Interviene:
Emilio Duró Pamies. Licenciado en Ciencias Económicas y Master en Administración de Empresas por la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (ESADE).
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesor colaborador de distintas universidades como la Fundación Universidad-Empresa de la Universidad de Navarra, Pompeu Fabra, Escuela de Negocios de Caixavigo, Universidad de Granada, INEDE..
Asimismo ha sido directivo de empresas nacionales e Internacionales como Coopers & Lybrand, Martini & Rossi y Yoplait-ATO.
En la actualidad, conferenciante internacional, consejero externo de varias empresas y desde hace más de 20 años trabaja como consultor, formador y asesor de empresas nacionales y multinacionales de diversos sectores como Microsoft, Telefónica, Inditex, Ono, BSCH, BBVA, IKES, Riofisa, Mango, Renfe, Aon Gil & Carvajal, Alcatel, Barclays, Bristo-Myers, Squibb, Willis, Caja Murcia, Sanitas, Basf, Villeroy & Bosch, Unilever, Zurich, Winterthur, Hewlett Packard…
ENTREVISTA E EMILIO DURÓ:
«HAY MÁS PERSONAS FELICES EN UNA ONG QUE EN UN COMITÉ DE DIRECCIÓN»
Por JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ
Alguien colgó un día en internet un vídeo de una de sus conferencias sobre cómo afrontar con optimismo la crisis económica y desde entonces todo el mundo quiere escucharle. Emilio Duró, exdirectivo de multinacionales y consejero de varias empresas, estuvo ayer en el Club INFORMACIÓN en un acto organizado por el Colegio de Mediadores de Seguros de Alicante departiendo sobre cómo afrontar la crisis con optimismo.
En días de crisis, ¿la botella está medio llena o medio vacía?
Estamos pasando una época donde las condiciones se han endurecido, pero también es verdad que éste es el mejor momento de la historia. Nunca habíamos tenido tantos bienes y nuestros hijos viven mejor que nosotros y, sin duda, de cómo lo hacían nuestros abuelos. Son momentos de precariedad, pero objetivamente estamos mejor que hace 60 años. No se trata de ver la botella medio llena o medio vacía. Hay personas que son optimistas y frente a un problema siempre se preguntan qué puedo hacer. El pesimista se pregunta quién ha sido el culpable. Yo intento ser optimista y creo que hoy es el mejor día de los que me quedan. De aquí a diez años, seguro que estaré peor.
¿Se puede salir de esto?
Siempre hemos salido. Dramatizamos, dramatizamos y dramatizamos. Es cierto que hay cinco millones de personas en el paro, pero hay muchos más que están trabajando. Invito a que la gente vea su vida y todo lo que tiene. El iPad, el televisor, el aire acondicionado… ¿Realmente estamos peor que nuestros abuelos? A veces nos fijamos en lo que nos falta, en lugar de en lo que tenemos. Es cosa de cambiar la mirada y disfrutar de las pequeñas cosas que nos da la vida, que creo que son muchas.
¿Cómo puede el ciudadano de a pie tener una actitud positiva en una crisis en la que la sensación es que la han causado otros?
Siempre estamos buscando culpables, yo no lo hago. Ante un mismo trabajo hay gente que es feliz y otra que es infeliz. Unos abordan el problema y otros son más destructivos. No me gusta entrar en buscar culpables. Además a mi me va relativamente bien, por lo que me es más fácil hablar de positivismo. Entiendo que una persona que esté en el paro, con dos hijos cuando me oiga diga: “Esta persona no sabe de lo que está hablando”. Al final, todos vemos la vida como nos va a nosotros más que en función de la realidad.
¿Cuál es el secreto de la felicidad?
El secreto de la felicidad es crear un mar de fondo que te permita ser feliz. Hay emociones que vienen de golpe y te pueden cambiar situaciones de estado de ánimo temporalmente; luego hay un mar de fondo que es en el que te mantienes. Hay quien oscila en función del momento, de las circunstancias, en busca del placer. El día que tienes apetito puedes tomar un filete y te encanta. Si te tomas dos, menos. Al tercero, mucho menos y ya con cuatro te da asco. El problema del placer es que empieza y termina con él. Hay que buscar una base más sólida que nos permita sortear los golpes que nos da la vida. Mañana, tienes una pareja y unos hijos que te quieren, la vida te da un golpe y encuentras fuerzas para salir. Si pierdes el trabajo, y si se te junta con un divorcio o una separación es más difícil salir. Tenemos que cultivar una serie de fortalezas que nos permitan luchar contra la adversidad. Los problemas graves vienen un martes por la tarde cuando menos los esperas.
En esta época de recortes, ¿qué habría que recortar?
La felicidad tiene que ver con dar y el egoísmo conlleva la infelicidad. No hay comités de dirección de empresas felices, pero la mayoría de los que trabajan en una ONG sí lo son. A la hora de plantear los recortes, es cierto que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y tenemos que arrimar el hombro. Pero ahora trabajamos 40 horas y nuestros abuelos trabajaban 80. El mundo es global y para competir con otros países quizá tengamos que trabajar más. Tampoco es tan grave. Nos levantamos un poco antes y nos vamos más tarde. Si lo que importa, es hacer lo que te gusta. Estamos dramatizando hasta en esto. No pasa nada por trabajar dos horas más a la semana.
¿Es compatible el actual clima de crispación con el optimismo?
La crispación nunca es buena. La lucha entre especies no es siempre es buena, la cooperación es mejor. Nuestro cuerpo son millones de células que cooperan para sobrevivir. Hace años que decidí eliminar la energía negativa de mi vida y prefiero más ser feliz a tener razón. En una disputa nunca se gana, se pierde. Si la ganas, te llevas un enemigo. Hay gente que sólo busca la crispación y el enfrentamiento. Parece ser que hemos hecho una sociedad en la que si te ríes, no trabajas. Eso lo vemos con los mismos partidos políticos. Si uno dice A, el otro dice B. Y la mayoría está un poquito harta. Lo que todos queremos es que se unan y vayamos todos en el mismo barco. Lo que se debe es llegar es a unos consensos. Detrás de alguien que siempre tiene que imponerse a través de discusiones, seguramente hay un problema de ego.
¿Se abusa para recortar con el pretexto de la crisis?
Habrá quién sí, y quién no. Yo creo que el hombre es intrínsecamente bueno y lo cuando alguien intenta recortar cosas, lo hace con la mejor intención. Seguramente habrá gente que no es así, pero ¿por qué tengo que creer lo contrario? Trabajo para muchas empresas y no veo tal grado de crispación entre empresarios y empleados. Todos somos amigos, vamos en el mismo barco y sufrimos juntos y la mayoría que trabaja en ellas se deja la vida y las considera como propias.
¿Hemos tenido demasiados cenizos?
Es posible, pero también es posible que los cenizos seamos nosotros. Nadie se ve a sí mismo como pesimista y todos nos vemos como simpáticos, agradables, inteligentes. Y estadísticamente hay el mismo número de optimistas que de pesimistas. Igual los pesimistas somos nosotros.