INTERVIENEN:
JOSÉ LUIS PAMBLANCO AYELA. Presidente de la Junta Mayor de Hermandades de la Semana Santa de Alicante
ANTONIO VIVÓ ANDÚJAR. Consejero Eclesiástico de la Junta Mayor de Hermandades
REMIGIO ROMERO DUPUY. Presidente de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de las Angustias
JOAQUÍN SALA ROMERO. Presidente de la Hermandad Penitencial Stabat Mater
JOSÉ ALBERTO GUIJARRO. Costalero de la Hermandad de la Santa Cena
PRESENTA Y MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
LA JUNTA MAYOR DE HERMANDADES GESTIONA LA CREACIÓN DE UN MUSEO DE ARTE SACRO
PIRULA ARDERIUS
Sería el primer Hermano de honor de la Cofradía Cristo del Divino Amor y Virgen de la Soledad, Manuel Peláez, quien con sus palabras centraría la importancia de la Semana Santa de Alicante. El empresario, después de significar la dinámica de desarrollo iniciada por los desfiles procesionales de Alicante en los últimos años, vino a poner de manifiesto que se reconocía una ciudad en progreso por su trabajo coherente en todos los frentes.
En este frente de la Semana Santa trabaja duro y apuesta por lo alto José Luis Pamblanco, el presidente de la Junta Mayor, que vino a expresar su satisfacción por la incorporación de colectivos (Universidad, colegios y hasta árbitros de fútbol) a la Semana Santa Alicantina que, con el apoyo del Ayuntamiento, ha vuelto a conseguir que la gente salga a la calle para contemplar los desfiles procesionales.
Antonio Vivó, Consiliario de la Junta Mayor, defendió en su intervención el sentido de religiosidad, asegurando que estas manifestaciones populares son como el diálogo de la fe con la cultura actual. Tras hacer referencia a la recesión motivada por el desprecio a estas manifestaciones a partir del Concilio Vaticano II y a la reacción contra el ostracismo del puriso de los liturgistas, a partir del Sínodo en 1974, Antonio Vivó vino a defender la responsabilidad de laicos en la organización de la Semana Santa, con la intervención sensible de sacerdotes para evitar riesgos de desviaciones, afirmando también que en las procesiones se evidencia la búsqueda del sentido de Dios.
De los esfuerzos por mantener viva una Hermandad habló bien Remigio Romero, presidente de la correspondiente al Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de las Angustias, creada en 1927 por un grupo de jóvenes y con primera salida tres años después acompañada de 44 hermanos vistiendo la vesta. Hoy son 380 y, este año, en base a la lista de espera de 18 costaleros, ha tenido que ampliar el cupo, hasta 32, de los que llevan al Cristo, mientras que 32 son los que llevan a la Virgen, talla de Salcillo que les cede cada año la familia Caturla.
Joaquín Sala Romero, presidente de la Hermandad Penitencial Stabat Mater, ofreció un testimonio entusiasta de la satisfacción que supone sacar a la calle unpaso, en este caso obra de Remigio Soler, tras haber invertido tres años y muchos esfuerzos en la creación de una Hermandad que nació en el seno de la Congregación Marista y que ha sabido despertar el interés de los jóvenes de la sociedad alicantina. Joaquín Sala aseguraba que fue el martes santo del pasado año cuando, al alzar el paso por los costaleros en la Plaza de la Montanyeta, supiero que todos los esfuerzos habían merecido la pena.
Después de estos planteamientos y poniendo fin al capítulo de intervenciones, tomó la palabra José Alberto Guijarro, Costalero de la Hermandad de la Santa Cena, cuyo testimonio vino a poner de manifiesto el entusiasmo de un creciente número de jóvenes cuya aportación no solamente consiste en sacar el paso un día al año, sino en un trabajo y esfuerzo a lo largo de todo el año para superar la salida de las imágenes. Según José Alberto los costaleros, que sacan en los desfiles procesionales todo lo que individualmente llevan dentro, lo dan todo con la ilusión de engrandecer la Semana Santa que, según el denominador común de las intervenciones, va hacia adelante.