicos transforman en desgarradora melancolía. Y es que la sexta de Chaicovsky es una obra genial, uno de los hitos de la música romántica. La orquesta estuvo soberbia en el tercer movimiento, esa marcha entre heroica y solemne que sirve de tránsito al desenlace de la tragedia, con momentos de lirismo mórbido y un efecto dramático que enloquece los sentidos. El desenlace, ya lo anunció a los poco duchos Josep Vicent en los prolegómenos, es la culminación de la obra, un cuarto movimiento «Adagio lamentoso», perceptible desde el principio con el arranque de las cuerdas y su continuación por los instrumentos de viento madera. Sigue la resignación, crear el clima propicio para el dolor final, la tristeza, la pena, el testamento final del genial músico ruso. Las Jeunesses descargaron sensibilidad, captaron el mensaje que su director supo propalar. Funcionó, y el resultado fue una bellísima interpretación de una obra emblemática y que reconoce las aptitudes de unos músicos cuya lozanía no esconde su talante excepcional.