INTERVIENE:
Esther LÓPEZ BAEZA. Psicóloga de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer de Alicante
PRESENTA:
AMPARO OLIVER. CHARLA SOBRE LOS CUIDADOS A AFECTADOS POR ALZHEIMER
La Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer de Alicante (AFA Alicante) ha organizado para hoy una charla-coloquio en el Club INFORMACION con motivo del Día Mundial del Alzheimer que se conmemora el domingo. El acto en el que la psicóloga de la asociación, Esther López Baeza, ofrecerá una conferencia titulada «Cuidarse para cuidar» será presentado por su presidenta Amparo Oliver y comenzará a las 20 horas en la sede del Club, en la avenida del Doctor Rico 17. La entrada es libre, limitada al aforo del local.
Cerca de 24 millones de personas sufren en todo el mundo alzheimer y entre 500.000 y 600.000 viven en España. Los especialistas calculan que se duplicarán en los próximos veinte años si no se logran avances significativos. Estos datos sobre su impacto se multiplican si en ellos se incluye a los familiares y allegados de las personas que lo padecen.
EL CUIDADOR NECESITA CUIDARSE
J. M. P.
Existe un aspecto no suficientemente conocido pero que es imprescindible a la hora de abordar la enfermedad de Alzheimer y comprender la incidencia social de esta patología: el papel del cuidador del enfermo y los efectos, muchas veces devastadores, que inciden sobre estas personas por dedicarse a cuidar a un familiar diagnosticado con esta enfermedad neurodegenerativa.
«Cuidarse para cuidar» es el título de la conferencia que con motivo de la celebración, mañana domingo, del día Mundial del Alzheimer, pronunció en el Club INFORMACION Esther López Baeza, psicóloga de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer, que fue presentada por Amparo Oliver, presidenta de esta asociación en Alicante. «Realmente, cuando se realiza el diagnóstico de Alzheimer, no se trata sólo de un afectado sino de toda su familia», señaló la psicóloga. Un dato significativo es que a la hora de contabilizar los afectados por esta enfermedad en España se apunta la cifra de 3,5 millones de personas, 800.000 de ellas por estar directamente aquejadas, y el resto, conviviendo a diario con sus consecuencias como familiares y cuidadores.
Según Esther López «la enfermedad de Alzheimer supone una sobrecarga tanto física como psicológica, así como una dedicación exclusiva que implica la perdida de las fuentes de ingreso (abandono del trabajo para dedicarse al familiar) o la dedicación de los recursos económicos (medicación, material para adaptar el domicilio, centro de día, residencia, auxiliar a domicilio…)». Se trata de un proceso largo en el
que aparecen diferencias interindividuales tanto en el enfermo como en el cuidador. «Se deben tomar muchas decisiones a lo largo del camino, y es importante la adaptación a los cambios debido a que en cada estadio de la enfermedad las necesidades van cambiando». Todo esto supone al cuidador principal una dificultad enorme para conciliar su vida personal junto con los cuidados. «En este largo camino es esencial que el cuidador de un enfermo de Alzheimer se enfrente al día día con coraje y optimismo».
Por este motivo, señaló, desde la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer de Alicante se trabaja no sólo con los enfermos sino también con los cuidadores. Se realizan sesiones de terapia individuales o reuniones de un grupo de apoyo, donde los familiares aprovechan para contarse los problemas diarios y cómo los van superando con sus estrategias y la experiencia acumulada.
«En definitiva, la gran responsabilidad de cuidar, conlleva que los cuidadores se exigen demasiado y olvidan sus necesidades». El organismo del cuidador detecta esto y aparecen los «mecanismos de alarma» que le indican que está siendo superado por alguna situación y que es el momento de cuidarse mejor.
Algunas de la señales de alarma apuntadas por Esther López que deben alertar a los cuidadores son: problemas de sueño, pérdida de energía, problemas de memoria, irritabilidad, aislamiento, cambios de humor, problemas físicos, problemas de apetito, dar demasiada importancia a pequeños detalles o perder interés por actividades que antes sí les interesaba.
Reaccionar a tiempo
Ante la aparición de las señales anteriores el cuidador debe darse cuenta de que es importante cambiar, cuidarse más y mejor. «Para que se produzca este cambio debe poner límites al cuidado y una de las formas de conseguirlo es pidiendo ayuda, tanto a familiares como públicas (instituciones, asociaciones,…)».
Entre las recomendaciones dadas a los cuidadores están: la de dormir suficientemente, hacer ejercicio con regularidad, evitar el aislamiento, salir de casa, seguir manteniendo relaciones sociales, mantener aficiones e intereses, descansar y organizarse el tiempo.