En colaboración con la Asociación Provincial de Libreros, con motivo de la celebración en Alicante del XV Congreso Nacional de Libreros
INTERVIENEN:
JUAN JAENICKE. Gerente del Centro Español de Derechos Autor (CEDRO)
MAITE CUADROS. Editora en soporte no convencional
FRANCISCO LINDE. Librero
ENRIQUE ALCARAZ. Catedrático de Filología Inglesa
JAVIER FRANCO. Traductor
ANDRÉS ROMERO. Distribuidor
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
LOS EDITORES INFORMÁTICOS ANIMAN A LOS LIBREROS A UTILIZAR LOS NUEVOS SOPORTES
R. FENOLL
El debate sobre el mundo del libro no pudo sustraerse a los nuevos productos electrónicos que también se presentan como «libros», aunque en soporte electrónico frente al tradicional de papel. El librero Fernando Linde reconoció que uno de los retos del futuro es la modernización: «El libro ya no es sólo un hermoso objeto de papel. Ahora también es un CD-ROM y a eso debemos acostumbrarnos». La editora de CD-ROM Maite Cuadros animó a los libreros a entrar en «esta parte de la tarta» para que no sean sólo las tiendas de software y las grandes superficies las que se disputen un mercado todavía incipiente: «El CD-ROM es una oportunidad para las librerías, para que incrementen su facturación. Es el momento de que les dejen un hueco y de que dispongan de un ordenador multimedia en las librerías».
Juan Carlos Justamante, distribuidor de una empresa de informática para librerías ahondó en esta idea: «El librero debe informatizarse para dar mayor servicio al cliente, por ejemplo mediante el telepedido. El librero se tiene que preparar ante las tecnologías multimedias y tener los medios para hacer demostraciones y enseñar. Igual que se hojea un libro, que se pueda ver un CD-ROM». En este sentido, el presidente de la Asociación de Libreros de la Provincia de Alicante, Gabriel Herranz, reclamó desde el público que el término libro englobara también a estos productos electrónicos de contenido cultural, a lo que Juan Jaenicke, gerente del Centro Español de Derechos de Autor (CEDRO) apuntó que «el CD-ROM es un soporte que puede contener libros, música o juegos. No hay que identificar los soportes con las obras que contienen, ¿acaso es un CD-ROM sobre la visita al Prado un libro?». También puntualizó desde el público el editor Luis T. Bonmatí que «no todos los libros son bienes culturales».
De otro lado, Linde reivindicó el papel del librero como agente cultural, lo que provocó diversos interrogantes entre los asistentes, y, frente al «librero-tendero» -«mediocre, prescindible y que desorienta»-, abogó por el librero «difusor de la cultura» que debe transformar su establecimiento en espacio de ocio, enfrentarse a su modernización y a la competitividad mediante el trato personalizado y el consejo de un profesional, así como a la «competencia desleal» de los grandes establecimientos que «utilizan el libro como reclamo de otros productos ignorando que el libro tiene un precio fijo».
Por su parte, Jaenicke indicó que la defraudación de los derechos de autor por la indiscriminada e ilegal actividad fotocopiadora de libros «afecta al librero, al distribuidor y al editor» y acaba por «desproteger el patrimonio cultural depositado en la obra impresa, desincentivar al autor» y provocar la marcha del editor a otros países.
Los profesores Enrique Alcaraz y Javier Blanco defendieron el trabajo de los traductores y animaron a «libreros, editores y críticos a que tengan en cuenta la traducción para bien y para mal, porque si no estaremos condenados a ser un país de segunda en cuanto a calidad del producto. El librero debe ser consciente de la calidad de las traducciones que tiene en su establecimiento».