De Miguel Ángel Tobías
Prólogo de Fernando Parrado
Una historia conmovedora y espiritual de la lucha por la vida
Prólogo de Fernando Parrado
Una historia conmovedora y espiritual de la lucha por la vida
SINOPSIS
Miguel Ángel Tobías es un hombre al que siempre le han apasionado el riesgo y la aventura. Ha participado en rallies por África, recorrido desiertos en moto y navegado por ríos peligrosos. Se ha adentrado en la espeleología, ha competido en carreras de motos de agua, ha buceado en cuevas, descendido barrancos y practicado la caída libre. También tiene el curso de acrobacia aérea de vuelo sin motor y es piloto de aviones. Por su trabajo como productor y director de documentales sociales, recorre el mundo en zonas de guerra, de catástrofes, de pobreza. Ha visto la muerte muy de cerca muchas veces.
En este libro, nos ofrece un relato desgarrador; sincero y directo, y a la vez lleno de esperanza y de luz, sobre sus propias experiencias cercanas a la muerte y el sentido de la vida. No tiene ninguna duda del milagro que se produjo al salir vivo de una montaña en la cordillera de Los Andes, donde después de separarse del grupo, se perdió.
Sin agua, sin comida, a muchos grados bajo cero y sabiendo que no iban a ir a buscarle, la muerte era ya cuestión de horas… Hasta que pidió ayuda y «alguien» se la dio.
Ésta es su historia.
MIGUEL ÁNGEL TOBÍAS
Miguel Ángel Tobías es un apasionado del riesgo y la aventura. Por su trabajo como productor y director de documentales sociales, recorre el mundo en zonas de guerra, de catástrofes, de pobreza. Ha visto la muerte muy de cerca. En “Renacer en Los Andes” de Luciérnaga cuenta sus propias experiencias cercanas a la muerte y reflexiona sobre el sentido de la vida. Un relato desgarrador, sincero y directo, y a la vez lleno de esperanza y luz. Miguel Ángel no tiene ninguna duda del milagro que se produjo al salir vivo de una montaña de la cordillera de Los Andes, donde después de separarse del grupo se perdió. Sin agua, sin comida, a muchos grados bajo cero y sabiendo que no iban a buscarle, la muerte era ya cuestión de horas? Hasta que pidió ayuda y «alguien» se la dio.