Se proyecta el documental «Malaria, la vacuna más esperada»
INTERVIENE:
FIDEL FONT. Médico responsable de proyectos en la Unidad de Epidemiología y Bioestadística del Hospital Clínico de Barcelona. Colaborador del Prof. Patarroyo en la experimentación de la vacuna contra la malaria en Tanzania
PRESENTA:
MARI PAZ PÉREZ DE LOS HEROS. Presidenta de Manos Unidas de Alicante
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
«A LOS LABORATORIOS SE LES ESCAPÓ EL NEGOCIO DE LA VACUNA CONTRA LA MALARIA»
A. PRADO
El profesor Patarroyo obtuvo en Tanzania los primeros resultados eficaces de la vacuna contra la malaria en 1992 y, pese a su probada eficacia en un 30 por ciento de los casos, ésta aún no tiene el visto bueno de la OMS, que sigue haciendo ensayos en otros países que no concluirán hasta 1999. Mientras tanto, la malaria afecta al año a 300 millones de personas en el mundo, de los que tres millones fallecen, el 80% de los cuales son niños africanos.
«Es como si cada año desapareciera la ciudad de Barcelona (…) pero la malaria no es una bomba que explota, sino que mata en silencio». Son algunas de las afirmacines de Pedro Alonso, compañero de Fidel Font en el Hospital Clínico de Barcelona, y uno de los más estrechos colaboradores del profesor colombiano Manuel Patarroyo. Alonso hacía estas declaraciones en el documental que se proyectó previamente en el Club, «Malaria, la vacuna más esperada», ganador del VIII Concurso de TV convocado por Manos Unidas. El corto, que presentaba imágenes desgarradoras de la mortalidad que ha acarreado esta enfermedad en una localidad de Tanzania, donde se ha efectuado el ensayo de la vacuna, también mostraba la eficacia positiva del antipalúdico.
El epidemiólogo Fidel Font -al que presentó la presidenta de Manos Unidas en Alicante, Mari Paz Pérez de los Heros- explicó en su intervención el largo proceso de la experimentación de la primera vacuna química descubierta en 1988, por Patarroyo contra esta enfermedad.
Desde el principio, este investigador colombiano «ha estado en tela de juicio y sometido a una crítica constante, luchando solo y enfrentándose sistemáticamente a los ataques de la prensa y de la comunidad científica internacional supuestamente de élite. Hasta donde yo sé, el profesor Patarroyo todavía no ha ido al psiquiatra» ironizó Font, que expuso el trato discriminatorio recibido por el bioquímico colombiano, que ha cecido la vacuna a la Organización Mundial de la Salud con la condición de que su comercialización sea barata.
Font afirmó que la aparición de la que se denomina ya como la «vacuna de los pobres» -para la que la OMS ha solicitado un último ensayo en otros países que concluirán en 1999 por considerar «discutible» una eficacia menor del 40 al 50%- «ha acabado con el gran negocio de descubrir una vacuna para tres mil millones de personas que se les ha escapado a los laboratorios de las manos al obtenerla un investigador al que nadie conocía» y reflexionó en voz alta sobre «qué pasaría si se descubriese una vacuna contra el sida con una protección del 30 por ciento».
El epidemiólogo consideró que este porcentaje «no sólo no es bajo, sino que es espectacular y altísimo para salvar a la población» y recordó la eficacia relativa de otras vacunas, como la tuberculosis, cuya epidemia rebrota en la actualidad.
