Entrada Libre
Colabora la Asociación ALICANTE KALÍ
INTERVIENEN:
JUAN DE DIOS RAMÍREZ HEREDIA. Presidente de Unión Romaní de España
ROSA VÁZQUEZ. Presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas «Alboreá» de Madrid
JUAN DAVID SANTIAGO TORRES. Coordinador de «Alicante Kalí»
AGUSTÍN GIMÉNEZ NAVARLAZ. Presidente de la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
EL PUEBLO GITANO RECLAMA QUE SE SALDE CON EDUCACIÓN SU DEUDA HISTÓRICA
CLARA R. FORNER
Reclamar a
la sociedad
española que pague
su deuda
histórica con el perseguido pueblo
gitano, poniendo medios suficientes
para que sus jóvenes estudien,
es la principal reivindicación
que se planteó en la
charla-coloquio «Pueblo gitano
hoy y perspectivas de futuro» organizada
por la asociación Alicante
Kalí y el Club INFORMACION
celebrada en el hotel Meliá.
Ante un salón repleto de público,
Agustín Giménez, presidente
de la Federación Autonómica de
Asociaciones Gitanas de la Comunidad
Valenciana, explicó que
el pueblo gitano tiene los mismos
problemas que hace treinta años
y que las asociaciones «son las
que verdaderamente están luchando
» para mejorar su situación
pues «nuestros políticos aún
no han sido capaces de acabar
con el problema del chabolismo».
Juan David Santiago, coordinador
de «Alicante Kalí» explicó
que es difícil hablar de «gitano»
en general por su heterogeneidad.
Frente a esta realidad, destacó,
entre la población existen dos
estereotipos muy extendidos sobre
los romaníes: el «predador,
chabolista, sucio y delincuente» y
el «trovador, alegre, cantador»
que, si bien tienen un fondo de
realidad, ambos están «sobrerrepresentados
». También, dijo, los
gitanos se miden a sí mismos
con lo que llamó un «gitanómetro
» ya que unos llaman a otros
«apayados» y éstos definen a los
primeros como «pelohincaos».
Frente a estas actitudes, opinó,
«conviene desmontar prejuicios»,
como la creencia de que la mayoría
de la población gitana es chabolista
pues, al contrario de lo
que se piensa, en general viven
en barrios normalizados, aunque
sí es cierto que el 90 por ciento
de los chabolistas son romaníes.
Para Santiago, «ser gitano es
un estilo de vida» a conservar y
destacó que su cultura «no hay
que confundirla con la subcultura
de la pobreza ya que, para verguenza
del ?España va bien? los
gitanos que viven en la pobreza
tienen más en común con un pobre
de Manhattan que con un gitano
de su misma ciudad».
Esta situación, opinó, se debe
contrarrestar con unas actuaciones
de promoción social como
son el facilitar el acceso a una vivienda
digna, la educación, a las
actividades laborales y a los servicios
públicos.
Rosa Vázquez, presidenta de la
Asociación de Mujeres Gitanas
«Alboreá», de Madrid, explicó
que el origen de la discriminación
hacia el pueblo gitano se sitúa
en la primera pragmática de
los Reyes Católicos. Los romaníes
habían llegado a España siglos
antes y fueron bien recibidos por
Alfonso V de Aragón, pero una
orden de persecución a los gitanos
firmada por el cardenal Cisneros
situó a este pueblo en una
situación precaria, ya que no podían
acercarse a los pueblos.
También les obligó a resguardar a
sus jovencitas para evitar actos de
violencia hacia ellas. Aquella actitud
«que entonces tuvo un sentido
-explicó Rosa Vázquez- ha
pervivido y aún la estando pagando
las mujeres gitanas».
Después de varios siglos de
persecuciones, la llegada de la democracia
ha permitido mejorar la
forma de vida de los romaníes
aunque, en su opinión, «todavía
queda mucha distancia respecto
al resto de la sociedad» ya que
«no se cumple la Constitución»
en materia de educación. En este
sentido, explicó que «la educación
y la formación son la puerta
que puede abrir muchas cosas para
nuestros hijos pues no queremos
que sean chatarreros, sino
como los demás», pero opinó que
para ellos «no hay futuro porque
los espacios ya están adjudicados
y los meten en escuelas guettos».
Contra el individualismo
La representante de las mujeres
gitanas reclamó que la sociedad
pague «nuestra deuda histórica»
dándoles «posibilidades para que
nuestros hijos se puedan educar
». Pese a ello consideró que la
educación «se está impartiendo
muy arriba y la base no existe,
porque tiene que estar basada en
el respeto a los demás, que es
muy importante».
Concretamente, criticó que
«en la escuela les enseñan a ser
individuos», cuando opinó que
los niños deberían aprender a
mantener valores como «el respeto
a los ancianos».
Vázquez concluyó su disertación
manifestando que «estamos
cansados de vivir arrinconados en
chabolas» y «queremos ir
de la mano con
los payos».
La serie de
intervenciones
la cerró el presidente
de la
Unión Romaní
de España,
Juan de Dios
Ramírez Heredia,
quien ha
sido durante
varias legislaturas
diputado
en el Congreso
y en el Parlamento
Europeo
por el
PSOE.
Como doctor
en Ciencias de
la Información y conocedor de la
influencia de los medios de comunicación
en la sociedad, este
gitano manifestó que es necesario
«superar tantos años de marginalidad
y desprecio» y de acabar
con «sambenitos que no nos corresponden
», por lo que pidió
que una compensación «con
grandes dosis de discriminación
positiva».
Ramírez Heredia apuntó que
en 1977 el índice de analfabetismo
de la población gitana ascendía
al 80 por ciento en España y
que en estos momentos se sitúa
entre el 45 y el 50 por ciento. Este
dato, que aún es muy alto, sólo es
posible combatirlo,
señaló,
con «programas
eficaces,
profesores especializados
y
con el tiempo,
ya que deben
transcurrir como
mínimo
tres generaciones
estructurales,
de 15 años
cada una, para
erradicar el
a n a l f a b e t i s –
mo».
El ex parlamentario
opinó
que, ya que
los estudios sobre
el genoma
han demostrado
que no hay diferencia entre los
seres humanos, no se debe hablar
más de razas para referirnos
a los seres humanos sino que «lo
dejemos para el reino animal ya
que sólo hay una raza, que es la
humana».
En el camino hacia la igualdad
también opinó que es necesario
que los romaníes recuperen la
lengua que les permite comunicarse
con millones de personas
en todo el mundo: «El romanó
caló debe ser el patrimonio de todos
los españoles, que todo el
mundo debe aprender y, si quiere,
hablarlo» pues señaló que debe
dejar de ser la «lengua de la
miseria» que se utilizaba para engañar
a los payos.
Sin representación política
Heredia llamó la atención de los
partidos políticos ya que, desde
que él dejó su escaño, no hay ningún
parlamentario español. Sólo
en las Cortes Valencianas queda
un representante del pueblo romaní,
Manuel Bustamante. «Somos
vuestros hermanos y queremos
luchar con vosotros; estamos
seguros de que nos vais a ayudar
y nosotros os vamos a dar nuestra
alegría de la vida», dijo, advirtiendo
que si en las próximas elecciones
autonómicas no entran en el
Parlamento andaluz al menos
tres gitanos, este pueblo «terminará
por perder la fe».
