En mi estudio siempre estoy en soledad, con mi trabajo y el silencio.
A veces hablo con las esculturas. Sus movimientos se entienden bien con mi imaginación. Cuando salgo fuera de mi estudio me resulta difícil hablar con las personas, me faltan ideas, no sé qué decir.
Mis esculturas tienen las palabras que necesito para comunicarme con vosotros y esto me tranquiliza.
De vez en cuando pienso si estaré loco pero soy feliz y sonrío.
Prieto Lago
JOSÉ MARÍA PRIETO LAGO
Nace en Covas (Vivero-Lugo) en el año 1960.
En 1975 comienza a frecuentar el taller de Juan Luis Otero, prestigioso escultor vivariense. Este es su primer contacto con lo que llegará a ser el norte de su vida. Los primeros tiempos, pasados en este ámbito casi monástico (digo monástico porque en los claustros de la Iglesia Parroquial de San Francisco se encuentra el taller anteriormente citado), hacen vislumbrar a su maestro las condiciones especiales que este joven posee.
En 1979 viaja a Santiago de Compostela; éste será su lugar de residencia durante dos años. Un profesorado y un entorno grato consiguen que los días transcurran sin problemas.
En 1983 vuelve a Vivero; la magia de los claustros y su paciente maestro logran paso a paso que su aprendizaje se transforme en vena creadora que le absorberá por completo.
Desde ese año se dedica en exclusiva a la creación escultórica, en su estudio de Covas-Vivero.
¿QUÉ ES ASOCIDE?
ASOCIDE representa un espacio común donde ser sordociego es lo importante. Importante porque es lo que nos define y nos une, porque no somos ciegos que no oímos, ni sordos que no vemos. Sí somos ciegos, Sí somos sordos, pero por encima de ambas cosas somos SORDOCIEGOS.
ASOCIDE, la Asociación de Sordociegos de España, es una entidad sin ánimo de lucro que comenzó su actuación en el año 1.993, teniendo como fines buscar, crear y fomentar todo tipo de actuaciones que permitan cubrir las necesidades específicas de las personas sordociegas en todos los ámbitos, para mejorar su calidad de vida, procurando su desarrollo humano, intelectual y social.
ASOCIDE dirige su atención al colectivo de personas sordociegas dentro del ámbito Estatal, tanto a personas sordociegas socias de ASOCIDE como a otras personas sordociegas que no están afiliadas a la Asociación y que son detectadas gracias a la colaboración de la ONCE.
Cuando hablamos de nuestra Asociación, hay personas que piensan que es una Asociación dirigida por un grupo de videntes o de oyentes. Les cuesta trabajo creerlo cuando se les explica que no es así, que se trata de una Asociación llevada por los propios sordociegos.
En cierto modo es natural, ya que pocos grupos de discapacitados podrían tener tantos obstáculos para poder llevar la autogestión de su asociación. ¿Cómo es posible si no ven ni oyen? Pero la historia ha demostrado que la única forma y la más eficaz de que la sociedad conozca nuestra existencia, nuestras necesidades y nuestro potencial ha sido siempre cuando han sido las propias personas sordociegas, en sus propios países, las que fundaron su propia organización.
Este movimiento asociativo nunca ha sido fácil, debido a la naturaleza compleja de nuestra discapacidad que, hasta hace muy poco, no nos permitía el acceso a los medios de comunicación, y, por otro lado, el hecho de ser un colectivo relativamente pequeño, disperso por todo el país, no facilitaba precisamente esta necesidad. De ese modo, el único medio de contacto era, en el pasado, la correspondencia en Braille: uno empezaba a escribir una carta y se la mandaba a otro compañero, éste, a su vez, añadía su opinión y remitía las dos cartas al siguiente, y así sucesivamente. Una especie de “chat”, cuya velocidad haría sonreír hoy día a cualquier usuario de Internet. Afortunadamente, también nosotros podemos usar las ventajas que supone la tecnología actual, tanto para la comunicación a distancia, como para obtener información.
NO OBSTANTE ESTA LENTITUD DE LOS PRINCIPIOS, las personas sordociegas siguieron contactando unos con otros por esta vía, con paciencia y con tesón y empezaron a fundar sus propias organizaciones; la primera de ellas fue creada por cinco personas sordociegas en Londres (Inglaterra), en 1928.
En nuestro país, cuando empezaron a crearse en la ONCE los primeros programas de atención a personas sordociegas, en 1987, ya existía un embrión: un pequeño grupo de personas sordociegas adultas, antiguos compañeros del colegio de Chamartín de la ONCE, que se reunía periódicamente en un lugar fijado siempre el mismo día de la semana y a la misma hora, así no había necesidad de tener que llamarse unos a otros. Además, mantenían correspondencia con personas sordociegas de otras provincias, y a veces se invitaban a pasar las vacaciones en sus casas.
Pero hacían falta recursos para crear una Asociación de esta índole, y dos fueron los puntos decisivos que permitieron la posterior creación de la Asociación española:
La formación de los primeros guías-intérpretes y con este primer recurso, que se fue extendiendo poco a poco a varias comunidades, se pudieron llevar a cabo las primeras actividades, entre las que destacan el I Encuentro Nacional de Personas Sordociegas (1987), sin intérpretes aún, y la I Convivencia Nacional, esta vez ya con la colaboración de los guías-intérpretes (1988).
Poco a poco, primero a la defensiva, e incluso varios de ellos acompañados por sus madres, y después, con creciente interés, los participantes empezaron a descubrir que no eran casos únicos, que había personas que vivían con sus mismos problemas, y, a la larga, descubrieron su propia identidad: al fin se sintieron identificados dentro de un colectivo social.
Objetivos
EL OBJETIVO PRINCIPAL DE LA ASOCIACIÓN es “fomentar y crear todo tipo de actuaciones que permitan a las personas sordociegas su mejor formación cultural y humana y su más plena integración posible en la sociedad”.
Reivindicamos el derecho a que nuestra discapacidad sea reconocida como una deficiencia dual, como una discapacidad única con entidad propia, que engloba todos los tipos y grados de sordoceguera que se combinan en una misma persona, lo que lleva consigo encarar la vida con severos obstáculos en la comunicación, por tener que utilizar métodos especiales y desconocidos para la gran parte de la sociedad en general, de acceso a la información, a la educación, formación, vida social, cultura y empleo.
Ofrecemos asesoramiento y orientación a personas sordociegas adultas, gestionamos el servicio de guías-intérpretes, colaborando con la ONCE en su formación, sobre todo práctica, y llevando a cabo Convenios con distintas Federaciones de Sordos.
No sólo realizamos todo tipo de actividades, sino que también ayudamos a desarrollar la autoestima, el autoconocimiento y el sentido de la responsabilidad, animando a las personas sordociegas a ser activas, tanto dentro de la Asociación como en su entorno habitual.
La formación de guías-intérpretes ha sido clave para poder acceder a programas de formación, poder ir al médico, a un hospital, abogados, etc. Son la clave de nuestra independencia, ya que con la información visual y auditiva que nos transmiten, nos sentimos en condiciones de tomar decisiones e influir en nuestro contexto. Aunque también ocurre que no siempre podemos contar con este servicio, debido a su elevado coste (necesitamos muchos guías-intérpretes en nuestras actividades: reuniones de Junta Directiva, Asambleas, etc.), y otras veces porque no hay suficientes, a medida que vamos creciendo en número y en necesidades del servicio.
También ha sido muy importante la formación de mediadores, estos profesionales intervienen siempre dentro de un programa, previamente elaborado para la persona sordociega y actúan como facilitadores y dinamizadores de la relación, interacción y comunicación con la persona sordociega y el entorno.
Para conseguir todo esto, como cualquier otra organización, necesitamos financiación y en este punto cabe destacar el enorme apoyo que nos presta la Fundación ONCE.