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EN DIRECTO DESDE EL TEATRO REAL, EN ALTA DEFINICIÓN Y VÍA SATÉLITE, PARA ESPAÑA Y EL RESTO DEL MUNDO
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LAS BODAS DE FÍGARO
Suele decirse que «Le nozze di Figaro» (1786) es una de las óperas más perfectas, divertidas y teatrales de todos los tiempos. A la novedad del libreto escrito por Da Ponte, como adaptación doméstica de la polémica comedia de Beaumarchais La folle journée, ou Le mariage de Figaro de 1784 (cuya primera parte, Il barbiere di Siviglia, ovvero La precauzione inutile, había obtenido un gran éxito en 1783 en Viena con música de Paisiello), se une una increíble riqueza de soluciones musicales de Mozart: en general, se huye del estatismo habitual del dramma giocoso en favor de una sucesión de episodios dramáticos fuertemente unidos que podemos verificar aquí en los finales de cada acto. El argumento se adapta al emergente teatro burgués dieciochesco y aprovecha la tradición goldoniana de combinar personajes serios y nobles, cómicos y humildes junto a otros intermedios o mezzi caratteri. La trama se sitúa en una idealizada Sevilla dieciochesca y concentra en el espacio del alocado día de boda del criado Figaro con Susanna toda una serie de tramas y enredos acerca de las complejas relaciones entre hombres y mujeres de todas las clases sociales: desde un conde celoso e infiel o una condesa que quiere salvar su matrimonio hasta un adolescente que descubre el amor pasando por criados sometidos al droit du seigneur.
WOLFGANG AMADEUS MOZART
(Salzburgo, actual Austria, 1756 – Viena, 1791) Compositor austriaco. Franz Joseph Haydn manifestó en una ocasión al padre de Mozart, Leopold, que su hijo era «el más grande compositor que conozco, en persona o de nombre». El otro gran representante de la trinidad clásica vienesa, Beethoven, también confesaba su veneración por la figura del músico salzburgués, mientras que el escritor y músico E. T. A. Hoffmann consideraba a Mozart, junto a Beethoven, el gran precedente del romanticismo, uno de los pocos que había sabido expresar en sus obras aquello que las palabras son incapaces de insinuar siquiera.
Son elogios elocuentes acerca del reconocimiento de que gozó Mozart ya en su época, y que su misteriosa muerte, envuelta en un halo de leyenda romántica, no ha hecho sino incrementar. Genio absoluto e irrepetible, autor de una música que aún hoy conserva intacta toda su frescura y su capacidad para sorprender y emocionar, Mozart ocupa uno de los lugares más altos del panteón de la música.
Hijo del violinista y compositor Leopold Mozart, Wolfgang Amadeus fue un niño prodigio que a los cuatro años ya era capaz de interpretar al clave melodías sencillas y de componer pequeñas piezas. Junto a su hermana Nannerl, cinco años mayor que él y también intérprete de talento, su padre lo llevó de corte en corte y de ciudad en ciudad para que sorprendiera a los auditorios con sus extraordinarias dotes. Munich, Viena, Frankfurt, París y Londres fueron algunas de las capitales en las que dejó constancia de su talento antes de cumplir los diez años.
No por ello descuidó Leopold la formación de su hijo: ésta proseguía con los mejores maestros de la época, como Johann Christian Bach, el menor de los hijos del gran Johann Sebastian, en Londres, o el padre Martini en Bolonia. Es la época de las primeras sinfonías y óperas de Mozart, escritas en el estilo galante de moda, poco personales, pero que nada tienen que envidiar a las de otros maestros consagrados.
Todos sus viajes acababan siempre en Salzburgo, donde los Mozart servían como maestros de capilla y conciertos de la corte arzobispal. Espoleado por su creciente éxito, sobre todo a partir de la acogida dispensada a su ópera Idomeneo, Mozart decidió abandonar en 1781 esa situación de servidumbre para intentar subsistir por sus propios medios, como compositor independiente, sin más armas que su inmenso talento y su música. Fracasó, en el empeño, pero su ejemplo señaló el camino a seguir a músicos posteriores, a la par también de los cambios sociales introducidos por la Revolución Francesa; Beethoven o Schubert, por citar sólo dos ejemplos, ya no entrarían nunca al servicio de un mecenas o un patrón.
LIBRETO DE LORENZO DA PONTE, BASADO EN <«LA FOLIE JOURNÉE» OU «LE MARIAGE DE FIGARO» DE PIERRE-AUGUSTIN BEAUMARCHAIS EQUIPO ARTÍSTICO
Director musical: Jesús López Cobos
Director de escena: Emilio Sagi
Escenógrafo: Daniel Bianco
Figurinista: Renata Schussheim
Iluminador: Eduardo Bravo
Coreógrafa: Nuria Castejón
Director del coro: Peter Burian
Asistente del director musical: Eun Sun Kim
Asistente del director de escena: Curro Carreres
Asistente de la figurinista: Tiziana Magris
Maestros repetidores: Patricia Barton, Riccardo Bini, Mack Sawyer
REPARTO
El conde de Almaviva: Ludovic Tézier
La condesa de Almaviva: Barbara Frittoli
Susanna: Isabel Rey
Figaro Luca Pisaroni
Cherubino: Marina Comparato
Marcellina: Stefania Kaluza
Bartolo: Carlos Chausson
Basilio: Raúl Giménez
Don Curzio: Enrique Viana
Barbarina: Soledad Cardoso
Antonio: Miguel Sola
BAILARINES
Remei Domingo, Damián Donado, Mª Ángeles Fernández, Pedro Fernández, Francisco Guerrero, Antonio Hidalgo, Olivia Juberías, Silvia Martín, Pedro Navarro, Susana Serrano, Jorge Vicedo, Rosa Zaragoza
FIGURANTES
Ana Urbano, Candela Valentín-Gamazo
REALIZACIONES
Escenografía: Odeón Decorados
Vestuario: Sastrería Cornejo y Teatro Real
Utilería: Teatro Real
Calzado, pelucas y caracterización: Teatro Real
Coro y Orquesta Titular del Teatro Real
(Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid)
Nueva producción del Teatro Real
en coproducción con la Asociación Bilbaína de Amigos
de la Ópera (ABAO) y con el Teatro Pérez Galdós
de Las Palmas de Gran Canaria
Con la colaboración del Teatro Nacional de Ópera
y Ballet de Lituania
Edición musical
Bärenreiter Verlag, Kassel (2001)
Duración aproximada:
Actos I y II: 1 hora y 30 minutos
Pausa de 25 minutos
Actos II y IV: 1 hora y 20 minutos