Exposición abierta hasta el 12 de enero de 2020
Horario: de lunes a viernes, de 17.30 a 21.30 horas. Sábados, domingos y festivos, de 11 a 14 horas
CRÍTICA DE NATALIA MOLINOS
Esculturas y pinturas se reparten el espacio expositivo, narraciones de un mundo interior que busca verdadera través de estructuras y líneas geométricas. Ambas expresiones artísticas se funden en los temas comunes, mimas preocupaciones pero distintos formatos, quedando patente que ante todo Bievenida Galera es una escultora, incluso en esta exposición en la que abundan más las pinturas que las esculturas exentas.
Sus pinturas se caracterizan por el relieve (parecen casi un collage), matizadas por suaves coloridos, pero, “Bienenida trae el contenido filosófico, la teoría matemática, la verdad general, y deja a cada espectador que le añada su propia realidad, que le añada poesía”, siempre con la geometría como forma de expresión artística. Pocos elementos centran la atención compositiva, siempre uno mayor y otro elemento más pequeño, casi rellenando la escena.
La temática de las sillas, sillas muy estilizadas, de perfil, meras líneas geométricas, siguen preocupando au su autora. Una preocupación en consonancia con el movimiento del cuerpo, de las personas, la forma en que cada uno estamos en la vida; nos conformamos o no con nuestra situación. Una etapa creativa por la que Bienvenida aún está transcurriendo y que tiene visos de novedad en sus bocetos sin título, pinturas en relieve de pequeño formato. Introducen unos interesantes fondos, que siguen siendo trabajados casi como un collage, produciendo un cambio de texteuras evidente. Estos boecetos también tienen un colorido más amplio, más vivo,más “pintura”, quizás en ellos se vea de manera más clara a la Bienvenida pintora.
De etapas creativas anteriores todavía se pueden ver en esta exposición varias de sus montañas. Con ellas llega fuertemente al público. El mensaje es directo, fuerte y contundente, como corresponde al sentimiento más puro, y es que, al contemplar las Montañas contemplamos la naturaleza en su sentido más básico, la forma en que vemos una fuerza de la naturaleza, algo por encima de nosotros mismos, un ser vivio que nos trasciende y nos enmudece de respeto. Incluso en las montañas, Bienvenida es cocherente con su manera de crear, las líneas siguen siendo geométricas, aristadas, casi agresivas. En algunas, las patinas del metal consiguen dar una tonalidad a la obra, pero Galera se decanta más por mayor pureza a la hora de exponer el metal, por desvertirlo de ornamentación y dejar que luzca la esencia de lo que quiere transmitir.
Así, en sus últimas sillas, la línea domina la materia. Una línea muy estilizada que transmite ideas claras, y en la que aparte del hierro ennegrecido, introduce el esmalte para la base de sus obras. Los títulos como “La silla sentada sobre un rectángulo con agua”, dan idea de la idiosincracia de la autora: ella trae el contenido filosófico, la teoría matemática, la verdad general, y deja a cada espectador que le añada su propia realidad, que le añada poesía.