INTERVIENEN:
RAMÓN MARTÍN MATEO. Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Alicante, Consejero de Estado
SALVADOR FORNER MUÑOZ. Catedrático de la Universidad de Alicante, director de la Cátedra Jean Monet de Estudios Europeos
JOSÉ RAMÓN NAVARRO VERA. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, profesor de Urbanismo de la Universidad de Alicante
JOSÉ RAMÓN GINER MALLOL. Periodista y escritor
MANUEL PELÁEZ CASTILLO. Empresario, presidente de empresa constructora
ARTURO LÓPEZ FERNÁNDEZ. Presidente del Colegio de Arquitectos de Alicante
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
EL DEBATE SOBRE LA CIUDAD EVIDENCIA LA FALTA DE UN MODELO CLARO Y CONSENSUADO
ROGELIO FENOLL
Salvador Foner trazó una reflexión sobre los problemas que aquejan a Alicante, que «parten del propio proceso de configuración de la ciudad en las últimas décadas», y los dividió entre «los de fácil solución» y las «actuaciones irreversibles». Entre los primeros incluyó las comunicaciones en la ciudad y en el área metropolitana y la ausencia de un transporte ferroviario urbano. Pero su exposición se centró en los segundos.
Forner manifestó que «Alicante tiene un problema de esquizofrenia, es una ciudad bifronte. Es una ciudad que ha construido otra a cuatro kilómetros, la Playa de San Juan, y todo se desplaza allí en verano. Se ha producido una escisión de la ciudad en dos ciudades y también una escisión del centro. Unos grandes almacenes han trastornado y han provocado un cambio rápido en la ciudad. El centro se degrada, el comercio cierra, la Rambla es un espectáculo deñorable, es la decadencia de una ciudad».
El catedrático de Historia Contemporánea advirtió que «hay que tener cuidado con los grandes planes de ingeniería urbana, porque a veces generan efectos perversos» y agregó que el cambio experimentado en Maisonnave «ha sido desastroso para esta ciudad, hay que prever esas actuaciones». Forner reveló que se estudió la posibilidad de instalar esos almacenes en el desaparecido cine Avenida, lo que a su juicio hubiera revitalizado y ensanchado el centro neurálgico de la ciudad hasta Santa Cruz, y agregó en otro momento que «Alicante no es una ciudad turística» y que «la gran playa turística podía haber sido San Juan».
El puerto no convence
El presidente del Colegio de Arquitectos, Arturo López Fernández, se alejó de «una visión personal» para perfilar una recopilación de temas «que la ciudad está ejecutando, están pendientes, o ya sobre el tapete, pero todos ellos de importancia».
Respecto al frente marítimo de la ciudad, López indicó que «la propuesta de nueva fachada nos ha sorprendido» para añadir que «lo que puede ocurrir con el puerto, si nadie lo remedia, es algo tan serio que hay que decirlo. El conjunto de actuaciones como el paseo frente al hotel Meliá, ya iniciado, el paseo marítimo y su prolongación por el Paseo de Gómiz y la playa del Cocó, son de vital importancia para la imagen de la ciudad y hay que cuidarlo con mucho esmero y dar cabida a opiniones de los profesionales y de los ciudadanos».
López pasó a relatar las distintas actuaciones acometidas o previstas, sin apenas hacer valoraciones críticas, pero sí puso algunas notas a ciertos proyectos. Sobre la Vía Parque dijo que «la ciudad la requiere con premura» y sobre las autovías y circunvalaciones apuntó «fallos de diseño en los enlaces». De la estación de Renfe reclamó un debate y «tratar de darle una solución lo antes posible». De la cornisa marítima de Babel y el proyecto d ela playa dijo que es «una asignatura pendiente»; del complejo cultural de Campoamor que «significará un hito para esta zona y para el conjunto de la ciudad» y sobre el Parque de Canalejas señaló que «ya debería pensarse algo».
Por último, el presidente de los arquitectos alicantinos subrayó varios asuntos «olvidados» como «el tratamiento de las zonas ajardinadas, sobre lo que se debería hacer un mayor esfuerzo» y destacó dos edificios emblemáticos «pendientes de intervenir»: la concatedral de San Nicolás y la remodelación del Monasterio de la Santa Faz.
No a la mediocridad
El presidente de la constructora Ecisa, Manuel Peláez, arrancó los primeros aplausos entusiastas del público. El empresario sugirió un «proyecto común de modernización de la ciudad que implique también a los ciudadanos» y que convierta a Alicante en «capital europea del Mediterráneo» mediante la creación de una sociedad mixta, liderada por el Ayuntamiento con la participación del capital privado. «Hay que ganar el pulso a la mediocridad. Los alicantinos se merecen salir de donde están», dijo para acabar su discurso, pero antes destacó lo «positivo y las carencias y defectos». De positivo reseñó «el campus universitario, las autopistas, las remodelaciones de El Altet, Teatro Principal, Mercado Central, IFA, complejo del Tossal, el puerto, el Palmeral, Mil Viviendas, Plan Racha» y como defectuoso «la inseguridad ciudadana, el tráfico, el transporte público, el lamentable estado de la estación de autobuses, la limpieza y conservación de la ciudad, el desorden estético, los malos accesos a playas, la calidad de las obras y los servicios a los ciudadanos». Peláez reclamó un turismo de más calidad, el estímulo a la actividad industrial o atraer las inversiones. «No entiendo cómo la ciudad no crece por donde debiera, hacia el sur», dijo respecto al paseo de Calabarda.
Por su parte, el periodista José Ramón Giner, centró su intervención en los aspectos culturales: «Desde el punto de vista de la cultura del espectáculo la situación es realmente buena, cine, teatro y música se exhiben en la ciudad con relativa normalidad». Giner manifestó que «falta de demanda podría explicar la carencia y desorganización en cuanto a las artes plásticas» y, preguntándose hacia dónde va la ciudad dijo que, «de no variar la política cultural, corre el peligro de instalarse en el conformismo y la complacencia a corto plazo» por «la tendencia a no correr riesgos». Giner mostró su preocupación por «la muy limitada producción cultural propia» y la «preocupante ausencia de intelectuales en los medios de comunicación».
¿La mejor opción?
El ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, José Ramón Navarro, profesor de Urbanismo en la Universidad de Alicante, hizo, junto a Forner, una de las intervenciones más críticas, pero no exenta de propuestas. Navarro lamentó la ausencia de un «discurso coherente y riguroso sobre la ciudad» por parte de las autoridades, que «se limitan a un catálogo de proyectos», así como la falta de «un concepto articulado».
Para este profesor, Alicante está recibiendo ahora la mayor inversión de su historia pero su plasmación está siendo muy poco acertada. Así, se cuestionó los criterios de asignación de recursos económicos -«¿Hacía falta en el castillo San Fernando una inversión tan enorme? ¿Se han tenido en cuenta los costes de oportunidad?»- y los proyectos financiados por la Administración central: «¿Son buenos, por ejemplo, el proyecto del puerto? ¿Es el mejor? Es el futuro de la fachada marítima». Navarro destacó la «ausencia de participación de los ciudadanos en la construcción de la ciudad» porque «el Ayuntamiento no se ha preocupado de ensanchar la democracia local. Hay que hablar de una ciudad justa e igualitaria, objetivos que no se han cumplido. No es posible sin un proyecto colectivo». Sus críticas se extendieron a la decisión de ubicar la torre de comunicaciones en el parque temático de San Fernando -«es un proyecto carísimo y quizá no sea el mejor sitio»-; el plan del puerto y la fachada marítima -«muy discutible colocar un parking de barcos en primera línea»- e insistió sus pre preguntas: «¿Los grandes proyectos de la Administración central en Alicante están incorporados a un modelo de ciudad desarrollado por el Ayuntamiento o simplemente se aplican porque lo que es bueno para la Administración es bueno para la ciudad? Hay muchas voces críticas a la actuación del puerto y ni siquiera se ha debatido y no se ha enseñado a los ciudadanos. El Ayuntamiento tenía que haber sido más riguroso en reivindicar algunos aspectos del proyecto. Los intereses de la autoridad portuaria no pasan por los intereses de la ciudad o del Ayuntamiento tal vez. El puerto debe ser para la ciudad, no para la autoridad portuaria y Renfe debe supeditarse al ciudadano y no al revés». Navarro subrayó que en la fachada marítima «hay cinco agentes interviniendo y no veo demasiada integración» y propuso una gerencia de urbanismo conjunta. También indicó que Campoamor «no es el mejor emplazamiento para el complejo cultural» y propuso la prolongación de Alfonso el Sabio.
Servicios y dinero
El ex rector de la Universidad, Ramón Martín Mateo, reivindicó un «escenario de bases económicas adecuadas», o sea, «el dinero». Definió a Alicante como «una ciudad de servicios prototípica, con ventajas climatológicas que le permiten seguir orientada al sector turístico, fundamentalmente de población madura» y reclamó que se potencie el turismo de congresos y el turismo de fuera de temporada con «una viva conjunción de ofertas de todo tipo, comercio de calidad, especializado, arte, cultura, porque si desaparece la cultura la ciudad se desploma y la jungla del asfalto llega hasta las paredes del Ayuntamiento. Martín Mateo dijo que servicios como la OAMI -«lo mejor que le ha podido tocar a Alicante»- atraen más servicios y más actividad» y reclamó también más servicios medioambientales -«Tabarca se arregla con poco dinero»- porque el «medio ambiente no es un lujo, es un indicativo de progreso».
El ex rector finalizó explicando que «estamos en un área metropolitana que está dentro de otra área más grande, cuyos polos son Alicante y Valencia, aunque a alguien no le guste».