INTERVIENEN:
LUIS GARCÍA BERLANGA. Director de cine
LUIS SIMÓN ZORITA. Vicepresidente del Ateneo de Alicante
LUIS LAGUNA. Coordinador del Aula de Imagen del Ateneo de Alicante
ANTONIO DOPAZO. Crítico cinematográfico
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
EL BAÚL DE LOS RECUERDOS
ANTONIO DOPAZO
Y eso que estaba afónico, que si no el torrente de anécdotas hubiera podido arrastrar a todos. Precisamente aludió a esos problemas con su voz, asegurando que había puesto en práctica un consejo que le había dado Fernando Fernán Gómez, que le dijo que lo mejor erar pegarse una carrera. «A mi edad no estoy para muchos trotes, pero he corrido desde el Meliá hasta el quiosco de Peret en la Explanada y la verdad es que no me ha hecho ningún efecto».
En respuesta a una pregunta de Luis Laguna, que intervino tras la presentación que hizo Luis Simón, vicepresidente del Ateneo, aseguró que resultaba totalmente compatible el que hubiera sido nombrado «abuelo» del Instituto de San Juan que lleva su nombre y ser jurado del premio literario de novela erótica «La sonrisa vertical». Es más, aseguró que cuanto más viejo se hacía, más actividad sexual advertía, al menos en la mente.
Como experto en cine erótico e incluso defensor del porno creativo, lamentó la discriminación que sufre en la legislación de las salas «X» en España. «Estos loales -dijo- se abrieron para acoger el cine violento y pornográfico, pero hasta ahora ni una sola película violenta ha ido a parar a ellos».
En relación con su futuro, reconoció que su problema es que no sabe decir que no a nadie y que, por eso, ha seguido trabajando y ha hecho tres largometrajes más y una serie de televisión, la de «Blasco Ibáñez». «Mi sueño era haberme jubilado a los 65 años pero en este mundo del cine no existe esa reglamentación laboral. A mí lo que me gustaría es no hacer nada. Debo reconocer que estoy comprometido ya con otra película, lo cual es una desgracia absoluta».
Un factor que influye, sin duda, en esa decisión de seguir en activo a sus 76 años es la magia que se crea en todo rodaje. Calificó el rodar como una especie de orgía y dijo que el hecho de decir las palabras «motor, acción», convertía a uno casi en dios, en un dios chapuza. Y tuvo un especial recuerdo para sus actores. «Si Almodóvar tiene sus chicas -añadió-, yo tengo mi asilo y me enorgullezco de contar con los supervivientes de los genéricos, desde Pepe Isbert hasta Alberto Romea, Félix Fernández y Amparo Soler Leal, por citar unos pocos».
Lamentó, ante otra cuestión que se le planteó, la pérdida de la memoria histórica, refiriéndose a que Blasco Ibáñez, cuya vida acaba de rodar en una serie de TV, sólo es conocido en nuestro país por un veinte por ciento, como mucho, de la gente.