DATOS DEL EVENTO

  • EMPIEZA
    17-05-2005
  • TERMINA
    01-01-1970

Editorial ECU (Editorial Club Universitario)

INTERVIENEN:

MANUEL ALCARAZ RAMOS
. Autor del libro

IGNACIO JIMÉNEZ RANEDA. Rector de la Universidad de Alicante

JOSÉ CARLOS ROVIRA. Catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Alicante

JUAN RAMÓN GIL. Director del Diario INFORMACION



PRESENTA:

JOSÉ MARÍA PEREA
. Director del Club INFORMACION







MANUEL ALCARAZ PRESENTA SU LIBRO «ALICANTE ESPECULACION»

El rector de la Universidad de Alicante, Ignacio Jiménez Raneda, el catedrático José Carlos Rovira y el director de INFORMACION, Juan Ramón Gil, presentan a las 20.30 horas, en el salón de actos del Club INFORMACION (Doctor Rico 17), el libro «Alicante especulación», del profesor Manuel Alcaraz, editado por ECU. El acceso es libre, limitado al aforo del local.

En «Alicante especulación» el autor propone deslizarse entre el marasmo de tópicos sobre Alicante «para intentar descubrir lo que veríamos en un espejo si fuéramos capaces de enfrentarnos con nuestro propio rostro». A lo largo de 225 páginas aborda el «alicantinismo progresista», la impotencia de la nostalgia, la actividad cultural, la religiosidad popular, el turismo, el aislamiento con Madrid y Valencia, la inmigración, la política municipal y las oportunidades de Alicante, para cerrar con una «meditación del Benacantil» que es una confesión de amor a su ciudad natal.
Junto a la sede del Club INFORMACION existe un amplio parking para vehículos.

ALICANTE ESPECULACIÓN

La tesis central del libro «Alicante especulación» es que la ciudad se encuentra sumida en una profunda crisis de identidad. Y que ello se debe, en buena medida, al modelo económico que se ha impuesto, con pautas irracionales de crecimiento y de inserción en el territorio, y que se suma a algunas indeseables prácticas e ideologías heredadas del pasado.

Aunque la especulación urbanística no signifique el componente máximo de la economía ciudadana, sí que supone el factor más determinante para explicar muchos asuntos (?): incide negativamente en el mantenimiento o/y en la emergencia de nuevas fuentes de riqueza (?); en su propia dinámica acelerada impide una perspectiva de futuro (?); se presenta como el fenómeno del que depende la evolución de la ciudad, cuando en realidad sus efectos conducen a deshacerla por lo que, afectando a la factura misma de Alicante, consagra una cierta desigualdad y debilita las redes de convivencia (?); y, en fin, contribuye a la quiebra de la política democrática transparente. Por todas estas razones la especulación (?) es el agente que, a día de hoy, más está repercutiendo en esa crisis de identidad.

Seguimos afanándonos en sentirnos y proclamarnos la «millor terra del món» y la Casa de la Primavera sin atrevernos a pensar que el Alicante actual (?) no hubiera ni podido inspirar el nefasto poema de Molins ni la telegráfica cursilada de Fernández Flórez, porque esas alabanzas precisaban de un entorno tranquilo y apacible (?) para encontrar un sentido. Y lo malo es que nadie usa de los lemas tan queridos para enarbolarlos contra promotores descerebrados o ediles acomodaticios. Ni la primavera precisa segunda residencia en quinta línea de playa ni puede ser la mejor tierra del mundo la que se pone cada día al borde de la insostenibilidad.

La historia es conciencia de cambio. Podríamos pensar que una ciudad enamorada del cambio acelerado debería tender a preocuparse por la historia. Sin embargo el cambio histórico requiere de realidades en contradicción (?) y aquí, desde hace décadas, la contradicción es aparente, por lo que el cambio también lo es. La evidencia del llamado progreso la proporciona la alteración constante de la factura material de la ciudad (?). Lo que llamamos progreso es puro desarrollismo, estirar hasta que se rompan unas sencillas cuerdas.

En Alicante lo antiguo ha venido a ser sinónimo de viejo y, por lo tanto, prescindible. Las estéticas que nos quedan son las del autodesarraigo, emparentadas con mucho desasosiego. Se abre así un camino a las estéticas de nuevo rico, que confunde buen gusto con capricho y que hace ostentación de su recién adquirida riqueza a través de objetos que representen su status. Que algunos políticos provengan o estén descaradamente al servicio de (?) esta capa social (?) no hace sino agravar la situación.

El turismo ha venido a aportar lo que la religión aporta en muchas sociedades. En Alicante el turismo es más que turismo, más que una actividad económica. El turismo suministra sentido y define metadiscursos vitales en la historia alicantina, rescatándola de la frialdad de lo cotidiano con promesas, a veces inútiles, pero que siempre justifican múltiples sentimientos y algunos comportamientos. Estas características ya otorgarían al turismo un carácter sacral. Pero la cosa va más lejos todavía. Alicante, más que ser una ciudad turística que haya desarrollado una industria turística, es un lugar al que se superponen importantes negocios turísticos, desigualmente repartidos y sometidos a notables desequilibrios.

Acabar con la escisión con Valencia significa ser igual, pero serlo significa ser diferente. Esa diferencia tiene que incorporar elementos cualitativos (?). Pero hacer todo eso significa (?) hacer política, planificando probabilidades, generando consensos en la misma ciudad. Justo lo que no se está haciendo. La culpa, si se frustra la oportunidad, supongo, será achacada a Valencia. Solo que, en realidad, en Valencia difícilmente se van a enterar de lo que queremos ser de mayores si no vamos a decírselo, si ni siquiera lo sabemos.

La inmigración ha crecido un 670%, es decir, 134 veces más que la población española (?). Estamos ante el fenómeno sociológico más importante desde la llegada de la democracia, que (?) nos explica muchas realidades, mientras que nos advierte de otras y, sobre todo, nos interroga sobre el futuro (?). La ciudad no había imaginado la avalancha y, por lo tanto, no había previsto ninguna actuación estable de respuesta.

En Alicante conviven una geografía del abandono y una geografía de la opulencia. Esta división no sigue rígidamente las indicaciones de un plano, aunque algunas zonas son auténticos paradigmas de cada uno de los modelos y, cada día más, la dualidad urbana tenga un reflejo territorial. Esa deriva colapsa la emergencia de nuevas formas de identidad.

Alicante, en su voraz crecimiento, se imita a sí misma y sólo alcanza a proclamar la imitación de otras experiencias. Alicante convierte su arquitectura en metáfora de la ciudad in-diferente en que ambiciona convertirse. La ciudad que deja de ser la de los ciudadanos para ser la de los promotores.

La política local democrática (?) yace sin aliento (?) anulada por el mercado. La ciudad es, esencialmente (?), una unidad de negocio privado, y todo lo que escape de esa lógica cae en una espiral de silencio (?). Los resultados, por supuesto, son políticos, en cuanto que afectan a las condiciones de vida de los alicantinos y a la evolución urbana. Pero Alicante ha llegado a ser una ciudad sin política porque en los aspectos fundamentales de la vida son las no-decisiones las que imponen su ritmo: los mecanismos de actuación de la sociedad civil están castrados y la relación entre ésta y la estructura de poder municipal está, en la práctica, limitada por la capacidad de algunos actores de la economía local (?) para imponerse frente a una mayoría de silenciados.

La Universidad (UA) es el principal elemento de potencial transformación del que ha dispuesto Alicante desde la Guerra Civil que pueda, a la vez, contribuir positivamente en lo económico y cambiar culturalmente los hábitos alicantinos, actualizando decisivamente la identidad de la ciudad. Porque la UA es un fragmento insustituible de la sociedad del conocimiento incrustado en nuestra realidad (?). Lo mejor que le podría pasar a Alicante es que (?) se supiera y se sintiera una ciudad universitaria de nuevo tipo, asumiendo que lo que es bueno para la UA es bueno para Alicante porque en asuntos inaplazables para la nueva modernización de Alicante o es la UA quien dirige intelectualmente ciertos procesos o será imposible que se desarrollen eficazmente. No se trata, pues, de dar cosas a la UA, sino de conseguirlas para la ciudad a través de la UA.

Datos informativos

Fecha inicio : 17-05-2005

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