Del director FRANÇOIS OZÓN
Interpretada por:
Catherine Deneuve, Isabelle Huppert, Fanny Ardant, Danielle Darrieux, Emmanuelle Beart, Virginie Ledoyen, Ludivine Sagnier y Firmine Richard
EL MISTERIO CÓMICO DE «8 MUJERES»
François Ozon sabe que «8 Mujeres» es, hasta la fecha, su trabajo cinematográfico más importante. Y lo es por varias razones, pero la principal es que esta comedia, en la que también tienen cabida la intriga y el musical, está protagonizada por las mejores actrices francesas de distintas generaciones: Catherine Deneuve, Isabelle Huppert, Emmanuelle Béart, Fany Ardant, Virginie Ledoyen, Danielle Darrieux, Ludivine Sagnier y Firmine Richad, cuyo trabajo les valió a todas el Oso de Plata a la Contribución Individual en el pasado Festival de Berlín.
El Club INFORMACION preestrena hoy en Alicante «8 Mujeres», a las 22.30 horas, en los cines Abaseis, en colaboración con la empresa exhibidora Luis Martínez Sánchez, el Centro de Estudios Monumental y la distribuidora Alta Films.
La cinta, elegida por la Academia de Cine Francés para representar a su país en las nominaciones al Oscar a la Mejor Película en Habla No Inglesa, se sitúa en los años 50, en una gran mansión en la que todo está preparado para celebrar la Navidad. Sin embargo, el señor de la casa aparece asesinado, y una de las 8 mujeres es la culpable.
Uno de los atractivos de este filme de marcada estética «chic» es ver cantar y bailar a sus protagonistas, así como saber cómo se llevaron durante el rodaje.
CóCTEL DE EFECTOS DISPARES
ANTONIO DOPAZO
Sorprenderá, sin duda al espectador, que adoptará ante ella una postura positiva o negativa, corroborando que estamos ante una película que es, en primer lugar, una apuesta original e insólita que ha suscitado las más encontradas reacciones desde que se presentó a concurso en el Festival de Berlín. Elegida por Francia para representarle en la carrera hacia los Oscar, combina el relato de intriga y «suspense» a lo Agatha Christie con la comedia negra y el musical. Un cóctel explosivo que podrá indigestarse a algunos pero que a menudo desprende imaginación y un amargo y cruel sentido del humor.
Autor de títulos dramáticos de la talla de «Sitcom», «Bajo la arena» y «Gotas de agua sobre piedras calientes», François Ozon efectúa un brusco cambio de rumbo en su obra con la adaptación de la obra teatral de un autor poco conocido, Robert Thomas, escrita en los años sesenta, pero ambientada en los cincuenta. La frustración de no poder efectuar una nueva versión de «Mujeres», la espléndida cinta de Georges Cukor de 1939 y su firme voluntad de rodar una historia exclusivamente interpretada por mujeres le llevó a una búsqueda de argumentos que culminó con una decisión tan discutible como curiosa. Su mejor aliado ha sido contar con ocho espléndidas actrices, de varias generaciones, que representan la flor y nata del cine galo.
El problema fundamental de la cinta es que presenta un elenco femenino no precisamente ejemplar en el que dominan elementos como la hipocresía, la crueldad, la ambición, la mentira y el rencor. Son ocho mujeres que se encuentran aisladas por la nieve en una lujosa mansión rural en fechas próximas a la Navidad. La aparición del cadáver del único hombre que estaba con ellas, asesinado de una puñalada en la espalda, genera un conflicto terrible entre todas a medida de que se hace evidente que sólo una de ellas ha podido matarlo. Lo sorprendente es que todas tenían motivos para hacerlo, lo que hace más complicado encontrar a la culpable.
Con una ambientación exquisita y un vestuario cuidado al detalle, que podría haberse inspirado en la revista «Vogue», Ozon conduce esta intriga a base de sarcasmo y de cinismo, cargando las tintas sobre unos seres que da la impresión de que sólo tratan de beneficiarse de la herencia del muerto. Su esposa, sus dos hijas, su suegra, su hermana, su cuñada, la criada y la asistenta componen un cuadro tan revelador como macabro que desvela embrollos propios del más insospechado culebrón. Como se ha dicho, estamos ante un melodrama de Douglas Sirk contado con el estilo esperpéntico de John Waters.
Los números musicales, que permiten cantar sucesivamente a todas las protagonistas, recurren a textos nuevos sobre música ya existente. Es una solución peculiar que puede gustar o no, al igual que sucede con el conjunto de un producto personal e imaginativo susceptible de suscitar filias y fobias por igual.