Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora
INTERVIENEN:
CARMEN QUINTANILLA BARBA. Presidenta Nacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMER)
MAYTE BATALLER BATALLER. Miembro de la Asociación de la Mujer de la Unión de Llauradors i Ramaders COAG. Tesorera de la Asociación de Ovejas Guirra
AMPARO TOMÁS TOMÁS. Presidenta de AMFAR en la Comunidad Valenciana
LAS MUJERES RURALES EXIGEN DOTACIONES PARA PONER FRENO A LA DESAPARICIÓN DE LOS PUEBLOS
PIRULA ARDERIUS
Partiendo de los escasos estudios que existen sobre la realidad sociolaboral de los cinco millones de mujeres rurales españolas, Amparo Tomás Tomás, presidenta de la Asociación Mujeres y Familia de Ámbito Rural en la Comunidad Valenciana, puso sobre la mesa la realidad estadística de la existencia de un millón de mujeres que, como esposas e hijas de agricultores y ganaderos, trabajan en explotaciones familiares bajo la calificación de «trabajadores no activas», reducidas a la economía sumergida y fuera de la regulación laboral. Todo ello implicado en un envejecimiento de la población por el éxodo del campo a la ciudad, que ha provocado la desaparición de 1.500 pueblos del territorio español, a pesar de que el 87,5 por ciento de las mujeres rurales han declarado no querer marcharse de su pueblo.
En sus propias carnes lo viene sufriendo Mayte Bataller Bataller, miembro de la Asociación de la Mujer de la Unió de Llauradors y Ramaders, quien dio testimonio de que, después de «colaborar» con los hombres realizando las tareas más pesadas en agricultura y ganadería, la mujer rural está mucho más infravalorada que la urbana, con un horario laboral interminable al tenerse también que hacer cargo de las tareas domésticas y para las que no existen las vacaciones.
Por su parte Carmen Quintanilla, presidenta nacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural, abrió una puerta a la esperanza expresando los avances que en igualdad de oportunidades se han conseguido en los últimos 20 años y apostando por el planteamiento de que la mujer rural quiere protagonizar su propia historia y avanzar en una política de igualdad.
Aunque no con la agresividad de la urbana, Carmen aseguró que la mujer rural está accediendo a los ayuntamientos, exigiendo servicios sociales y educativos, con un futuro por delante que las puede situar como motor de desarrollo en el fomento de empleo, a través de cooperativas y una serie de empresas de servicios.
