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Precio entrada: 16 euros
RETRANSMISIÓN EN ALTA DEFINICIÓN, EN DIRECTO, VÍA SATÉLITE, DESDE EL LA ÓPERA ROYAL DE WALLONIE, LIEGE
Patrocinado por el Club INFORMACION
FICHA
DIRECTOR: Stefano Poda
CONDUCTOR: Paolo Arrivabeni
ACTORES: Ruggero Raimondi ,Alberto Rinaldi,Virginia Tola,Sabina Puértolas,Cinzia De Mola,Gregory Bonfatti….
AÑO: 2009
NACIONALIDAD: Italiana
DISTRIBUIDORA: Dynamic
GÉNERO: Ópera
DURACIÓN: 170 minutos
FALSTAFF
El estrepitoso fracaso de «Un giorno di regno», primera incursión de Verdi en la ópera cómica en 1840, en un período luctuoso para el compositor -ya que habían fallecido en poco tiempo tanto su mujer Margherita Barezzi, como su hija Virginia-, supuso que Verdi llegara a plantearse el dejar de componer música. Si bien Merelli consiguió que Verdi siguiese componiendo, la idea de una ópera cómica se había esfumado de la mente del maestro italiano. Tuvo que pasar medio siglo para que el compositor, ya próximo a los ochenta años, volviese a desarrollar una ópera cómica, si bien Verdi ya había mostrado ciertos momentos de lucidez para la comedia en otras óperas serias. En ese punto, el de Bussetto había alcanzado la gloria de las grandes composiciones (Nabucco, la trilogía romántica, las obras intermedias que van desde 1853 hasta 1867, Aida y Otello) y, sobre todo la madurez en sus últimas obras. Llegado este momento, hay que valorar la presencia cercana de Arrigo Boito, que acertó tanto en la decisión de recomendarle tanto la obra basada para la comedia como a la hora de infundirle ánimos para la composición cuando Verdi se mostraba dudoso de la empresa.
Falstaff está basado en la comedia de Shakespeare «The Merry Wives of Windsor», o «Las alegres comadres de Windsor». Verdi volvia a inspirarse en el dramaturgo inglés, tan admirado por el «maestro» de la Roncole y del que ya había musicado Macbeth (1847) y Otello (1887). Le quedó pendiente ese turbador «El Rey Lear» que intentó en varias ocasiones pero que no pudo llevar a cabo.
La ópera se estrenó el 9 de febrero de 1893 en el Teatro de la Scala de Milán con gran entusiasmo, tanto en el propio teatro como en el hotel donde se hospedaba Verdi hasta su fallecimiento en 1901.
ACTO I
Cuadro 1
Posada de la Jarreterra
A través de diálogos cortos pero intensos comienza esta ópera. El pícaro y obeso anciano Falstaff está en la taberna junto a sus extravagantes colaboradores, Bardolfo y Pistola, cuando llega el doctor Caius, indignado y fuera de sí (Falstaff!!…Sir John Falstaff), acusándolo de haber forzado su casa además de otros males mientras que el Caballero se burla de él, entre la indiferencia y la amenaza (“Sta zitto o avrai le beffe”… Callad o seréis motivo de burla). El doctor insiste en acusaciones hacia Bardolfo y Pistola pero éstas son igualmente desoídas hasta el punto de desesperarse el doctor y marcharse. Llega el tabernero con la cuenta, Falstaff se pone a revisarla (“Ssss, sei polli, sei scellini” Seis pollos, seis chelines) para pagar cuando se da cuenta que no tiene suficiente dinero, lo que provoca el enfado del Caballero (“Sei la mia distruzione”…eres mi ruina). Una vez calmado, Falstaff les desvela sus planes de tratar de conquistar a dos damas burguesas con el fin de tener tanto a ellas como sus riquezas. Para ello ha escrito dos cartas para Alice Ford y Meg y que, tanto Bardolfo como Pistola, deben entregar en mano. Pero estos recusan por honor. Esa palabra enciende al anciano que les abronca (L´Onore!, Ladri!). Es un aria impresionante, de gran fuerza donde podemos observar su especial manera de definir el honor. Al final de este cuadro, Falstaff los despide (Olà,lesti, al galoppo) de su servicio.
Cuadro 2
Jardín de los Ford
Se encuentran reunidas las amigas Meg, Alice Ford, su hija Nannetta y Mrs. Quickly en el jardín para comentar un hecho curioso: Ambas han recibido la carta de Falstaff y las comparan, burlándose del Caballero (“Fulgida Alice/Meg”) y proponiéndose organizarle una broma. En este punto observamos como el compositor recurre a un estilo que recuerda a las óperas buffas: las cuatro cantantes cantan con una perfecta armonía sin necesidad de diferenciar la música según el personaje (sólo hay que ver lo opuesta que es esta pieza comparada con el cuarteto posterior a “La donna è mobile”). A ellas se han unido musicalmente, pero no desde el punto de vista escénico, Ford, Caius, Fenton, Bardolfo y Pistola que también desean vengarse del Caballero por todos los males que les ha ocasionado. Las mujeres marchan pero ellos quedan en escena. Ford le pide a Pistola que vuelva a repetir los planes de Falstaff y anunciando que vigilará tanto a Alice como al “gentilhombre”. Como una especie de pausa, el pequeño dúo de Fenton y Nannetta es sincero y jovial, donde destaca ese “bocca baciata non perde ventura” que canta el tenor lírico al despedirse de su amada. Las damas vuelven a escena con un plan establecido: Mrs Quickly irá a la taberna para fijar una cita de Alice con el Caballero para después burlarse de él (Falstaff m´ha canzonata… Falstaff se ha burlado de mí) todo en la misma secuencia dinámica de diálogos cortos y punzantes. Al igual que el otro diálogo, el encuentro entre Fenton y Nannetta vuelve a ser como un descanso para tanta emoción. En este dúo, la música es más pausada y de gran belleza melódica. Regresan en escena los hombres citados para fijar su estrategia: Ford aparecerá en la taberna bajo un nombre inventado para coger a Falstaff en la trampa. Después de saber ambos planes de hombres y mujeres, volvemos a disfrutar de esa armonía que comentábamos antes, en el que Fenton tiene un valor fundamental al alejarse del ambiente de broma/venganza que tienen el resto de personajes. Marchan los hombres y quedan las mujeres despidiéndose con ese “Ma il viso mio su lui risplanderà” que aparecía en la carta de Falstaff y las carcajadas de las “comadres” ante la burla que le preparan.
ACTO II
Cuadro 1
Posada de la Jarreterra
Bardolfo y Pistola regresan a la taberna para pedir perdón a Falstaff (“Siam pentiti e contritti”). Ya de paso, Bardolfo le anuncia la presencia de una dama que pide audiencia. El comienzo del dúo con esa “Reverenza” nos recuerda el tono de la broma que el Caballero ignora. Mrs Quickly le desvela que Alice Ford ha quedado prendada por la carta que el anciano le mandó (“Alice sta in grande agitazione d´amor per voi”… Alice siente un desesperado amor por Vd.) y que puede verla entre las dos y las tres porque el marido está ausente. Falstaff, entre copa y copa, se muestra exultante y acepta la cita con agrado. Pero no acaba aquí la conversación ya que hay otro mensaje más: Meg también ha caído hechizada por la carta y también está hechizada. Falstaff, impresionado por su éxito, tiene una duda: ¿se conocen ambas?. Mrs Quickly, mintiendo, le tranquiliza negando el hecho puesto que la mujer es astuta. Cuando ella marcha, el caballero se muestra exultante como lo demuestra ese “Va, vecchio Joh, va ,va per la tua via” que no será la primera vez que escuchemos. Bardolfo le anuncia la llegada del señor Fontana (el marido de Alice Ford, disfrazado y tomando otro nombre aunque en esta sinopsis será Ford para no produicr embrollos) puesto que tiene deseo de conocer al caballero. La entrada (“Signore, v´assista il cielo”… Señor, que el cielo os asista) ya nos anuncia la conversación de ambos hombres interesados en hacer un pacto como así se verá. Ford le pide, a cambio de unas monedas de oro, que enamore a una dama, Alice Ford (recuerdo que en esta conversación, él es Fontana), de la que está enamorado pero que no es correspondido (“Io l´amo e lei non m´ama”). En este momento surge un delicioso y divertido fragmento que comienza Falstaff canturreando y al que Ford se une( “L´amor, l´amor che non ci dà”…El amor , el amor que no da…) intercalando una frase sobre la siguiente del Caballero. Sin embargo, Ford no cuenta con los planes de su esposa con lo que se ve sorprendido cuando Falstaff le revela que el trabajo ya está casi hecho puesto que se reunirá con ella en poco tiempo. Ford, entre preocupado e indignado, le pregunta si conoce al marido de Alice a lo que el Caballero le asegura que no pero que lo “encornificará con elegancia” y se burla de forma cruel. Falstaff sale para arreglarse y se queda Ford sentado con la bolsa de oro y pronunciando una arenga contra la infidelidad de las mujeres (“È sogno? O realtà?… ¿es sueño?¿es realidad? muy alejada de esos celos de Otello). El aria tiene dos partes: la primera tiene más de indignación mientras que la segunda (Affiderei la mia birra a un tedesco?…Confiaría mi cerveza a un alemán) es algo más melódico, si bien, en la parte final, vuelve a ese tono de la primera parte. Con todo, es un aria que vale la pena disfrutar. Vuelve Falstaff arreglado para la cita y marchan, no sin antes, darnos el compositor otro momento de arte cómico a la hora de salir ambos de la taberna (Prima voi… prima voi)
Cuadro 2
Salón en casa de los Ford
Alice y Meg están divirtiéndose con la broma que planean cuando llega Mrs Quickly. La dama les narra lo acontecido en la taberna (“Giunta all´Albergo della Giarrettiera”… Llegada a la posada de la Jarretera) donde revela que Falstaff se ha creído la historia de que “están perdidas de amor por él”. Preparan la escena antes de la próxima llegada del gordo Caballero. En la escena preparan una gran cesta de lavado. Alice, entre preparativos, se preocupa de la tristeza de Nanetta -el padre había preparado la boda de ella con el Dr. Caius en vez de Fenton- y la tranquiliza de que eso no sucederá. Una silla, un biombo, todo está dispuesto para la broma como así lo revela Alice en ese “Gaie comari di Windsor”. El Caballero llega a la casa y la ve con su laúd (Alfin t´ho colto… Al fin te he cogido). Se ponen a conversar, revelando el anciano su deseo de que ella fuese suya a lo que ella se opone a sus planes. Asistimos en esta ocasión a una pausa dentro de la intensidad musical para disfrutar de esos “recuerdos” de delgadez de Falstaff (“Quand´ ero paggio”) con un tono ligero y jovial. Mrs. Quickly aparece para avisar que ha llegado Meg bufando, Falstaff pide que le esconda a lo que ella acepta señalando el biombo. Meg aparece en la habitación anunciando que “el señor Ford quiere guillotinar a un hombre”, ignorando que lo que anuncia es cierto y no la broma que ellas pensaron. Mrs Quickly vuelve a aparecer para anunciar la verdadera llegada del señor Ford. Como en toda “ópera buffa”, el embrollo no puede faltar: Fenton y Nanetta, detrás de un biombo, alejados de la crispación; Falstaff que se adentra en la cesta de ropa sucia y escondiéndose de Ford; Bardolfo, Pistola y el doctor Caius queriéndose vengar del caballero. En un momento de la busca del Caballero, Ford escucha unos ruidos detrás del biombo y, con ayuda de Bardolfo y Pistola, lo tira abajo, encontrándose a su hija Nanetta junto a Fenton mientras Falstaff se agobia por el calor que hay en la cinta y pide socorro. Cuando se marchan todos, Alice pide a los sirvientes que tiren el cesto de ropa sucía, donde está escondido el anciano, al río Tamesis además de avisar a su marido para que ella le pueda contar la historia de la broma que acaban de gastar a Sir John.
ACTO III
Cuadro 1
Posada de la Jarreterra
Falstaff llega molesto por la burla y las risas de unas horas antes (Eh!, Taverniere”… Eh posadero) y maldice este “Perro mundo y falaz” donde “no existe la virtud”. En este momento, el compositor nos devuelve a ese “Va, vecchio John, va per la tua via” del segundo cuadro del Acto I pero con un tono más apesadumbrado, dolorido. El vino que le sirve el posadero le tranquiliza como así demuestra un tono algo más animado (“Buono. Ber del vin dolce…” ¡Bueno, Beber buen vino!) hasta que llega Mrs. Quickly (“Reverenza. La bella Alice”.) y le trata de engañar con otra cita a la que Falstaff en principio rechaza por el mal recuerdo de unas horas antes. La dama le entrega una carta donde Alice le dice que le espera a medianoche en el parque real y le ruega que vaya disfrazado de Cazador Negro. En un aparte, Alice, Meg, Ford, Fenton siguen la escena; en cuanto Mrs Quicklyy Falstaff abandonan el lugar aparecen los mencionados para seguir con la trama. Entre todos van preparando la broma al Caballero y los papeles que realizarán en la chanza (“Sarai la Fata”…Serás la hada) donde Nanetta será la hada, Mrs. Quickley tendrá el rol de una bruja y Meg, la ninfa de los bosques. Además, Alice llevará unos niños para que hagan de elfos, pequeños espíritus (“Avrò con me dei putti” … Yo llevaré conmigo unos críos). Se despiden recordando que la cita es la encina de Herme y que no se olviden las máscaras. Cuando se han ido todos, Ford y el Doctor Caius pactan un plan secreto para casar a Nanetta con el propio doctor (“Non dubitar, tu sposerai mia figlia”…No dudes, te casarás con mi hija) pero no cuentan con el hecho de que Mrs Quickley logra escuchar el plan y tratará de abortarlo.
Cuadro 2
Parque Real, en la encina de Herme
Fenton ha llegado primero al lugar de la cita mientras se escucha un breve preludio que nos revela el lugar misterioso que han fijado para realizar la broma a Falstaff. El joven enamorado de Nanetta dispone aquí de su único momento de lucimiento (“Dal labbro il canto estasiato vola”… Un canto extasiado abandona mis labios”) que vale la pena disfrutar aunque sea breve. Llega Alice dispuesta a ayudar a los dos, conocedora de los planes de su marido para casar a Nanetta. Para ello, disfraza a Fenton de monje fraile mientras Mrs. Quickley disfraza de novia a otra persona. Llega Falstaff disfrazado de Cazador Negro y contando las campanadas para la medianoche. Alice aparece en escena con lo que podemos vivir el segundo dúo entre ellos dos con los mismos parámetros que en la anterior cita (“Sono il tuo servo”… Soy tu siervo). Meg grita avisando que llegan “las brujas”. A lo lejos se oye la voz de Nanetta invocando a ninfas, elfos, dríadas, sirenas. El caballero se tira al suelo por no ver a las Hadas por no morir (Son las hadas, quien las mire, muere); en este momento empieza la burla en grado máximo. Nanetta, ejerciendo como Reina de las Hadas, tiene aquí su momento más destacado por la belleza vocal que impregna en su invocación de la magia en el bosque (“Sul fil d´un soffio etesio”… Como un soplo de aire). Bardolfo tropieza con el cuerpo de Falstaff y apunta al caballero como objeto de burla para los espíritus (“Alto là…Alto donde estéis) mientras Alice avisa a Nanetta para que se esconda pues se ha iniciado el plan secreto de su marido y el doctor Caius. Entre todos tratan de mofarse del caballero con supuestos exorcismos aprovechando la situación del anciano y exigiendo su arrepentimiento. Son estas escenas donde demuestra el compositor que no cae en algunos tópicos de las “opere buffe” pero, a la vez, da ese toque de comicidad viendo el sufrimiento del caballero recibiendo su castigo. En un momento de la trama, a Bardolfo se le cae la máscara y Sir John le reconoce como uno de sus cómplices (“Naso vermiglio, naso barbaglio”… “Nariz bermeja, nariz de barba de gallo). Ford se acerca al caballero mientras Mrs Quickley cubre la cara con un velo blanco al descubierto Bardolfo. Falstaff reconoce en Ford a aquel enigmático Señor Fontana del I acto pero Alice le revela la verdad, que se ha equivocado de saludo pues ese señor es su marido. Mrs Quickley se presenta ante el Caballero mientras que éste responde en plan burlón ese “Reverenza” de los anteriores encuentros. La comadre le explica que era imposible que esas mujeres sintieran algo “por un hombre viejo, sucio y obeso”. Sin embargo, el Caballero logra salir del entuerto con una singular manera de pensar: es él quien logra, con su argucia, la agudeza de los demás. Ford anuncia en ese momento los esponsales de la “Reina de las Hadas” (Nanetta). Alice presenta otra pareja ansiosa de casarse (Nanetta y Fenton); se quitan todos el velo. El doctor Caius queda atónito al ver que se ha casado… con Bardolfo. Ford queda fuera de lugar al ver que su plan ha fracasado y admite la boda de los dos jóvenes. Falstaff trata de preguntar a Ford, recordando ese “caro señor Fontana” del primer acto, quién ha sido el engañado y se acusan aunque de forma benevolente uno con el otro. El final es feliz: el anciano ha recibido la lección, Ford ha visto que su plan ha fallado pero ve a su hija feliz y las alegres comadres han disfrutado de sus bromas que han servido para que todos aprendan. Al igual que otras “opere buffe”, todos cantan ese célebre “Tutto nel mondo è burla” con un final apropiado: “todos se ríen el uno del otro, pero el que más se ríe de todos es aquel que ríe el último”.