INTERVIENEN:
FRANCISCO LAFUENTE. Cáritas Diocesana
JOSEFINA SERRANO. De Voluntarias de San Vicente de Paúl
MIGUEL MARTÍNEZ. Alicante Acoge
ARNALDO MARTÍNEZ. Fundación Banco de los Alimentos de Alicante
FRANCISCO NADAL. Asociación Emaus, de Altea
MIGUEL ORTEGA. La Sal de la Tierra
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
LAS ONGS ALERTAN SOBRE EL INCREMENTO DE LA POBREZA Y LA FALTA DE RECURSOS PARA COMBATIRLA
ROGELIO FENOLL
Seis organizaciones, la mitad confesionales, expusieron su funcionamiento y el trabajo con los colectivos que atienden. Francisco Lafuente, presidente de Cáritas, explicó que, siendo una institución de la Iglesia Católica formada por seglares, que «intenta llegar a donde no llega la Administración», no se trabaja exclusivamente con creyentes, porque nos importa la persona y su problemática». Lafuente dijo que Cáritas pretende tener un estilo de «trabajo con seriedad, de acogida y de ayuda, de promoción, prevención, coordinación con otras instituciones de la Iglesia e integrado con la pastoral de la diócesis», que «denuncia la injusticia y definde a pobres y marginados».
Josefina Serrano, de las Voluntarias de San Vicente de Paúl, explicó que hace años podían atender a los necesitados buscándoles una casa o un trabajo, pero ahora «los tiempos han cambiado y hay que dar de comer a la gente». Por su comedor colectivo pasan unas 70 personas al día, «pero, ¿dónde pasan la noche? Eso nos inquieta e intentamos conseguir el albergue». Estas voluntarias no tienen ninguna subvención y padecen la merma de recursos por el descenso de socios.
Miguel Martínez, de Alicante Acoge, organización que busca «facilitar la integración social de extranjeros en Alicante y aliviar sus necesidades» y que el pasado año atendió a 5.387 personas e hizo 6.028 servicios, destacó el trabajo de «proyección humana» y alertó sobre el incremento de un foco de marginación y pobreza en Alicante de personas procedentes de países de la Unión Europea «que vienen con otra perspectiva a la de la inmigración y que en su nación ya eran pobres y marginados. Esto es ahora lo que más nos preocupa», apuntó.
Juan Alvado, por parte de Emaus, expuso la trayectoria de esta organización en Altea desde 1979, donde varios de los servicios sociales creados por ellos luego han sido asumidos por la administración y su especialización actual en dos sectores, juventud y tercera edad, que se diversifica en residencias, albergues, centros de formación, becas de estudio y varias fundaciones.
Miguel Ortega de la Sal de la Tierra, asociación cristiana que comenzó con la asistencia a toxicómanos hace cuatro años y hoy atiende también a ex reclusos y mendigos, muchos de los cuales se han integrado en el proyecto, detalló que por su comedor pasan unas 50 personas al día, poseen talleres ocupacionales y una casa de acogida para mujeres en situación de emergencia, hoy ocupada por 15 mujeres.
Por su parte, Arnaldo Martínez, del Banco de Alimentos, incidió en el «derroche mundial de alimentos» y explicó cómo reciben productos de diversas empresas que luego reparten a decenas de instituciones.
En el debate se constató que la mejor ayuda al tercer mundo es la promoción y la educación para el desarrollo frente a los envíos puntuales de alimentos, que en ocasiones no llegan a su destino, y se reclamó una mayor atención para «el cuarto mundo», así como la necesidad de actuar con más coordinación y la obligación de los gobiernos de asistir a las situaciones de carestía.