Entrada libre
Organiza: EDITORIAL AGUILAR
INTERVIENE:
NURIA ESPERT. Actriz
PRESENTA:
JUAN LUIS MIRA. Autor y director teatral
Nuria Espert es un mito viviente del teatro español. Debutó a los catorce años en la compañía del Teatro Romea y se dio a conocer a los diecinueve con una Medea que marcó época. Formó compañía con su marido, Armando Moreno, y en la década de los sesenta se sucedieron los éxitos. Desde entonces ha paseado por todo el mundo espectáculos míticos como Las criadas, Yerma, Doña Rosita la soltera o Salomé, cosechando innumerables premios. Entre sus trabajos como directora de escena cabe destacar La casa de Bernarda Alba, con Glenda Jackson y Joan Plowright, Medea, con Irene Papas, o Contradanza, con Tamasaburo Bando, así como los principales títulos del repertorio operístico.
«De aire y fuego» ha dicho de ella Terenci Moix, uno de sus mejores amigos. Quien hoy es un mito del teatro universal recuerda en estas páginas sus humildes orígenes, las frecuentes visitas, aún niña, a los llamados «nidos del arte», en Barcelona.
Uno de aquellos domingos de posguerra, la adolescente Nuri, que acostumbraba a recitar ante un auditorio de empleados y modistas, tuvo su oportunidad: le ofrecieron un papelito en una obra infantil. Desde aquel 1949 hasta hoy, la carrera de Nuria Espert ha sido una suma de éxitos.
Pero estas páginas no son sólo la crónica de una fulgurante carrera profesional, son también el relato de una vida en la que es clave la relación con el director y empresario Armando Moreno, su marido, y ocupa un lugar destacado el genial y atormentado Víctor García. A ellos se suman los nombres de Jean Genet, Glenda Jackson o Adolfo Marsillach, entre otras muchas figuras indiscutibles de la escena, lo que hace de estas memorias un texto necesario de la cultura y la historia de nuestro tiempo.
«EL TEATRO SE DEBATE ENTRE LAS SUBVENCIONES Y EL ADOCENAMIENTO»
R. V. M.
La actriz Nuria Espert insiste en que «De aire y fuego» son unas memorias profesionales, pero el libro que ha hecho con la colaboración del periodista y crítico Marcos Ordóñez, repasando su vida desde niña en Santa Eulalia hasta el presente de dama del teatro o mito viviente, es algo más. Ayer lo presentó en Valencia, en un acto en la Biblioteca Valenciana que contó con la presencia del director de Teatres, Jaime Millás. «Es un libro sin pretensiones», declara. Nuria Espert insistió ayer en que «me lo habían pedido hace diez años o quince» pero que fue Juan Cruz quien supo convencerla y en enero comenzaba con Ordóñez a trabajar, «porque sin él no hubieran llegado a buen término; no soy escritora».
La actriz cuenta que «el tema de la infancia fue el que más me costó, luego las memorias fluyeron con una facilidad extraordinaria, los buenos y malos recuerdos». Que incluyen sus comienzos en Nius d´Art, y en el Romea y luego cuando le dieron con menos de veinte años el papel de Medea. «Me lo dieron porque estaban a punto de suicidarse y no sabían por dónde salir».
La actriz dijo que «he tenido la suerte de encontrar personas que se han ocupado de mí; es como un halo, porque han sido quienes me han formado». Y apuntó a «mi marido, Armando Moreno, ese personaje mágico y único, que era escritor, poeta, guionista y ayudante de director de cine, y hacía de actor, porque era muy, muy guapo, y con el que coincidí en un doblaje. Seis meses después, sin reflexionarlo mucho, nos casamos. Hablo poco de mi vida matrimonial».
De varios personajes ofrece una imagen contrastada, con luces y sombras, como del director de teatro Víctor García, que «fue nuestro colaborador durante siete años. Las criadas, Yerma y Divinas palabras nos llevaron por todo el mundo desde 1969 a 1977… Disfruté de ese periodo dorado, me abrió las puertas del mundo, le debo tanto y terminamos tan mal, siempre me he sentido culpable, tenía ganas de contarlo», confesó compungida.
Ella misma destacó su trabajo con Adolfo Marsillach. «Cuando hicimos A puerta cerrada era del tipo de a ver quién es más malo?y cuando nos juntamos para hacer » ¿Quién teme a Virginia Woolf?? surgió una amistad que no pudimos tener cuando teníamos 30 años. Yo, que me tengo por una profesional, ha sido la cosa más impresionante que he vivido en mi vida profesional».
Y quiso recordar en especial al escritor Rafael Alberti, con el que ha compartido los recitales de poesía. «Volvió del exilio en 1977, hicimos un recital con Pellicena. Me fui a cenar con él y José Bergamín y fue tan importante como el día de mi boda. De ahí nació el recital de poesía que hicimos durante 15 años, con interrupciones.
Sobre la situación de los teatros institucionales afirmó que «los teatros nacionales atraviesan un mal momento todos, las personas que han ido sustituyendo a los directores son inferiores en general a los que se han ido… Y a la cuarta vez se nota. Y el teatro privado se encuentra entre las rídiculas subvenciones y el adocenamiento del público: las producciones que tienen más audiencia son las más groseras».
Un diálogo con Juan Luis Mira y José María Perea
La actriz y directora Nuria Espert presenta esta tarde en Alicante, en el salón de actos del Club INFORMACION (Avda. Dr. Rico, 17), «De aire y fuego», un libro de memorias realizado en colaboración con el periodista y crítico barcelonés Marcos Ordóñez. El acto, organizado por el Club con la editorial Aguilar, se inicia a las ocho de la tarde.
Juan Luis Mira, el autor y director teatral alicantino, junto con el director del Club, José María Perea, dialogarán con Nuria Espert sobre el contenido de estas memorias que abarcan desde sus humildes orígenes hasta sus recientes éxitos internacionales. Con un estilo narrativo directo y ameno, Nuria Espert relata sus inicios infantiles en los «nidos de arte» de su Barcelona en los años de la postguerra; su primera «Medea» en el «Grec»a los 19 años de edad; su vida junto al también actor y productor Armando Moreno y la trayectoria de sus hijas, Alicia y Nuria, vinculadas también al mundo teatral y cultural; el montaje de su propia compañía y las incursiones en el cine; la larguísima lista de éxitos interpretativos; las vinculaciones con Alberti y Espriu, entre otros; los montajes con Victor García o Lluis Pascual; la dirección en Londres de Glenda Jackson y Joan Plowright; su atepa al frente del Centro Dramático Nacional; las direcciones operísticas; el reencuentro con Adolfo Marsillach poco tiempo antes del fallecimiento de éste último, etcétera. Y, bajo el epígrafe de «Una nueva primavera», su actual etapa.
EL ALTO PRECIO DEL ÉXITO
CRISTINA MARTÍNEZ
Escuchar a Nuria Espert es un lujo. La sabiduría y la templanza rezuman en los movimientos de sus manos y resuenan en su voz, una voz sobradamente conocida que ayer inundó el salón de actos del Club INFORMACION, donde presentó su libro de memorias «Aire y fuego», acompañada por el director y dramaturgo alicantino Juan Luis Mira.
«Para mí es el libro, porque no tengo intención de escribir nunca otro», afirma. Y al hablar del título destaca que «hay cosas que fueron muy importantes en su momento y que han desaparecido, y otras que estuvieron cuando era muy joven y que se mantienen».
Y hacen eco en su boca nombres como Francisco Rabal, Berta Riaza, Peter Brook, Glenda Jackson… y, cómo no, Adolfo Marsillach. «Tenía que dejar claro cuánta gente me ha ayudado a construir esta vida profesional ya tan larga y por la que he tenido que sacrificar muchas cosas. El éxito tiene un precio muy alto, y hay que hablar de lo que hay detrás del éxito, pero también del fracaso, de cuánta gente me empujó para que estuviera delante de los focos. También es un homenaje a mi marido, impulsor de mi vida, de mis sueños y que creyó en mí más que yo misma».
Recuerdos y anécdotas muchas, sobre todo para y con la gente, «porque tengo mucha capacidad de admiración», hasta el punto de que Juan Luis Mira define el libro como «un canto a la amistad».
Afirma que «no me pienso retirar, me retirarán la memoria o la falta de contratos». De ahí que no falten proyectos. Anuncia para 2004 «La Celestina», con el director Robert Lepage, una adaptación que va a ser «controvertida» y que «vendrá a Alicante».
Y volviendo al libro, no deja de enorgullecerse por haberlo realizado con Marcos Ordóñez. «Dentro de unos años acabaré creyéndome que lo he escrito yo. El humor es mi humor, el estilo es mi estilo… Me siento su autora y eso no hubiera podido hacerlo sin él».
