«SIGO SIENDO EL PINTOR ABSTRACTO QUE NUNCA FUI»
CRISTINA MARTÍNEZ
No le pide nada a la pintura. Ni a quien la contemple. Sólo quiere volver a ser pintor y a crecer como un artista novel de 77 años. Segundo García, «hombre con historia pero pintor sin currículum artístico», estudió Bellas Artes en Madrid, tas dejar su ciudad natal, Cuenca, junto a su gran amigo Antonio López –«Ni Velázquez ni leches, como él nadie»–. Las oposiciones le trajeron hasta el Instituto Miguel Hernández de Alicante. Luego lo dirigió. Después fue presidente local del PSOE, asumió la dirección del Centro Eusebio Sempere y más tarde del Museo de La Asegurada. Ahora sólo es pintor. Desde que cumplió los 73. Y realiza su primera exposición en el Club INFORMACION, que inaugura el próximo jueves. Con el pudor del que comienza, pero con la libertad del que no espera nada.
Dice que «quien pudo y debió ser pintor vuelve».
Vuelve a ser pintor no a pintar. Cuando tenía 50 lo intenté, siempre tenía esa cosa de que debía pintar pero qué, cómo… «Sólo» tenía 73 años cuando empecé. De repente, comencé a obsesionarme cada vez que iba a Cuenca. Entonces me llevé un caballete. Y empecé a trazar líneas. Me temblaba la mano. Me di cuenta de que era como una pasión, como un amor que tienes, al que no haces mucho caso pero al que siempre vuelves.
Toda la vida relacionada con el mundo del arte, pero ¿por qué empezar en ese momento?
Ahora me siento con más lucidez, aunque era un cambio rotundo, una aventura. No tengo necesidad de ganar dinero, ni de triunfar. Lo hago porque me interesa. No es una afición ni una forma de pasar el tiempo. Supone un cambio rotundo en la vida para concebir las cosas. Ahora cuando miro a mi alrededor veo las luces, las formas…
Cuando se sentó frente al caballete, ¿sabía que iniciaba una trayectoria o no sabía hacia dónde caminaba?
Sabía que iba a seguir, me comprometí a llevarlo adelante. Y sólo se lo dije a dos personas, a Antonio López y a Molinero Ayala. Es como empezar, no es continuación de algo que hice antes, es una experiencia nueva.
Sus obras muestran paisajes, retratos, escenas alegóricas, estampas cercanas al cómic o la ilustración… Hay un punto de unión, pero son muy distintas entre sí.
Soy un tipo de ahora y sé dónde está el mundo del arte en estos momentos. Yo no puedo ser un pintor realista, aunque parta de la realidad porque me interesa mucho el dibujo, el hecho plástico que se llama. Eso es lo que estoy reivindicando. Cuando estudiaba no teníamos contacto con lo moderno. Admirábamos el Renacimiento. Algo de eso es lo que queda o lo que recupero. Pero al mismo tiempo soy de este momento.
¿Y sabía lo que quería hacer o fue la pintura la que le guió?
Sabía lo que quería, pero luego ves lo que va saliendo y lo que vas aceptando. He ido eligiendo lo que quería, pero el cuadro no se termina nunca, tú aceptas que está terminado pero no lo está. El papel de uno es provocar al cuadro para que te diga por dónde puedes ir.
¿Si pudiera mirar sus obras de frente, sin pensar que son suyas, vería a un artista joven o a uno maduro con experiencia?
Me quedaría fascinado y pensaría que es de algún pintor joven y fresco. Uno empieza a pintar no como un hombre de 77 años sino como alguien que hace algo que le interesa. Lo que he descubierto es que sigo siendo el pintor abstracto que nunca fui.
¿Qué le gustaría que pensara la gente cuando vea su obra?
Que no me definan. Yo no quiero nada, lo que quiero es que pase esto para seguir pintando. Hay un montón de cosas que aprender. Lo que pueda venir me importa un pepino.
¿Eso lo dice porque ya está de vuelta de todo, después de dirigir el Centro Eusebio Sempere y La Asegurada?
Había dejado de pintar por estar rodeado de arte. Pero del Centro Eusebio Sempere fue muy bonito, era un proyecto de desarrollo artístico para Alicante que podía haber crecido mucho si se hubiera librado del lastre político. Ahora ha acabado en otra historia. En cuanto a La Asegurada, es un tema del que no me gusta mucho hablar. Lo dejé en el 95 después de mucho trabajo y mucho esfuerzo, aunque no pude hacer nada. A lo mejor fue culpa mía. Ahora tengo esperanza en que el nuevo museo funcione bien.
Fue presidente local del PSOE a mediados de los 70. ¿Qué queda de la política de esos años?
La política en sí no me interesa, me interesa la sociedad, la relación entre las gentes, la justicia… Me afecta mucho la crispación de hoy en día y sobre todo las mentiras. Lo que quiero es una sociedad que sea progresista siempre. Ahora la política es la base de la mentira. La democracia ha perdido muchas cosas por el camino.
Pero le queda la libertad del creador.
Como no busco nada, tengo más libertad. Me siento más libre, no tengo que hacer concesiones a los demás. Pero mis inseguridades son las mismas.
PRIMERA EXPOSICIÓN
«Pinturas y dibujos al margen de la consumación» es el título elegido por Segundo García para la muestra que se inaugura el próximo jueves en la sala de exposiciones del Club INFORMACION. El artista colgará un total de 29 obras «hechas con una gran emoción». La mayoría son acuarelas, «lo que me permite usar el lápiz, porque el dibujo me gusta mucho, y darle mucha energía, es una forma de aprender porque no había trabajado antes la acuarela». De ahí, pasó al pastel, al gouache… «y cuando tenga un estudio, al óleo, porque me queda mucho por pintar». Los tamaños con los que trabaja «son muy grandes, aunque tengo problemas de equilibrio los manipulo de un lado a otro». Además, asegura, «hacer una exposición no era mi meta, ni lo pensaba tan siquiera». La muestra estará abierta hasta el 18 de marzo.
SEGUNDO GARCÍA EXPONE PARA ROMPER «UNA LARGA ÉPOCA DE NO PINTAR»
CRISTINA MARTÍNEZ
Como corresponde a cualquier estreno, Segundo García se mostraba ayer algo nervioso, pero sobre todo satisfecho. No en vano, realizar la primera exposición a los 77 años tiene su cosa. Pero fue más fácil porque ayer, en la sala del Club INFORMACION, estuvo rodeado de amigos. Algunos se quedaban sorprendidos al ver cómo este «pintor novel» mostraba con cierto pudor unas obras fraguadas en la intimidad. Otros, los menos, conocían esta dedicación de los últimos cuatro años y se mostraban tan orgullosos como el propio pintor.
«Pinturas y dibujos al margen de la consumación» es el título con el que Segundo García se da a conocer como pintor. Y la cosa va para largo, porque afirma que se ha encontrado a sí mismo como artista. Sobre todo ahora que lo hace por placer, por necesidad espiritual. Al margen de opiniones y críticas.
El ex director del Centro Eusebio Sempere y del Museo de la Asegurada seleccionó 29 de sus trabajos para colgarlos en esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 18 de marzo. La mayoría son acuarelas, una técnica con la que no había trabajado nunca. De ahí, pasó a utilizar el pastel, el gouache y, en el futuro, el óleo, porque afirma que le quedan muchas cosas por pintar.
Sus obras van desde paisajes de Cuenca y de la provincia de Alicante, hasta estampas costumbristas, retratos y escenas que parecen ilustraciones de cuentos e incluso cómics. Y ese es uno de los rasgos que más cautivó a los asistentes a la inauguración.
«Muchos me conocéis por una larga época de no pintar», aseguraba el artista, que definía su pintura como «realizada desde los 73 años, pero sin edad». «A lo largo de la vida, tenía algo metido en el cuerpo y decidí ser pintor y dedicarme a ello en cuerpo y alma».
Javier Carro, amigo personal del pintor y autor de uno de los textos del catálogo, definió la exposición como «el trabajo de una reflexión estética y pictórica» y aconsejó a los asistentes «que disfruten, que se conmuevan, porque la pintura de Segundo García es una pintura de la alegría», concluyó.
DÍAS DE GOZO
PEDRO L. ANGOSTO
Hay periodos en los que parece que la ciudad quiere volver a mostrar de nuevo la cara que, salvo en las cuatro décadas ominosas, siempre tuvo: Una cara abierta, curiosa, cosmopolita, alejada del provincianismo. Con muy buen criterio a nuestro parecer, los directivos del MUBAG han decidido conmemorar su quinto aniversario rindiendo homenaje al retrato clásico español, y nos han ofrecido una exposición magnífica que repasa una parcela de nuestra pintura muy mediatizada y cercenada por la Iglesia Católica: La temática pictórica española, al contrario que la italiana, la flamenca, la inglesa o la holandesa, siempre topó con la Iglesia y su férrea censura a la libertad de creación, hecho que condicionó mucho la difusión internacional de nuestros grandes maestros. La exposición del MUBAG, demuestra, al menos, tres cosas: La excelencia de la retratística española, o sea de la pintura civil; los resultados que se obtienen cuando las distintas administraciones o instituciones colaboran francamente, y la enorme cantidad de cuadros que alberga el Museo del Prado y no expone por condicionamiento físicos, lo que nos lleva a pensar en la posibilidad de que parte de los 8.600 cuadros que componen las colecciones de dicho museo –sólo puede exponer alrededor de mil– pudieran servir para ampliar las colecciones de los museos provinciales sin por ello perder la titularidad: Bastantes de los cuadros expuestos en el MUBAG permanecen ocultos al público en los almacenes del Museo Nacional, ¿no sería más lógico que se pudieran ver permanentemente en otros museos públicos de España, aún estando siempre a disposición de su legítimo propietario?
Si magnífica ha sido la exposición del Museo de la calle Gravina, sorprendente es la «reaparición» plástica de Segundo García en la Sala de Exposiciones del diario INFORMACION. Segundo García es uno de los emblemas vitales, culturales y sociales de la ciudad de Alicante, de una ciudad dispuesta a abrir sus brazos a quienes la aman y entregan lo mejor de sí mismo, que en el caso de Segundo es mucho. Joven como siempre, dicharachero, hablador, sonrisa en ristre, amable, este conquense afincado en Alicante desde hace décadas, este profesor que ha formado a cientos de jóvenes, este ser humano comprometido con el progreso, que ha estado siempre donde tenía que estar, incluso en los momentos más difíciles, con la mayor modestia y naturalidad del mundo, nos ha deslumbrado a todos con los treinta cuadros pintados entre los años 2003 y 2006, cuadros llenos de vida, de color, de luz italiana, de conocimiento, técnica y sensibilidad. «Siempre creí ser el pintor abstracto que nunca fui», nos dice Segundo. Y en verdad no es un abstracto, pero tampoco un figurativo, ni un paisajista, es un pintor de carácter, con un estilo ecléctico propio que bebe en Boticelli, en Mantegna, en Rafael, en Antonio López y que toma los colores de los venecianos para construir un mundo propio que subyuga al visitante cuando entra en la sala y se encuentra sumergido en un mundo de sensaciones impactantes: Desde obras propias de Renacimiento hasta retratos sensitivos, pasando por unos paisajes que transportan a un tiempo que parece perdido, entre luces y sombras, en el espacio del recuerdo no vivido. Sencillamente un placer para los sentidos y una visita obligada para quienes quieran gozar de un artista que lo ha sido siempre pero que conforme es más joven demuestra más madurez y vitalidad.
Por último, días de gozo, de espiritualidad, de placer sensorial, pasado el carnaval y después de leer el artículo de José Luis Ferris dirigido a su Ilustrísima por hacer los que suelen hacer las ilustrísimas, meterse en jardines ajenos para incordiar, el día 21 pudimos oír por última vez –esperemos que se arrepienta– a uno de los mejores músicos que ha dado este país, a un hombre que no dudó en tomar una guitarra por pistola y arremeter contra los restos de la dictadura, componiendo una serie de canciones que sólo se pueden hacer desde lo más profundo del alma, desde ese rincón misterioso al que acuden las musas no cuando uno quiere, sino cuando a ellas apetece. Canciones como Laura, Maremar, Cant de l’Enyor –con misteriosas resonancias ilicitanas–, Itaca, Silenci, Que tinguen sort, Madame, Vinyes verdes, Com un arbre nu y tantas otras, forman parte ya del imaginario colectivo de muchos españoles y de la historia de la música. Lluis Llach se despidió de Alicante entre las lágrimas de quienes lo hemos seguido desde que nos dejaron hacerlo, con nuestros vinilos gastados de tanto insistir. Nunca los medios lo trataron bien, decían que cantaba en catalán –que cosa más rara para un catalán, nunca he entendido por qué la España rancia no decía lo mismo de Bob Dylan o The Beatles–, sin embargo llegó a ser número uno de ventas con tres de sus discos: Gener, Viatge a Itaca y Campanades a Mort, sólo gracias al «boca-oído». Dijo que se iba, en plenas facultades, esperemos que haya sido un lapsus y que el imán de los escenarios y las musas nos lo traigan de nuevo.