Interviene
Juan José Tamayo. Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones. Universidad Carlos III de Madrid y autor de «Invitación a la utopía. Estudio histórico para tiempos de crisis»
Manuel Samper. Miembro de la Secretaría del III Foro Social de Éticas y Espiritualidades
La utopía tiende a ser excluida de los diferentes campos del saber y del quehacer humano: de las ciencias y de las letras, de la economía y de la ética, de la filosofía y de la teología, de la política y de la religión, del quehacer cotidiano y de la vida social, de las religiones y de los movimientos espirituales. Religiosamente es considerada una herejía. Filosóficamente, un sueño irrealizable. Científicamente, una transgresión de las leyes de la naturaleza. Y sin embargo, la utopía es el horizonte hacia el que camina el ser humano, definido por Bloch como “animal utópico”.
Las utopías, y muy especialmente en tiempos de crisis como los que estamos viviendo, son el lugar donde pueden encontrarse las religiones y las éticas, ya que ambas son fuentes de utopías, aunque a veces también hacen de freno de los ideales más nobles de los seres humanos.
Las religiones a) ofrecen utopías globales que expresan la armonía de la humanidad con el cosmos, la divinidad y la naturaleza; b) proponen caminos de esperanza para el logro de dicha armonía; c) proponen ejemplos a seguir en las personas de las reformadoras y los reformadores religiosos; d) señalan metas a las que dirigirse. Pero, a veces, con sus comportamientos tan poco ejemplares alejan de la meta y provocan desaliento. Las éticas ofrecen principios morales, ideales de conducta ejemplares y valores que orientan hacia la utopía de un mundo más justo, fraterno-sororal y solidario y que ayudan a convivir y del compartir. Unas y otras critican el orden establecido excluyente de las mayorías y proponen alternativas de vida inclusivas donde quepamos todas y todos.
Utopías, religiones y éticas pueden prestar una especial contribución en tiempos de crisis, en los que tiende a apoderarse de la gente el pesimismo, la desesperanza, la depresión, la apatía, la indiferencia, la pasividad, el desencanto. Es precisamente en tiempos de crisis cuando los sectores marginados toman conciencia de la negatividad de la historia, expresan su insatisfacción con la realidad, muestran su descontento e indignación, su protesta y su hartazgo. Es en tiempos de crisis cuando radicalizan su sentido crítico y formulan utopías movilizadoras de las energías emancipatorias de la Humanidad. Es entonces cuando resulta más necesario que nunca sacar a la luz los tesoros ocultos que anidan en lo profundo de la realidad y activar las potencialidades y latencias ínsitas en los seres humanos. Sin utopías, la suerte está echada, la Humanidad se hace el harakiri y la historia deja de ser tal para convertirse en eterno retorno.
La conferencia de Juan José Tamayo quiere ser una invitación a cultivar la utopía, a seguir escribiendo nuevos relatos utópicos y a pensar la realidad más allá los límites de lo posible, como sugiere Walt Whitman: “Antes del alba, subí a las colinas, miré los cielos apretados de luminarias y le dije a mi espíritu: cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas que contienen, ¿estaremos tranquilos y satisfechos? Y mi espíritu dijo: No, ganaremos esas alturas para seguir adelante”.
JUAN JOSÉ TAMAYO
Licenciado en Teología por la Universidad Pontificia Comillas en 1971. Doctor en Teología por la de Salamanca en 1976. Diplomado en Ciencias Sociales por el Instituto León XIII en 1972. Licenciado (1983) y doctor (1990) en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido profesor en diversas instituciones de España y América. Es profesor Titular de Universidad y dirige actualmente la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III [1] y es fundador y actual Secretario General de la progresista Asociación de Teólogos Juan XXIII. Imparte numerosas conferencias en Estados Unidos, España e Hispanoamérica.
Es persona muy crítica con la actual jerarquía católica de los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Afirma que:”La mujer es mayoría silenciosa y silenciada en la Iglesia. El comportamiento de ambos Papas ha supuesto una humillación para la mujer porque no se le reconoce como sujeto de derechos morales” y que “Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI se mueven en el mismo modelo de Iglesia, la concepción restauracionista. Cuestionan el modo de entender la Iglesia del concilio Vaticano II y retroceden a etapas anteriores y a momentos históricos que no se corresponden con el actual. Se interrumpe el diálogo con la modernidad y el ateísmo, con las religiones cristianas y con las no cristianas.”.[1]
Autor de numerosísimos artículos y libros, destaca entre los recientes el titulado Iglesia y sociedad en España 2005, en el que analiza y reflexiona sobre las tensiones Iglesia-Estado en la España de principios del siglo XXI y las futuras transformaciones culturales y sociales. Colabora en prensa escrita en numerosas revistas especializadas y en periódicos como El Correo, de Bilbao, El Norte de Castilla, de Valladolid, o El País, de Madrid.
JUAN JOSÉ TAMAYO: «ES CRITICABLE QUE EN CRISIS LA IGLESIA SIGA INSTALADA EN SUS PRIVILEGIOS»
Entrevistado por VICTORIA BUENO
¿Con la utopía se sale de la crisis?
Utopía es una palabra desacreditada que tuvo un carácter emblemático con el mayo francés y quiero liberarla de su connotación negativa porque no es una fantasmagoría. Quiero mostrar que sin utopías la humanidad se hace el harakiri y que no se trata de algo irrealizable porque lo sea en un momento determinado. Hay que trabajar por cambiar las condiciones y superar los mecanismos de dominación luchando contra los procesos de desigualdad. Así se genera la utopía.
¿Es realmente factible con la actual opresión económica que estamos sufriendo?
Precisamente para motivar la utopía y convertirla en motor de la historia estan los movimientos sociales. El que mejor la representa es el de los indignados o foros sociales mundiales que luchan por otro mundo posible. Son muy plurales, convergen muchos movimientos: pacifistas, feministas, y con presencia en todos los ámbitos sociales.
¿Qué es lo que más le indigna a usted?
Vengo estando indignado casi desde el vientre materno. Me resisto a las injusticias y levanto la voz contra cualquier tipo de tiranía. Si no das un golpe en la mesa y expresas tu indignación con el estado de cosas, difícilmente pueden cambiar las cosas. La indignación global es el comienzo.
¿Cuánta culpa tiene la sociedad?
Puede que ahora haya una especie de parón, un tiempo de reflexión hacia nuevas estrategias, pero los mayores responsables de la situación actual son la jerarquía eclesiástica católica y los gobiernos. Es más criticable la Iglesia católica que sigue instalada en los privilegios pese a la crisis, y también los gobiernos por no avanzar al ritmo de la sociedad, que siempre va por delante.