DATOS DEL EVENTO

  • EMPIEZA
    27-01-2000
  • TERMINA
    01-01-1970

Del director Sam Mendes

Ganadora de los premios Globos de Oro, de la Asociación de la Prensa extranjera en Hollywood, a la mejor película dramática, al mejor director (Sam Mendes) y al mejor guión (Alain Ball)

Por gentileza de la empresa exhibidora Vicente Espadas, S.A. y de la distribuidora UIP

En colaboración con el Institut Valencià de la Joventut

CRÍTICA CINE

ANTONIO DOPAZO

Demoledora, ácida, con una carga
de cinismo notable y culminando
una visión crítica terrible
de la clase media norteamericana,
esta película ha de considerarse
como una de las más agradables
sorpresas del pasado año
en la producción de Hollywood.
Cruel en sus reflexiones,
enormemente
divertida,
con un sustrato
negro y casi macabro,
esta comedia dramática supone
la mejor carta de presentación
que podían tener dos nuevos
profesionales que han llegado
al cine procedentes de otros
medios, el director teatral Sam
Mendes y el guionista y productor
televisivo Alan Ball. Estamos,
sin duda, ante una de las cintas
mejor colocadas para los más importantes
oscars de este año.
Ganadora de los tres Globos de
Oro más prestigiosos, los de mejor
película, director y guión,
«American beauty» mete sus garras
afiladas en el seno de un estamento
social, una clase media
acomodada que es la más numerosa
en Estados Unidos, que pocas
veces se ha visto sacudida por
semejante varapalo. Lo hace, por
otra parte, con elementos muy
afines, planteando cuestiones
que afectan a una amplia mayoría
y poniendo el dedo en la llaga
en temas que están a la orden del
día y que revelan las miserias de
una burguesía que vive en base a
las apariencias pero que, con
apenas escarbar un poco, desprende
una tremenda hipocresía
y un cúmulo de frustraciones.

La película utiliza arquetipos,
tanto en lo que atañe a la elección
de la familia concreta, los
Burnham, integrada por los esposos
y una hija adolescente, como
del hogar en que residen,
una de las innumerables casas de
esas monótonas urbanizaciones
residenciales. Lester, el marido,
tiene algo más de cuarenta años
y es el típico perdedor, un hombre
muy crítico consigo mismo
que no tiene aliciente alguno ni
en el ámbito profesional ni, mucho
menos, en el matrimonial.
Las relaciones con su esposa, Carolyn,
son muy frías y tampoco
habla demasiado con su hija Jane,
que siente por él y también
por su madre un desprecio rayano
en el odio. Sólo el atractivo sexual
que despierta en él Angela,
una amiga de su hija que se convierta
en su obsesiva «Lolita», le
aporta motivaciones para emprender
un proceso de ejercicios
físicos tendentes a mejorar su
cuerpo.

Otros personajes paralelos son,
también, muy enriquecedores,
especialmente los nuevos vecinos,
con un padre militar, un coronel
de los marines, despótico,
autoritario y con inconfesables
represiones internas y un hijo
«voyeur» que utiliza el vídeo para
observar todo lo que acontece a
su alrededor. De todos modos,
este último, que vive un romance
con Jane, es uno de los pocos
que, relativamente, se salva de la
quema en una caracterización colectiva
marcada por el sarcasmo y
la acidez. No se puede hundir
más en la miseria a tipos aparentemente
normales y hasta modélicos.

Datos informativos

Fecha inicio : 27-01-2000

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