Intervienen
Inocencio F. Arias. Autor del libro
Presenta
Antonio Peral Villar. Diputado autonómico
Un revelador viaje por la política internacional española
de la mano de Inocencio F. Arias, uno de los pocos
diplomáticos que ha trabajado para los cinco presidentes
de la democracia
de la mano de Inocencio F. Arias, uno de los pocos
diplomáticos que ha trabajado para los cinco presidentes
de la democracia
¿Cómo vendió Adolfo Suárez al mundo la Transición democrática española? ¿Qué pasos tuvo que
dar Calvo Sotelo para la decisiva entrada del país en la OTAN mientras su partido se desangraba?
¿Por qué se celebró en Madrid durante el gobierno de Felipe González la conferencia de paz entre
israelíes y palestinos más importante del siglo? ¿Qué había detrás de la polémica foto de José
María Aznar en las Azores junto a Blair y Bush? ¿Qué pecados cometió Zapatero con Estados
Unidos? ¿Pintaban algo los diferentes ministros de Exteriores? ¿Es España más relevante en el
mundo ahora que hace diez o veinte años?
Si hay alguien que puede contarnos de primera mano estos y otros decisivos acontecimientos y
responder a estas cuestiones, ese es Chencho Arias. A caballo entre la memoria y la recreación
histórica, el famoso diplomático relata sin pelos en la lengua, y con su acostumbrada agudeza y
sentido del humor, los aciertos y errores de cada presidente, sus fortalezas y debilidades, y las
anécdotas internacionales más jugosas.
INOCENCIO ARIAS (Almería, 1940) cuenta con una de las carreras diplomáticas más extensas y
destacadas de la historia reciente de este país. Ha desempeñado labores diplomáticas en varios
continentes y ocupado puestos relevantes con varios gobiernos de la democracia, Secretario de
Estado y Subsecretario con el de Felipe González, Embajador en la ONU con el de Aznar y
portavoz de Exteriores, repetición insólita, con los de UCD, PSOE y PP. En la ONU fue Presidente
del Comité Mundial contra el terrorismo. Ha sido Director General del Real Madrid. Actualmente
está jubilado, pero colabora en medios de prensa, radio y televisión: El Mundo, Cadena Cope, El
Periódico entre otros. Tiene un blog, Crónicas de un diplomático jubilado, en elmundo.es. Ha
publicado Confesiones de un diplomático (2006), y en Plaza y Janés Los tres mitos del Real
Madrid (2002) y, junto a Eva Celada, La trastienda de la diplomacia (2010).
INOCENCIO ARIAS:
«ZAPATERO ERA UN PESO LIGERO, UN NOVILLERO NO PREPARADO PARA TOREAR»
Entrevistado por A. FERNÁNDEZ
Le daré la vuelta a la pregunta. El que menos Zapatero, no porque fuera un tipo zafio u ordinario, nada de eso, es simplemente que no se encontraba a gusto en la escena internacional. Los otros cuatro sí lo estaban. Dos tuvieron mucho tiempo para demostrarlo (Felipe González y Aznar) y otros dos que estuvieron menos tiempo, Suárez y Calvo Sotelo, también sabían estar en la plaza. No era una mera cuestión de idiomas. Suárez, a semejanza de Zapatero, no hablaba ninguno pero no se amilanaba cuando salíamos al exterior ni se sentía incómodo. En Iberoamérica, dada su capacidad de seducción, Suárez arrasaba.
En su libro apunta que a González fue el que mejor se le dio la política exterior.
Puede que lo sea. En todo caso, se le dio francamente bien. Tuvo sentido del Estado, le cogió pronto el gusto y corrigió el rumbo cuando, ya en el poder, se percató de que había metido la pata. Por otra parte, estuvo muchos años en el poder, lo que le permitió anudar contactos interesantes para España y ser apreciado.
A Aznar también le trata bien.
Aznar fue muy respetado en el exterior. Lo vi de cerca. No sólo le trato bien por eso, sino porque me causa estupor que se le ataque por cualquier motivo y se le demonice por cosas que son irrelevantes o en las que él tenía razón. Pero en temas más serios, como su apoyo a la intervención de Estados Unidos en Irak, no me sorprende que se le critique. Pero encuentro chocante y claramente tendencioso que se haga esa crítica en base, a menudo, a un puñado de argumentos falsos. Cuando se dice por ejemplo que Bush y Aznar se habían “inventado” que en Irak había armas de destrucción masiva se está haciendo una afirmación temeraria de escaso fundamento. En aquel momento todo el mundo creía que Sadam Husein poseía esas armas. Todo el mundo. Y cuando se dice que España tenía que retirar las tropas de Irak porque estaban allí en «situación ilegal» se está simplemente mintiendo. Su situación era legal, totalmente, aunque diga Zapatero su Gobierno, el Cardenal primado o el presidente del Madrid o del Elche CF lo contrario. Era legal.
¿Qué pecados cometió Zapatero?
Pecados, pecados, no muchos. Lo que ocurre es que era un peso ligero, un novillero no preparado para torear toros al que además le cayó el Miura de la crisis. Con Estados Unidos cometió, al principio, tres pecados. No se levantó ante la bandera, retiró las tropas precipitadamente y con algún argumento espúreo como el que he mencionado y, gesto gratuito, juvenil y nocivo, pidió a otros países que se marcharan también de Irak. Bush nunca se lo perdonó. Lo mantuvo en la nevera. Con Obama la cosa mejoró, Zapatero tuvo un apasionado flechazo político sentimental con él, pero el americano, aunque quería tener buenas relaciones con él y con España, no tuvo mucho tiempo para Zapatero.
Por cierto, ¿qué le parece que ninguno de los presidentes supieran hablar inglés?
Sencillamente lamentable. Ninguno de los cinco ha hablado inglés (Aznar lo aprendió después), aunque Calvo Sotelo, González y Aznar podían desenvolverse en otras lenguas. Al que venga después de Rajoy casi no deberíamos permitírselo.
¿Le duele la imagen que España proyecta al exterior?
Cuando la estrella de España palidece ?en estos momentos brilla normalmente? pero parpadea en ciertos momentos, a mí no me gusta. Me pone un tanto sombrío. Pero creo que a medio plazo brillará sin el menor apagón.
Pero acaban de rescatar al país. ¿Qué le parece?
Aunque sea parcial, se convirtió en algo inevitable. El gobierno del PP heredó una penosa situación pero parece no haber captado el tamaño de los agujeros y toda la gravedad del asunto. Aunque el rescate sea de los bancos y no de España, la cosa no nos saldrá gratis si bien es cierto que el Gobierno ha salvado la cara. Tengo a De Guindos por una persona sensata.
¿Cree que Rajoy podrá convencer a los líderes mundiales del potencial de España?
Aunque el caso Bankia ha sido un arañazo en el prestigio del Gobierno, a Rajoy lo ven en Europa como a un dirigente serio y que está dispuesto a hacer lo que cree conveniente aunque la decisión sea impopular a corto plazo. Esto es preciado. Con el Gobierno anterior la impresión no era exactamente esa.
Usted fue director general del Real Madrid entre 1993 y 1995. ¿José Mourinho es la antítesis a un buen diplomático?
Buen entrenador y mediocre, tirando a malo, como diplomático. Yo, con todo, le habría renovado, es muy bueno pero le habría repetido que tuviera cuidado con ciertos gestos porque empañan una imagen que era buena. En todo el mundo. Se le pueden dar poderes absolutos como se le han dado, pero pidiéndole firmemente corrección en la frase y en el gesto.
¿Cree que la marcha de Guardiola del Barcelona beneficia al Real Madrid?
Al Madrid y a cualquier rival del Barcelona. Por bueno que sea su sustituto, no puede repetir los éxitos inigualados de Pep. Creo que ni siquiera el propio Guardiola podría hacerlo de nuevo.
INOCENCIO ARIAS: «ZAPATERO ERA EL HOMBRE QUE NO SABÍA DEMASIADO»
A. F.
Con varias décadas como diplomático a sus espaldas, pocos conocen mejor que él cómo ha virado la política española desde la llegada de la Democracia. Inocencio Arias (Almería, 1940) desgrana en su último libro ?«Los presidentes y la Democracia. Me acosté con Suárez y me levanté con Zapatero»? algunos secretos de los cinco últimos jefes del Ejecutivo y cómo concebían el papel de nuestro país en el mundo.
La publicación, presentada ayer en el Club INFORMACIÓN, arranca con un análisis del papel que desempeñó Adolfo Suárez, bautizado como «el mago de la transición». De él cuenta una anécdota que demuestra su inteligencia, según relata Inocencio Arias. «Qué Suárez olfateaba por dónde iba la historia y que era una persona audaz nos lo muestra su tratamiento de la boda de Carmencita, nieta de Francisco Franco». Suárez, según narra el diplomático, desobedeció a su superior y se negó a que el enlace se transmitiera en directo en TVE. Sobre todo, porque «algunos duros del régimen franquista alimentaron la ilusión de que Franco podría dar frenazo en su designación de don Juan Carlos e inclinarse por su inminente nieto». Pues bien, Suárez se posicionó al lado del Rey y terminó ganando en pulso.
De Leopoldo Calvo Sotelo, «un hombre tranquilo», recuerda que su mandato duró solo un año y ocho meses, que su partido se estaba «deshilachando a ojos vista» y que coincidió con el fallido golpe de Estado del 23-F.
A Felipe González lo bautiza como «un debutante con sentido de Estado». Arias recuerda, entre otros aspectos, su detención por el régimen franquista. Además, destaca que asumió el timón de España en «un momento notable de la presencia del país en la escena internacional». Y González «supo estar en Europa».
A José María Aznar también le dedica parabienes. Pese a las críticas feroces que recibió el expresidente, sobre todo por el apoyo a Estados Unidos en la guerra de Irak, Inocencio Arias asegura que la entrada en el euro se «superó con nota», que Aznar no mintió cuando dijo que creía que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva -nunca se encontraron- y recordó que terminó su mandato «con una placentera situación económica».
El peor parado es José Luis Rodríguez Zapatero, «el hombre que no sabía demasiado». De él recuerda una cena que organizó con un nutrido grupo de líderes mundiales en Nueva York, pero que terminó en «espantá». ZP, según Arias, cambió de idea a última hora y no acudió a esa cita.