Dirigida por Carlos Saura e interpretada por Fele Martínez y Silke
Por gentileza de la empresa exhibidora Vicente Espadas, S.A. y de la distribuidora Alta Films
CRÍTICA CINE
ANTONIO DOPAZO
Le falta una mayor capacidad para
recrear con la autenticidad necesaria
el entorno en que se
mueve, pero es una «opera prima
» digna y con oficio que permite
abrigar ilusiones respecto al
futuro de Carlos Saura Medrano,
hijo de uno de los cineastas más
importantes y
en activo de
nuestro cine. A
partir de la novela de Martín Casariego
«El chico que imitaba a
Roberto Carlos», adaptada por el
propio autor y sus hermanos Nicolás
y Antón, la película trata de
identificarse con el duro y trágico
escenario de un barrio marginal
de Madrid donde se mueven jóvenes
inevitablemente condicionados
por las drogas y la violencia.
Veinte años después de que
contribuyese con uno de los segmentos
al largometraje «Los primeros
metros», integrado por
ocho cortos en torno a la primera
experiencia en la dirección de un
filme, Saura Medrano ha considerado
que estaba en disposición
de asumir la responsabilidad
más importante en un rodaje.
Lejos del documento social,
que en ningún caso pretende ser,
la cinta quiere acercarse exclusivamente
a unos jóvenes que pululan
en un espacio muy concreto
y condicionado sin analizar
conductas ni motivaciones. Está
observada desde el punto de vista
de un muchacho de 13 años, Milio,
que está pasando de la infancia
a la adolescencia, un proceso
clave en su crecimiento, muy influenciado
por su hermano mayor,
Luis, al que admira, «capitán
» de una de las bandas que se
mueven por el barrio y novio de
Sira, una atractiva y orgullosa
joven.