Acto conmemorativo de los 30 años de su funcionamiento
INTERVIENEN:
ENRIQUE CERDÁN TATO. Escritor, ex presidente del CAUA
FRANCISCO MORENO SÁEZ. Catedrático de Instituto, ex presidente del CAUA
MARÍA TERESA MOLARES. Profesora universitaria, ex presidenta del CAUA
JOSEP FUSTER I MONCHO. Presidente del Club Amigos de la UNESCO de Alcoy
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
LOS EX PRESIDENTES DESTACAN LA EXPERIENCIA DE CONVIVENCIA DEMOCRÁTICA Y GENERACIONAL
El acto se inició con la lectura de las palabras de salutación de quien fuera presidente del Club entre 1972 y 1979, Josevicente Mateo.
Enrique Cerdán Tato, presidente los años 1967 y 1968, recordó los momentos fundacionales del Club, por iniciativa del ferroviario ugetista José Candela, la figura del primer presidente, Ernesto Contreras, la del médico alcoyano Manuel Rodríguez, presidente los años 1971 y 72 y la del presidente de honor de la entidad, el músico Óscar Esplá, «que nunca frecuentó la sede del Club» pese a que fue uno de los firmantes de la solicitud de inscripción como asociación a finales de 1965.
Para Cerdán Tato, cuando en junio del 66 inicia al Club sus actividades el panorama en Alicante «era triste, porque apenas existía más cultura que la venía desde arriba». Tras mencionar las distintas sedes en Taquígrafo Martí, Campos Vasallo, calle San Vicente y Pintor Murillo, y las actividades desarrolladas (conferencias, exposiciones, recitales poéticos y musicales, seminarios y representaciones teatrales, entre otras), recordó el homenaje a Miguel Hernández en 1967, las jornadas de reflexión sobre la cultura en la provincia celebradas en la librería Laos, y los numerosos problemas con las autoridades gubernativas por la suspensión de muchos de los actos programados, como uno sobre Brecht en Villajoyosa alegando desconocer el domicilio del autor alemán. Para Cerdán Tato, «no hubo en el Club hegemonía del PCE sino mayor presencia del Partido Comunista, aunque a partir de 1975 se integraron representantes de todos los partidos democráticos».
Francisco Moreno Sáez, presidente los años 1969 y 170, destacó en su intervención que en el Club «convivieron gentes de muy diversa ideologías, que reunión tras reunión y debate tras debate aprendimos a comportarnos democráticamente “avant la lettre”». Destacó en tal sentido la presencia de «vegetarianos, católicos progresistas y ateos militantes, agnósticos y otros heterodoxos, feministas, izquierdistas y socialdemócratas, liberales y democristianos, republicanos y hasta falangistas disidentes que evolucionarían hacia el socialismo».
Para Moreno, en el Club Amigos de la UNESCO, en sus cuatro sedes en la provincia, convinieron tres o cuatro generaciones, reproduciendo la labor de entidades como los Ateneos o las antiguas Casas del Pueblo, «aunque sin mucho pueblo, la verdad». La escasa capacidad de llegar a la mayoría de la población, junto con cierto sectarismo y mucho voluntarismo figuran en la autocrítica que hizo el profesor Moreno Sáez, quien, sin embargo, se mostró orgulloso de la empresa colectiva que en favor de la cultura y los Derechos Humanos llevó el Club, así como de las sólidas amistades intergeneracionales que se trabaron entre sus socios.
María Teresa Molares, que ocupó la presidencia desde 1979 hasta su disolución formal, atribuyó el final a la carga económica que supuso la hipoteca del local de Pintor Murillo y al hecho de que muchos de los socios, desde los partidos políticos en las instituciones públicas, abandonaron la carga que suponía mantener la continuidad en la actividad del Club, pese a que, en su opinión, ratificada por varios de los intervinientes en el coloquio, «sigue siendo necesario reflexionar pluralmente sobre los nuevos tiempos y no encerrarnos en el individualismo».
