INTERVIENEN:
LUIS SEGOVIA LÓPEZ. Magistrado juez del Registro Civil de Alicante
JOSÉ LUIS DE LAS HERAS. Fiscal de la Audiencia Provincial
GRACIA RISQUEZ AGUAYO. Presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de la Provincia de Alicante
GLORIA DE PAZ LÓPEZ. Psicóloga de la Concejalía de Acción Social del Ayuntamiento de Alicante. Terapeuta familiar
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
JURISTAS Y PSICÓLOGOS PIDEN AHONDAR EN LAS CAUSAS CULTURALES Y EDUCATIVAS QUE CONDUCEN AL MALTRATO
ÁFRICA PRADO
Los conflictos privados pasan a ser públicos desde el momento en el que la violenci ahace acto de aparición. Gracia Risquez, presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de la provincia de Alicante, iniciaba con estas palabras el debate que el asesinato de la mujer granadina ha abierto en la sociedad española «y que ya no se puede cerrar».
La presidenta de la asociación, que confesó su condición de mujer maltratada, insistió en que la lucha contra la violencia doméstica sobre la mujer no debe verse como una guerra de sexos ni de revancha contra el machismo, sino como «un problema social y político que precisa solución».
El fiscal de la Audiencia Provincial, José Luis de las Heras, explicó detalladamente al auditorio las recomendaciones a seguir en caso de maltrato que, reconoció, no está regulado de forma sistemática, aunque sí aislada, en el Código Penal, De las Heras anvazó que la regulación se puede mejorar sustancialmente con la agilización de los procesos judiciales, el tratamiento específico y la protección de la mujer, aunque consideró que las medidas sociales de información y ayuda pueden dar «una solución más humana al problema».
La gravedad del fenómeno revela estadísticas «espeluznantes», como indicó el magistrado Luis Segovia, juez del Registro Civil de Alicante, quien hizo referencia al 7% de incremento que registra cada año el número de mujeres lesionadas por sus maridos -170.000 el pasado año-. Segovia apuntó que la seriedad del problema contrasta con la ausencia de estudios sociológicos realizados hasta la fecha sobre la agresión en la relación de pareja, que definió como un intento claro por mantener la situación de dominio que ha ejercido el hombre sobre la mujer cuando ésta pone en duda dicha situación.
«No es cuestión de sexo bueno o malo, sino de dominio», afirmó el juez, por lo que se negó directamente a «que se distraiga la atención del debate diciendo que también hay hombres maltratados», en referencia al folleto que la federación de padres separados repartió previamente en la puesta del Club con sus reivindicaciones.
Luis Segovia aportó algunas explicaciones a la agresividad del hombre, que descartó reducir a un problema de diferencia muscular, y se centró en la causa cultural. «Históricamente, el hombre ha tenido siempre éxito en la violencia y derecho de disposición sobre la mujer, hijos o esclavos. Ahora se encuentra con que su súbdita, más dócil quiere ser su compañera», apuntó el juez, quien dio ejemplos de todo ello en la legislación existente hasta 1963. Sin embargo, el magistrado afirmó que la igualdad aparente todavía contiene prejuicios que cultivan la discriminación entre sexos y derivan en malos tratos.
Para combatir el problema, Segovia expuso algunos «remedios culturales», como considerar la violencia en la pareja «delito gravísimo», fomentar la denuncia de la mujer en los centros adecuados para ello y actuar de oficio sin necesidad de que medie una acusación formal. También abogó por una mayor rapidez en la aplicación de la justicia y un mayor rigor en la aplicación de las penas, entre las que incluyó la de extrañamiento como medida eficaz.
Gloria de Paz, psicóloga y terapeuta de la concejalía de Acción Social del Ayuntamiento de Alicante describió su experiencia en la asistencia al maltrato, donde en muchos casos la mujer no se atreve a decir claramente que ha sido maltratada y la demanda explícita de ayuda suele ser económica. «Hay mucha culpa, mucha vergüenza en la mujer que ha sido maltratada», afirmó la psicóloga, que reclamó del hombre que agrede una mayor conciencia del problema y aseguró que «cuando el maltratador lo asume y acompaña a su mujer al centro, el trabajo es mucho más fácil y hermoso».
Gracia de Paz recordó que la educación es un factor determinante en los malos tratos y sirve de diferenciador del fenómeno en tres grandes grupos. Así, indicó que tanto el maltratador como la maltratada pueden haber sufrido en ocasiones la violencia doméstica en la niñez, que suele darse en las familias de nivel económico muy bajo y sin estudios, mientras que el grupo intermedio presenta mayor maltrato psicológico, hasta el tercer caso, de nivel económico alto y de estudios superiores, en donde la separación produce tal perplejidad en el hombre que le puede llevar a la violencia más extrema del primer grupo.