Abierta hasta el 13 de octubre de 2013
Horario visita: de lunes a viernes de 17.30 a 21.30 horas; sábados, domingos y festivos, de 11 a 14 horas
Homenaje
PABLO LAU, CERCA DE TI
PROGRAMA
Pepe Ayelo
Pacucha Lorenzo
Pablo Fajardo (cantautor)
Javier Esquembre (Alcalde de Villena)
Gérd Putscheffl (violinista)
Carmina Pacheco (actriz)
Almudena Agraz (voz) con Quique Simón (teclado)
Jope
Compañía de Teatro Espacio Inspira:
Karamala (voz) con Víctor (guitarra)
Cuarteto Hernández (teclado, violín, cello, guitarra y voz)
Pere Reig
Asun Belda
A continuación
Inauguración de la exposición de pintura
CERCA DE PABLO LAU
PABLO LAU, CERCA DE TI
PROGRAMA
Pepe Ayelo
Pacucha Lorenzo
Pablo Fajardo (cantautor)
Javier Esquembre (Alcalde de Villena)
Gérd Putscheffl (violinista)
Carmina Pacheco (actriz)
Almudena Agraz (voz) con Quique Simón (teclado)
Jope
Compañía de Teatro Espacio Inspira:
Karamala (voz) con Víctor (guitarra)
Cuarteto Hernández (teclado, violín, cello, guitarra y voz)
Pere Reig
Asun Belda
A continuación
Inauguración de la exposición de pintura
CERCA DE PABLO LAU
CASI DOS AÑOS DESPUÉS, PABLO O PAU LAU, VUELVE A ESTAR ENTRE NOSOTROS
Por EMILIO SOLER
A finales del siglo XV, en 1494, un viajero alemán nacido en Nuremberg, Jerónimo Münzer, médico de profesión, pasó por Villena a lomos de su caballo blanco y pasó de largo por este lugar, camino de Andalucía. Cinco siglos después, allá por 1960, otro viajero alemán, éste nacido en Cismar, a las orillas del mar Báltico, Paul Lau, pintor de vocación, pasó por Villena encima de su “moto negra”, y se quedó a vivir allí.
Ignoramos si en su largo recorrido de casi dos años por España, donde finalmente pudo rendir culto al Apóstol Santiago, Jerónimo Münzer se fijara en alguna mujer de cabellos negros y ojos grandes, como aquella Carmen que siglos después describiría Próspero Mérimée. Pero Paul Lau sí lo hizo en Villena: “me enamoré, me quedé y me casé”.
Al igual que hiciera el trotamundos medieval, Paul Lau, asentado en la ciudad del Tesoro pero deseoso de conocer España, no paró de viajar. Su afición de pintar al aire libre, como aquellos impresionistas que inquietaron al mundo artístico del siglo XIX, le llevó “con los olivos” y los pintó. Y dibujó “mujeres bonitas” y “las caras de los amigos”. Volvió a Granada, al contrario que Rafael Alberti, y, finalmente, plantó sus reales bajo el risco de la andaluza Montefrío, tal y como Gerald Brenan hiciera en Yegen a comienzos del mismo siglo. Y mientras tanto, Lau escribía y componía música tal como si fuera un hombre del Renacimiento.
Montefrío representó su “paraíso artístico”. Y fue feliz allí durante tiempo. Pero como no hay dicha que diez años dure, hombre inquieto donde los hubiere, Paul Lau volvió a Hamburgo, ciudad en la que se formó artísticamente en su Escuela de Bellas Artes.
Asentado en nuestra provincia cofundó el Grup Integració, donde cultivó tanto su talante surrealista y experimental junto a amigos artistas como Mario Candela, Adriano Carrillo o Vicente Mora, como su deseo de que los españoles conocieran una libertad que el franquismo les negaba.
Amores y desengaños jalonaron su vida durante mucho tiempo, hasta que a comienzos de la década de los noventa Lau hizo tabla rasa con su vida anterior y se estableció en la alicantina Torrevieja, junto a un Mediterráneo tan diferente de su Báltico natal, donde su pincel se aclaró todavía más, si esto fuera posible. Muchas exposiciones y ventas de cuadros que llevaron su obra por media Europa le otorgaron fama y dinero al que Paul no prestaba demasiada atención?
En 1996, tras una interesante muestra en “El Túnel” de Villena, donde la pintura de los fauvistas y su admirado Gauguin se hacía muy presente, Paul conoció a Asunción Belda, su “gran amor, musa y compañera”. Deseoso de romper con una existencia demasiado intensa y peligrosa, su “Venus” y él se establecieron en la ciudad alicantina de San Juan, donde una calle lleva el nombre del artista. Gracias a Asun, su vida “comenzó a cambiar”. Fueron años de fecunda creación y de felicidad intensa pero la fatalidad a través de un infarto, al que siguió una tremenda operación a corazón abierto y un tumor que le hizo perder la visión en última instancia, le mandó decir adiós a este mundo cruel un 17 de diciembre de 2011.
Hoy, casi dos años después, Paul Lau, Pablo o Pau, vuelve a estar entre nosotros.