DATOS DEL EVENTO

  • EMPIEZA
    28-11-2008
  • TERMINA
    01-01-1970

EL LÚCIDO MILAGRO DEL REBUSCO
ÁNGELES CÁCERES

Casi a la par con el nacimiento del milenio, Arcadi se inició en un insólito peregrinaje por todos los contenedores del contorno rebuscando puertas y ventanas viejas, tablones de desecho, maderas de origen desconocido que llevaban incrustadas en sus vetas mil historias ocultas. Con sus recias manos de labrador del barro se afanó en acariciar con ternura los cadáveres secos de árbol, para incitarlos a la resurrección. Y los fue plantando en su bancal a cielo raso para que el sol, y el viento, y la escarcha y la lluvia y las estrellas pudieran, día a día y noche a noche, traspasar su coraza y modelar su alma. Tal que hace la vida con los hombres. Y así nació El Aprisco, metáfora tremenda de la prisión humana. Metáfora de Arcadi. Y de todos nosotros.

Al lado de un café o de un vaso de vino, en la mesa de la cocina o frente a la chimenea encendida del salón, y sobre todo fuera de la casa, pisando la tierra tierna y palpando los elementos vivos de la obra, hemos visto gestarse, nacer y crecer el lúcido milagro con que Arcadi Blasco, desde la soledad henchida y fértil de su Nova Bonalba, expande las fronteras de su mensaje, siempre doloroso, hermosísimo siempre, destilación perfecta de su sabiduría vieja y elemental.
El Aprisco es corral protector, para sentirse a gusto en el rebaño en el que nos nacieron sin pedirlo. Y es cárcel engañosa y perversa, que al abrigo de la seguridad de un amo, o de mil, engaña al hombre haciéndole creer que en el centro del corral está todo: la verdad, la vida, la familia, el amor, la felicidad, el éxito, el dinero, la fama. Pero el amo, o los mil amos, se cuidan mucho de decir que lo que queda irremediablemente fuera de los límites del corral es lo más importante, seguramente lo único importante: la libertad.
El Aprisco, por fuera, está meticulosamente trabajado, embellecido, adornado. El Arte, una vez más, consiente en ocultar los defectos del mal, cumple con sus funciones de celestina abyecta, prostituye la esencia para halagar y servir al poder. Pero, dentro, el Aprisco mantiene la desnudez terrible de la verdad del hombre. Sus atávicos miedos, su pavor al vacío de la muerte, sus servidumbres míseras, sus cobardías profundas. En sus cimientos subyacen las ruedas de molino para comulgar, los forats de fang, tan útiles para suicidarse por asfixia como para volar a los espacios infinitos, el garrote vil que nos atenazará el cuello hasta el mismo borde del ataúd, porque el asesinato es un sacramento que ningún papa puede dispensar. Dentro de él, por debajo de la yerba salvaje que crece a su antojo junto a las maderas, clavadas en el suelo como cruces sin cristo en un monte calvario de desencantos y desolaciones, bulle la arcilla, cruje el hierro, tiemblan los huesos. Dentro de él está Arcadi. Y estamos todos con él.
Y es El Aprisco una obra inconclusa, todavía. Y siempre. Porque avisa Arcadi de que no estará terminado nunca, nunca clavará el último tablón, nunca rematará la obra. Afortunadamente. Porque, inconcluso, el Aprisco está abierto. Y por ese resquicio de la cárcel del hombre aún es posible huir, escabullirse, escapar de la angustia. Seguir alimentando el hilillo sutil, frágil y endeble, que nos maniene unidos a la utopía de la libertad.


ARCADI BLASCO – PINTOR Y CERAMISTA


ÁNGELES CÁCERES

ARCADI: COHERENCIA, COMPROMISO, HONRADEZ Y LIBERTAD
Nació de pie en Mutxamel un día que había teatro, sin médico ni comadrona: lo sacaron como pudieron su padre y una tía. Hijo de sastre y bordadora, nieto y biznieto de agricultores, predestinado a acariciar la tierra. No tiene ordenador, pero en Internet se le cita 52.800 veces. No lleva la cuenta de sus premios, «el de Bellas Artes de la Generalitat, el Maissonnave de la UA, la medalla de oro de Manises, uno en Italia al paisaje italiano visto por artistas extranjeros, la Aguja de Oro del Ayuntamiento de Mutxamel? y sé que hay más, pero ahora mismo no caigo», dice; él es así. También dice que no es menester citar los puestos que ha ocupado ni lo que ha hecho, que lo puede buscar quien le interese. Sí cita haber sido subcampeón de sable, campeón de esgrima «y organista del Seminario de Orihuela».
Ha expuesto en medio mundo y en medio mundo tiene obra museística. Ha viajado mucho, se ha comprometido hasta el dolor, ha amado con alma y cuerpo y sigue trabajando con pasión. Vive solo y libre en su campo, ahora sin perro «porque lo paso muy mal cuando se me mueren». El día 16 cumple 80 años. Tan vivos como si fueran 20.


ENTREVISTA

¿Cumple los 80 lúcido, libre y sin claudicar, ¿cómo se siente, Arcadi?
Un poco asustado. Es una cifra redonda, probablemente el principio de mi última década. O no. Me voy a Madrid porque el 19 mi hija cumple 50, que también asusta. A lo mejor digo tonterías como todos los viejos y no me entero, pero creo que no: todavía discurro, cultivo el pensamiento, leo dos horas mínimo cada día, hora y media de ejercicio, cinco en el taller, toco el piano y cuido mi tierra hasta donde me permiten las fuerzas. El año pasado aún podé los olivos, pero ya me va dando miedo subirme a una escalera estando aquí yo solo. Varios amigos ya se han roto huesos, José Luis Borau sin ir más lejos, la cadera. Así que este año he plantado habas con mis nietos, que han participado en el proceso de remojarlas antes, hacer el caballón, echar estiércol?

El proceso de la vida. Desde su habitual coherencia, ¿cree que en su tierra le han tratado bien?
En general no estoy descontento. Sin exagerar. He tenido contratiempos, me han menospreciado, las relaciones no han sido fáciles con los jerarcas. Hay un neofranquismo con la bendición del clero que no soporta perder el poder que tuvo, el triunvirato formado al morir Franco era de un militar, un civil y un obispo. Tiene mucho poder porque tiene muchísimo dinero e influencias por todo el mundo. Quien tiene la información tiene el poder, y el Vaticano tiene un espía en cada pueblo: el cura. La información que maneja la Iglesia no la tiene ni la KGB, ni la CIA ni nadie. Pero hay algo crucial: cuando científicos, investigadores, artistas, músicos, literatos, filósofos, se apartan, ese cuerpo está muerto. La Iglesia hace mucho tiempo que a su lado sólo tiene mediocres de tercera o cuarta fila, como ese Argüello que está decorando la catedral de Madrid, un pastiche horroroso, con la bendición de Rouco. Están haciendo muchísimo daño, pero como decía el sobrino (que sería hijo) de un antiguo Papa, «la sociedad quiere ser engañada, engañémosla».

Y no saquemos a relucir memorias históricas tapadas, por si acaso.
El vencedor en principio vence porque ha matado más, y después tiene las represalias: desposee y despoja al vencido. La memoria histórica pone en solfa todos los cánticos triunfales: Franco era un ridículo, estúpido e inculto traidor a la patria que juró defender, y estuvo matando hasta dos meses antes de morir. Era un traidor y los que estuvieron con él, incluido el señor Fraga, son criminales de guerra que deberían haber sido juzgados en Nuremberg. Detrás de las declaraciones patrióticas lo que hay es dinero; en la Iglesia, igual. No quieren que se sepan los episodios que no les favorecen.

¿Por eso no dejan hacer el Memorial del Campo de los Almendros?
Sufragado por el Gobierno central. Sí. Ni otro en el Puerto para recordar el drama del Stanbrook. Es una vergüenza. Más: es una ignominia.

¿Cómo es su vida ahora, Arcadi?
Serena. Aparte de lo que ya te he dicho voy al cine alguna vez, veo amigos, los jueves paso el día en el C.P. Manuel Antón de Mutxamel (soy profesor honorario), como con los profesores, juego al dominó y trabajo con las niñas y los niños insistiendo en la actividad plástica como trabajo colectivo, para desindividualizar ese egoísmo que se fomenta tanto. Yo pienso que la colectividad es más importante que el yo. Y estoy convencido de que toda enseñanza debe tener como base el aprendizaje de las manualidades y del arte: saber mirar un cuadro, escuchar una música, leer un libro?

Los críos le adorarán, seguro.
Sí, y yo a ellos; es tan bonito el milagro de su despertar a la vida, verlos tan ansiosos de saber y conocer.

Ha dado clases muchas veces.
Siempre he tenido un ramalazo pedagógico. El arte ayuda a pensar, tienes que comparar tamaños, colores, luces, sombras, intensidades; la música igual, y la literatura.

¿Por eso se teme a los artistas?
¡Claro! Aunque en cierta manera nos hemos vendido porque tenemos que comer; hoy el arte, como todo, está en manos del capitalismo, las galerías y los santones dirigen el cotarro. Fabricamos objetos vendibles, que se prestan a camuflar dinero negro. La meta es ganar más que el vecino, tener más dinero en vez de más cultura. Por eso vemos tantos adefesios horteras.

Y tanta gente que odia su trabajo.
Porque la orientaron a lo que tuviera más salidas, no a lo que amaran.

¿Trabaja aún porque lo ama?
Por puro placer de amasar barro, preparar el horno, dibujar, pintar.. Pero también tengo que vender porque la jubilación no me alcanza.

Pues el poder público ya no le compra mucha obra que digamos.
Es que no va acompañado el poder político con la cultura sino todo lo contrario, si me apuras. Tienen otras metas. Ponen esculturas porque hay que ponerlas, pero tampoco es que tengan mucho criterio. Mi escultura de Campello, hecha para estar en el mar, está fuera, y los chavales tiran al blanco con ella.

Duele ver su obra pintarrajeada. Y que piezas como el garrote vil estén en Manises en vez de estar aquí.
Allí me valoran y me tratan bien, hasta me han dado una medalla.

¿Cómo ve España ahora mismo?
No hay una oferta clara por parte de ningún partido. Para mí las mejores las hace IU, pero ya sabemos que no alcanzará el poder; el PSOE hace unas cosas bien y otras no, y el PP son el tardofranquismo vergonzante, aunque haya gente de buena fe. La manifestación de Madrid ha sido un bochorno, Llamazares propuso organizar una en la Plaza de San Pedro en favor de las bodas homosexuales, para compensar. En fin.

¿Y el Valle de los Caídos?
Está claro: volarlo. Además, les saldría muy rentable vendiéndolo a cachitos como el Muro de Berlín.

Usted fue seminarista en Orihuela como otros rojos de pro, qué cosas.
Tres cursos. Pero no era beato ni he ayudado a misa nunca, tenía la plaza de organista con 15 años; a ellos les interesaba y a mí también, no tenía que pagar y comía gratis; poco, pasábamos hambre. Y bueno, cuando conoces un poquito por dentro las miserias, las envidias, las zancadillas, no te gusta. La música me atrapó y me sacó del misticismo.

¿Y cuándo le atrapó el barro? Porque lo que estudió fue pintura.
Sí. Terminé en el 53, y en Roma conocí al ceramista y ceramólogo Nino Caruso, estuve en su taller y vi las posibilidades que tenía lo que yo hacía con la técnica de la cerámica. Luego Fidel García Berlanga, el hermano de Luis, me invitó al parador de San José que abrió en Cuenca en la casa del yerno de Velázquez. Venían González Ruano, muy fascista pero muy simpático, Antonio Saura, Albalat, Tono el de La Codorniz, Martínez Novillo? en fin, gente para hacer bulto y promocionar aquéllo. A veces acudía Pedro Mercedes, un alfarero muy válido, fui a su taller y me atrapó. Los alfares tienen un misterio, un mensaje: el olor del barro, la leña quemada, los hornos. Pinté unos paisajes para cumplir y me dediqué a hacer cacharros, él me enseñó el torno y yo a decorarlos. Le entusiasmó la técnica etrusca, gracias a ella le dieron la medalla de Artesanía, crió fama y le imitaron muchísimo. Me siento orgulloso de haber aportado mi granito de arena a la cerámica popular.

¿Se siente escultor?
No. El volumen me llegó por el vacío del cántaro, lo que yo hago es escultura porque envuelve un espacio, eso lo explicó muy bien Manuel Vicent en el Palacio de Cristal. Mis «Arquitecturas para defenderse del miedo» en realidad son tinajas. No me gustan los «brillores», trabajo en mate sacándole todo el partido posible a la materia prima, el barro.

Compromiso político: cuénteme.
Ya en el Seminario estuve en contra de lo establecido. Franco nunca me cayó bien, ni los militares en general. Era muy amigo de muchos rojos pero el compromiso fue tardío; me casé a los 28 y me asusté mucho porque en los tres primeros años tuve tres hijos, y otro después. Hacia el 63 nos cambiamos de casa cerca de la Dehesa de la Villa donde vivían Paco Brines, Fernando Quiñones y Caballero Bonald, por él me vino la concienciación; discutíamos, hablábamos, en las tertulias Pepe Meneses nos cantaba cosas; las letras se las escribía Paco Moreno Galván, pintor y flamencólogo, que su hermano José María era crítico de arte. Fui abriéndome a una serie de lecturas y ya no era sólo un sentimiento anti sino pro, declaradamente hacia la izquierda. Los contactos personales me vinieron por medio de Margarita Mayoral, que era del FRAP, y por unos cursos de marxismo a los que iban Caballero, Genovés, Zamorano? Había vigilantes para avisar si veían policías, y recuerdo uno en la Universitaria con 200 personas o más, y Juan Antonio Bardem con una cámara proyectando Calle Mayor por si entraban. Allí conocí a Cristina Almeida, la gente se puso nerviosa porque habían visto dos «yogurteras» y ella se subió a una silla: ¡camaradas, a sentarse y a seguir, aquí no pasa nada!

Pero cuando pasaba, pasaba.
Claro, en el referéndum del 66 caí por primera vez y me interrogó el comisario Conesa; eso me provocó una pieza con la parte izquierda encadenada y la derecha libre con votos del sí, que está en el museo Carlos Vasile de La Coruña. Luego me detuvieron dos veces más y a José María Moreno Galván catorce o quince, en una de ellas organicé yo una encerrona en el Museo del Prado para sacarlo. Allí detuvieron a Eusebio Sempere, que lo que peor le sentó fue que le desnudaran.

En una doble cabe poco y nos falta hablar de amor. Cuatro hijos, seis nietos, un matrimonio roto. Y Mary Carmen, que todavía sobrevuela cada rincón de esta casa suya.
La casa la construí en el 65 sobre una barraca de la familia, veníamos en vacaciones, nos levantábamos tempranito con los hijos a coger almendra, y luego a la playa. Hasta el año 86, que me separé y ya me vine con Mary Carmen. Había sido alumna mía en Canarias y fue una especie de amor tardío, yo tenía 58 años y ella 40. Viví con ella diez años muy bonitos, era muy vital y lo pasábamos muy bien juntos.

Llegaron a tener cinco perros y cuatro gatos a la vez, mamando todos de la perra. Y una noche, cenando en la cocina, nos pusimos a hablar de brujas y se nos olvidó la ensalada en la encimera, ¿se acuerda?
Sí, a ella le gustaba la astrología, lo esotérico y todo eso. Era como un pajarito que le habían cortado un poco las alas, se fue a Altea y nos veíamos cada semana; pero ya no éramos pareja. Estuvo en Londres estudiando inglés, luego se fue a Nueva York, me llamó y fui (aún no estaba allí mi hijo Isidro), y más tarde volvió a Altea. Un mes antes de morir estuve desayunando con ella y llevándole unos libros y no me dijo nada de su enfermedad, aunque yo lo sabía por Pepe Azorín.

Lo sé. Algo se rompió en usted cuando se fue.
Me quedé casi definitivamente solo. Me he ido encontrando conmigo mismo, y estoy: la vida es esto. Después de la operación de cataratas no conduzco de noche, así que no voy a inauguraciones y me relaciono menos. He compartimentado mi tiempo, hago muchas cosas y me quedan muchas más. Me acepto, cosa que me ha costado. Vienen mis hijos, mis nietos, disfruto con ellos, se van. Y sigo trabajando.

En cosas como El Aprisco, que es genial; lo sabe, ¿verdad?
Es lo que yo pretendía: un poco agresivo, irónico. Lo trabajé en el bancal varios años, se le subieron caracoles y los dejé. El aprisco es la vida. Nos meten en un corral lleno de consignas: «yo amo mi aprisco». Fuera le he añadido un simulacro de exposición implicando a la cultura. La gente cree que por dentro es igual, pero sólo es para embellecer la explotación. Que en realidad es para lo que sirve el arte, claro. Es el gran contrasentido, pero es así.


EL AÑO DE ARCADI BLASCO
EMILIO SOLER

El artista mutxamelero, por si no lo sabían, nació de pie hace casi ochenta y un años. El difícil parto estuvo a punto de dejarle impedido de sus brazos ya que resultaron rotos en el acontecimiento. Merced a los cuidados recibidos, las extremidades volvieron a su buen estado original y Arcadi, mucho tiempo después, pudo utilizarlas sabiamente en sus trabajos cerámicos. Y, también, para interpretar a Mozart y Beethoven al piano, uno de sus hobbies favoritos y con el que, de tanto en tanto, alegra la tarde a sus amigos.
Arcadi, buen aficionado al cine, guarda entre sus preferencias una espléndida película de William Wyler, «Los mejores años de nuestra vida». Por si no la recuerdan, trata del regreso de tres soldados en la Guerra Mundial a sus hogares. Aunque al principio todo son homenajes y sonrisas, bien pronto la gente se olvida de ellos y de sus circunstancias. El film, de un director norteamericano, judío nacido en Alemania y que estudió violín en París, fue aclamado por la crítica del momento y recibió siete oscars.
Como en el cine, este 2008 puede ser, también, uno de los mejores años en la vida del artista de Bonalba. Han sido los meses en que ha redondeado su idea del «Aprisco», un cercado provisional que hacen los pastores para el ganado y que Arcadi ha transformado en un redil donde se guarece permanentemente el hombre actual, el que se considera en el centro del universo sin percatarse que está encerrado por sus propias limitaciones, las que nunca podrá saltar. Múltiples leyendas en todos los idiomas recuerdan las palabras que sonsonean los allí cercados, los radicales nacionalistas, los religiosos a ultranza, los neo-cons, los intolerantes: Yo amo mi aprisco, tú amas tu aprisco, él ama su aprisco?
Este cercado formará parte de la Antológica que para el próximo miércoles se inaugura en el Museo de la Universidad de Alicante dirigido por Mauro Hernández. La muestra, sabiamente coordinada por Mateo y Piqueras y en la que colabora la CAM, nos traerá la obra de antes y de ahora de un artista genial que, como los protagonistas del film de Wyler, a veces, cuando la morriña de su soledad en Bonalba le invade, se considera un poco en fuera de juego y echa de menos la vida intensa en sus Madriles de antaño.
Dos días después, el viernes de la siguiente semana, el Club INFORMACION, atento a nuestra vida cultural, abrirá una exposición con los dibujos y grabados que durante este año ha preparado el artista sobre los apriscos. Por si faltara algo, se aprovechará la clausura en el MUA para presentar unas conversaciones de Pere Miquel Campos con Arcadi, que prometen jugosas revelaciones sobre su carácter y personalidad.
Este pasado verano, el artista marchó a Chile recogiendo una invitación personal de Michelle Bachelet, presidenta del país. Allí le aguardaba una grata sorpresa: no sólo estuvo presente en la reinauguración del Museo Internacional de la Resistencia Salvador Allende en la plaza frente al Palacio de la Moneda, abarrotada por una ingente multitud, sino que una de sus obras, perteneciente a la «Arquitectura del miedo», se mostraba entre las piezas seleccionadas para figurar en forma permanente junto a las de Antonio Saura, Antoni Tàpies, Joan Miró, Chillida, Millares, Andreu Alfaro, Manolo Valdés o Eusebio Sempere. En el acto estuvo presente, aunque con una salud muy mermada, la viuda de Allende, Hortensia Bussi. Al día siguiente, el artista alicantino fue invitado a tomar el té en el domicilio particular de Isabel Allende, hija del presidente y diputada en el Congreso chileno. Y es que Arcadi tuvo mucho que ver con la solidaridad artística internacional hacia el régimen de Salvador Allende. Él, como presidente de la Asociación de Artistas Plásticos de España, recibió con entusiasmo la idea de Moreno Galván y de inmediato los principales artistas del mundo comenzaron a donar una pieza para la ocasión. Arcadi recuerda con amargura que cuando llegaron a Santiago parte de esas obras ya se había producido el golpe de Pinochet y, como por ensalmo, muchas de ellas desaparecieron: destruidas por la barbarie o en las mansiones de la oligarquía?
En este año inolvidable, Arcadi ha inaugurado exposiciones en Madrid y Cataluña, dado conferencias e impartido cursos. Por ejemplo, en el Pazo de Cultura de Pontevedra, junto a la ceramista griega Teodora Chorafras. Allí, además, recordó viejos tiempos con su amigo Isaac Díaz Pardo, alma máter de la fábrica de porcelana en Sargadelos. Pero lo que de verdad sigue entusiasmando al artista mutxamelero son sus clases de los jueves a los chavales y chavalas del colegio Manuel Antón, en su pueblo. Una vez a la semana, Arcadi comparte arroz con los profes del centro, se echa una partida de dominó mientras se debate sobre lo divino (menos) y lo humano (más) y, a las tres en punto de la tarde, a trabajar con los más jóvenes. Les desvela los secretos de la cerámica y de la importancia del barro, sobre su conexión cultural con la historia y costumbres de las civilizaciones. Conjuga realización de mural, «Los Músicos» de Picasso, por ejemplo, con la enseñanza de que sin la cerámica el hombre no hubiera podido volver del espacio: Cuando la nave entra en la atmósfera terrestre, les explica, se produce una fricción de más de 2.000º, una temperatura que ningún metal aguanta sin fundirse. Tan sólo, insiste, la cerámica manipulada, con carburo de silicio y titanio como base, puede resistir.
En este año que languidece, Arcadi Blasco ha recibido y recibirá muchas alegrías, todas ellas la mar de justas, pero, seguro estoy, su mayor satisfacción será la de haber obtenido un título bien merecido: profesor honorario del colegio público Manuel Antón de Mutxamel. Lo dicho, este hombre nació de pie.


UNA VENTANA ABIERTA AL MUNDO DE ARCADIO BLASCO

«Arcadio Blasco, narrador de objetos» es el título de la primera muestra antológica que se realiza sobre la obra del autor mutxamelero y que se podrá ver en el Museo de la Universidad de Alicante (MUA) a partir de mañana miércoles. Con esta exposición, organizada por la Universidad de Alicante con el apoyo de Caja Mediterráneo, se dan por concluidas las obras de restauración del museo universitario y se inaugura el cubo central, que alberga la Sala 365, la más amplia del conjunto museístico.
La exposición, compuesta por más de un centenar de piezas, se inaugurará oficialmente a las 20,15 horas con la presencia, entre otras autoridades, del rector de la UA, Ignacio Jiménez Raneda; el presidente de CAM, Vicente Sala; y el propio autor. Comisariada por José Piqueras y Carlos Mateo, «la muestra invita a entrar en el mundo de Arcadio a través de su dilatada trayectoria como pintor, ceramista y escultor de amplios registros, a la vez que ciudadano que ha vivido con intensidad el papel, no siempre cómodo, de testigo comprometido con el devenir histórico».
La exposición recoge más de medio siglo de incesante actividad, desde los años de formación en las Escuelas de Bellas Artes de Madrid y Valencia (1949-53) hasta sus últimas series, como la del «Aprisco» y los dibujos que la desarrollan (2003-08). Para hacerla posible, se han reunido obras de colecciones tanto públicas como privadas, así como una parte importante de creaciones que pertenecen a la colección personal del autor y que nunca antes habían sido expuestas. Entre las obras que se podrán, ver destacan piezas llegadas del Museo Reina Sofía, del de Cerámica de Manises, del de Arte Contemporáneo de Alicante, de la Diputación y del Ayuntamiento de Alicante, del Ayuntamiento y del Museo de Elche, así como de otras
colecciones. La muestra se completa con un vídeo documental realizado por el Taller de Imagen de la Universidad de Alicante en el que se recoge gran parte de la obra pública realizada por el artista, desde esculturas hasta las incontables vidrieras realizadas en los años cincuenta y sesenta en iglesias y edificios civiles de todo el país. Además, destaca que, por primera vez, se exhiben muchos de los bocetos y maquetas previos a estos trabajos.
Para el propio autor, esta muestra antológica «es todo un honor», pero afirma sentir «un poco de vértigo e incluso me asusta pensar que se va a ver reunida la obra realizada en 60 años de experiencia artística», ya que «uno lo va haciendo poco a poco, expresando sus sentimientos, investigando técnicas, haciendo pruebas y, ahora, verlo todo junto… Espero que la acogida sea buena». Según José Piqueras, «hay que dejarse llevar, siguiendo un orden cronológico, partiendo de la obra iniciática y menos conocida, síntesis de clasicismo y modernidad fruto de su estancia en la Academia de España en Roma (1953-54) o acompañarle en la temprana decisión de arriesgarse en la abstracción (1955-56), con obras que no han perdido ni un punto de
su frescura y vitalidad. Por un momento, podemos seguir el gesto de su pincelada, derramando con decisión óxidos y pigmentos sobre las plaquetas de arcilla de sus “Cuadros cerámicos” (1956-64), y asistir a la génesis de unas obras que atestiguan el papel pionero de Arcadio Blasco dentro de la joven vanguardia abstracta española, vivida desde Madrid y con amplia repercusión internacional».

Un referente
El comisario de la muestra considera que una de las bazas más fuertes que va a aportar esta antológica es la edición de un catálogo-libro con más de 240 páginas, en el que, además de artículos sobre la obra de Arcadio Blasco, se aporta la bibliografía actualizada y la relación completa de sus obras, principalmente pública. El catálogo se presenta siguiendo las distintas etapas creativas del autor, desde los dibujos de aprendizaje hasta su consagración definitiva.
Lo más innovador de esta muestra antológica «es la visión globalizada de Arcadio, que va desde sus primeros dibujos de compañeros de la mili, pasando por su consagración en las vanguardias europeos y terminando con su último trabajo, el Aprisco”, explica Piqueras, por lo que el catálogo que sale de esta exposición va a ser todo un referente cuando se quiera hablar de la obra de Blasco. La muestra podrá visitarse en la Sala 365 del MUA hasta el próximo 28 de febrero.


RECORRIDO EN ESPIRAL
SERGIO ILLESCAS

Estoy ya harto de Arcadio Blasco», declaraba ayer el artista (Mutxamel, 1928) durante la afanosa y frenética puesta a punto de la gran y primera antológica que inauguró en la sala 365 del Museo de la Universidad de Alicante sobre su obra. Y es que, organizar toda tu vida y presentársela de golpe y porrazo a la gente debe ser complicado, y sumando a eso los reencuentros con piezas que ya casi no recordabas o que tanto empeño pusistes por crear. No obstante, tras ese carácter cascarrabias, quizá parecido a esos «Muros para protegerse del miedo» que creó entre los setenta y ochenta, se esconde bastante orgullo, que se deja entrever cuando se detiene ante las más de cien piezas que recoge esta exposición, organizada por la Universidad de Alicante con el apoyo de Caja Mediterráneo.

Primeros pasos
En el primero de un total de 20 apartados que componen esta exposición, Arcadio Blasco se detiene en dos dibujos en los que retrataba a sus amigos de mili. «Se me iba la mano sobre el papel», señala sonriente quitándoles importancia. Según José Piqueras, uno de los comisarios de esta exposición, el conjunto de obras recoge grandes piezas de la trayectoria de Arcadio pero también algunas aparentemente insignificantes que te ayudan a entender su vida y su trabajo. Como los cuadros paisajísticos que le siguen a estos dibujos, que realizó durante su estancia en la escuela de verano de El Paular (Segovia). «Allí, pintando, conocí a la que sería mi mujer, y a otros artistas como Joaquín Michavila», dice. El siguiente apartado tiene que ver con el tiempo que pasó en la Academia de España en Roma, en la que conoció a Nilo Carusso, que supuso su primer gran contacto con la cerámica. «Aparte de aprender, también había que comer, así que pintaba folclóricas y cuadros de toros para los turistas», señala con ironía.

Camino a la tridimensión
Recuerda Arcadio Blasco que uno de los aspectos que más potenció su trabajo sobre los cuadros cerámicos fue el encargo que le hizo el arquitecto Luis Feduchi, al que conocía por ser amigo de sus hijos. «Nos dejó a mí y a otro compañero una nave en Ciudad Universitaria enorme, donde podíamos trabajar con este material. Al final se paralizó la obra para la que nos contrató, pero no nos quitaron el espacio, así que seguimos allí». Tras los cuadros cerámicos, en las etapas siguientes de Blasco, llegaron las instalaciones y los monumentos, «ya que las obras, como las personas, te van pidiendo crecer». Uno de sus últimos escarceos artísticos es el Aprisco, una metáfora anárquica sobre las corralas sociales que tratan de atraparnos. Mañana, en el Club INFORMACION, inaugura una muestra sobre dibujos de estas obras.


EL APRISCO EN DOS DIMENSIONES

Arcadio Blasco inaugura hoy en el Club INFORMACION la exposición «Valls y Fronteras» a las 20 horas. El artista de Mutxamel presenta 33 dibujos en los que interpreta desde diferentes perspectivas el Aprisco, una de las obras en la que más se está cenpieza, que ha construido a base de restos que ha encontrado en contenedores, es una metáfora tremenda sobre la prisión humana. Blasco lleva a la bidimensión esta obra, tanto a través de cuadros en color como en blanco y negro. También expondrá algunos fragmentos del Aprisco. Se podrá ver hasta el 4 de enero.


REFUGIO HUMANO

El Aprisco es un corral protector, para sentirse a gusto en el rebaño en el que nos nacieron sin pedirlo. Y es cárcel engañosa y perversa, que al abrigo del amo, o de mil, engaña al hombre haciéndole creer que en el centro del corral está todo». Así define con palabras la periodista y escritora Ángeles Cáceres la obra social sobre la gira la exposición de su amigo Arcadio Blasco, que se inauguró en el Club INFORMACION bajo el título «Vallas y fronteras». Sobre esta instalación, compuesta de restos que el artista de Mutcamel ha ido recogiendo de los contenedores durante años, ha realizado más de treinta dibujos, en diferentes colores, que ahora lleva a las paredes de la sala de exposiciones del Club, y que permanecerán allí hasta el 43 de enero junto a algunos fragmentos del Aprisco. En esta muestra colaboran el vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Alicantey la CAM Obras Sociales. De alguna manera, está ligada a la primera antológica sobre Arcadio Blasco que se inauguró el pasado miércoles en el Museo de la Universidad.

Datos informativos

Fecha inicio : 28-11-2008
Colabora : Museo de la Universidad de Alicante, Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Alicante, CAM Obras Sociales y Club INFORMACION

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