Presentación libro
Entrada libre
La historia de los miles de españoles enviados a trabajar a la Alemania nazi
INTERVIENEN:
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ JIMÉNEZ. Escritor. Profesor de Historia Contemporánea en el Departamento de Humanidades en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Autor del libro.
LUIS ESTAÑ ALFOSEA. Pensionista superviviente de Mauthausen.
PRESENTA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista.
LOS ESCLAVOS ESPAÑOLES DE HITLER es una investigación en la cual el autor ha pretendido contribuir al conocimiento de la historia reciente de España, y más concretamente en lo que se refiere a la historia del régimen de Franco en su primera etapa. Una historia que fue tergiversada por los representantes de la dictadura, los cuales manipularon o, sencillamente, ocultaron episodios bochornosos que eran responsabilidad de la clase política franquista, tal y como sucede en el caso que nos ocupa.
El pasado 31 de diciembre concluía el plazo para presentar solicitudes de indemnización por haber sido trabajador forzado o esclavo durante el régimen nazi, según avisaban grandes anuncios aparecidos en la prensa. Es decir, las consecuencias del que, sin duda, es el periodo más negro de la Europa del siglo XX, no han desaparecido del todo. A ese capítulo siniestro, que constituye también una página olvidada del franquismo, dedica el profesor José Luis Rodríguez Jiménez su libro Los esclavos españoles de Hitler, un libro de Historia que lo es también de actualidad.
Entre otras cosas, el libro es un fascinante ejemplo de cómo unos hechos muy concretos, que ocupan unos pocos años, iluminan aspectos más generales de la historia reciente de España. En efecto, la terrible odisea de los esclavos españoles de Hitler se incribe en el contexto de las complejas relaciones de los regímenes nazi y franquista: su alianza desde 1936 a 1945 y las tensiones para que España pagara la deuda contraida con Alemania durante la guerra civil, así como para delimitar la implicación española en la segunda guerra mundial. El autor no descuida ninguno de los dos aspectos, y junto a las peripecias de los españoles en Alemania (un estudio cercano a las modernas corrientes historiográficas que tratan de episodios muy concretos, así como de la vida cotidiana), ofrece un convincente análisis de aquellas relaciones políticas, económicas y diplomáticas.
EL AUTOR
José Luis Rodríguez Jiménez es profesor de Historia Contemporánea en el Departamento de Humanidades en la Universidad Rey Juan Carlos. Se ha especializado en el estudio de los movimientos fascistas y de extrema derecha: sus orígenes, pensamiento y formas de organización. Entre sus últimas publicaciones figuran los libros La extrema derecha española en el siglo XX, ¿Nuevos fascismos? La extrema derecha en Europa y Estados Unidos e Historia de la Falange Española de las JONS.
El autor colabora habitualmente en las actividades desarrolladas por el Centre Européen de Recherche et d´Action sur le Racisme et l´Antisemitisme y otras asociaciones europeas dedicadas al estudio y la prevención y la prevención del racismo y la xenofobia.
«EN MAUTHAUSEN ÉRAMOS CARCASAS DE PIEL Y HUESOS BUSCANDO SOBREVIVIR»
J. HERNÁNDEZ
A punto de cumplir los 85 años, con dos hijos, cinco nietos y un bisnieto en camino, nadie diría que Luis Estañ Alfosea (Callosa de Segura, 1917) pasó cuatro años y medio de su juventud en el campo de exterminio nazi de Mauthausen, donde murieron más de 7.000 republicanos españoles entre otros miles de personas.
Este callosino contó su experiencia el pasado viernes en el Club INFORMACION, en una sesión en la que el profesor José Luis Rodríguez Jiménez presentó su libro «Los esclavos españoles de Hitler», la historia sobre los miles de españoles enviados por el franquismo a trabajar a Alemania.
El superviviente callosino relató cómo pasó la frontera francesa como miembro del Ejército republicano al perder la guerra civil, y cómo en Dunquerque fue apresado junto a otros 800 españoles por los alemanes. «Fuimos andando a Holanda, nos metieron en una barcaza para cien personas y navegamos tres días si comida. Nos llevaron a un campo de prisioneros, a otro, y después nos enviaron a Polonia, donde estuvimos cuatro meses. Un buen día dijeron que los españoles volvíamos a Francia, pero nos metieron en un tren de mercancías, lo precitaron y a los tres días llegamos a Mauthausen». Era el 24 de enero de 1941.
Allí estuvo hasta que el campo fue liberado el 7 de mayo de 1945 por los americanos. En el Club relató cómo los 2.000 españoles que sobrevivieron tuvieron que quedarse 40 días más en el campo de exterminio, durmiendo allí y paseando por los alrededores con traje de presos, sin ser reclamados ni buscados por el Gobierno español. Los franceses les recogieron, y vivió en el país vecino hasta 1948. Las cartas de su madre le movieron a regresar a Callosa, junto a su mujer, también alicantina y con la que se casó en Francia, y un bebé de 22 meses. «El Gobierno galo se volcó con nosotros, nos dieron hospedaje gratis, ropa, un sueldo. Al regresar volví a ser un rojo».
Durante muchos años, prácticamente nadie en Callosa conocía su historia. Y en la actualidad, «tengo muchos amigos unos de derechas, otros de izquierdas. Más vale dejarlo». Apenas da importancia a la indemnización que le acaba de conceder el Gobierno alemán, un dinero que le llegó días atrás.
Fu su juventud la que le permitió salvar la vida. «Los que llegaban al campo con 35 años o más no duraban nada. Sobrevivimos los que teníamos ventipocos años. Cuando los franceses vinieron a buscarnos, yo llevaba ya más de un mes comiendo de todo, y daba en la báscula 39 kilos». Estañ recordó el día en que llegaron los americanos. «Como el campo estaba en alto vimos de lejos las tanquetas, y en medio había alemanes ya prisioneros. Sería las tres de la tarde, la primera tanqueta paró, parece que lo estoy viendo. Bajó un hombre vestido de civil y dijo, ¿sois españoles? Yo portorriqueño. ¡La guerra ha terminado!». Los oficiales y soldados alemanes fueron a las garitas, dejaron las armas, se integraron con los demás prisioneros, y nos dejaron allí solos». Media hora después buscaron las patatas que quedaban en los almacenes. «Pesábamos 30, 32 kilos, ni siquiera esperamos a que se hicieran. Daba igual que estuvieran hervidas que crudas. Vi a algunos comerse tres o cuatro tarrinas de mantequilla. Porque lo que allí quedamos no éramos personas sino carcasas de piel y huesos convertidas en robots que no pensábamos más que en sobrevivir». A la hora de hablar de los peores momentos, indica que «morían a montones. Los hechos más desastrosos que he visto no se los cuento ni deseo a nadie, y vi las cosas más increíbles. Comíamos menos de un 30% de lo que necesitábamos, pero uno sabía que tan pronto como se entregase el pago era el tiro en la sien y sacábamos fuerzas sobrenaturales». El régimen le obligó a callar al volver. Ahora en la solapa de su chaqueta luce tranquilo la insignia oficial de la República y el escudo que llevaban los españoles en Mauthausen.
RODRÍGUEZ JIMÉNEZ: «HUBO ESPAÑOLES ESCLAVOS DE HITLER DESDE EL PRINCIPIO»
J. HERNÁNDEZ
Al menos 10.500 españoles fueron ofrecidos por el régimen de Franco al gobierno alemán como mano de obra durante el nazismo, según recoge el escritor y profesor de Historia Contemporánea José Luis Rodríguez Jiménez en su libro «Esclavos españoles de Hitler», editado por Planeta y presentado el viernes en el Club INFORMACION. Según reflejan los documentados hallados por este profesor en el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares, el envío de esta mano de obra fue una operación de Franco para pagar la deuda contraída con Alemania por su apoyo para ganar en la guerra civil española.
En esos archivos, relató, «está depositada toda la documentación de una comisión interministerial que el Gobierno de Franco creó para poner en marcha esta operación». Durante su investigación, descubrió un cruce de historias que se refleja en el libro. «Al ver las cartas de las familias que hay en los archivos descubrí que la situación era más amplia. Fue apareciendo el tema de los españoles emigrantes en Francia, allí los alemanes contrataron a muchos españoles, no sabemos cuántos, pero cuando se firman estos convenios había en Francia unos 150.000 españoles del exilio republicano». Explicó que el gobierno de Hitler se llevó una parte a fábricas de armamento y a otros «los que creía peligrosos, a campos de exterminio, sobre todo a Mauthausen. Cuando empezaron a perder la guerra, miles de españoles fueron llevados a campos de concentración, y murieron de tifus y tuberculosis. Hubo protestas del gobierno franquista, de la oficina de Falange, y a pesar de tratarse de un gobierno amigo, no fue atendida la petición de clemencia».
La mayor parte de la mano de obra voluntaria se convirtió en esclava de Hitler desde el principio según la propia documentación franquista, basada en informes de los inspectores sindicales. «Decían que la situación era muy dura, decían que todo era mentira, que se les había engañado y la mayor parte de los contratos no fueron respetados cuando ellos se marcharon con la promesa del paraíso».