INTERVIENEN:
JUDITH ASTELARRA. Catedrática de Sociología de la Universidad de Barcelona, que hablará del presente y futuro del feminismo como movimiento social
BIRGITTA NORDSTROM. Abogada, que hablará del significado del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer
PRESENTA Y MODERA:
LUZ BALLESTEROS. Periodista, coordinadora del Institut Valencià de la Dona de Alicante
EL FEMINISMO MODERNO REIVINDICA ROLES MÁS FLEXIBLES Y CAMBIOS EN LAS RELACIONES SOCIALES
SUSANA ABIA
Birgitta Nordstrom abrió el fuego del debate moderado por la coordinadora del Institut Valencià de la Dona, Luz Ballesteros, planteando si realmente merece aún la pena celebrar el ocho de marzo el Día de la Mujer Trabajadora y desde ese punto de partida hizo un repaso histórico del movimiento feminista.
«El ocho de marzo conmemoramos la celebración del triunfo de una insurrección. Teníamos un gran lema que era “lo personal es político” y hoy, en el caso de que no hubiera nada que reivindicar también merecería la pena celebrar ese triunfo. Muchas de las demandas que teníamos en los años 70 siguen vivas: sólo el 33% de las mujeres trabajan y según datos de la ONU el 75% de las horas trabajadas en el mundo las realizan mujeres, pese a lo cual sólo son dueñas de un 1% de las propiedades».
Mientras que Nordstrom apuntó en su discurso la falta de una auténtica coeducación en la escuela, los malos tratos a la mujer, la inexistencia de una ley de aborto libre y una moderna enfermedad sociopsicosomática de la mujer, la anorexia nerviosa, que la convierte en esclava de su cuerpo, la socióloga Astelarra basó su exposición en el presente, pasado y futuro del feminismo.
«Las feministas nos sentimos herederas del sufragismo y hoy habría que ver si el feminismo es un proyecto específico que agrupa a mujeres determinadas o si expresa los movimientos de mujeres de un modo más amplio», señaló.
La socióloga definió por feminista «a quien afirma que la mujer sufre discriminación en razón de su sexo y considera necesario un cambio social para solventarlo». Judith Astelarra añadió que el feminismo moderno se ha fragmentado, pero ya se ha implantado en el inconsciente colectivo de las mujeres». Defendió la decana que el feminismo moderno se plantea la autoconciencia, la redefinición de los roles y un cambio en las relaciones entre el mundo privado y el exterior.
Esbozó Astelarra asimismo la idea de que «es imposible resolver el tema de las ausencias de la mujer en determinados puestos sin contar con las presencias. No basta con reivindicar el subsanar la ausencia de las mujeres donde no están sin plantearnos quién va a sustituirlas donde están».
El riesgo de retroceder en los logros obtenidos para la mujer al estar inmersos en una época de crisis económica, también fue apuntado por la sociológa.
