INTERVIENEN:
JAVIER GALLO. Misionero de los Hermanos Maristas en África
MARÍA PAZ PÉREZ. Delegada de Manos Unidas
MARÍA ISABEL NAVARRO. Presidenta de Medicus Mundi
GEMA MARTÍN GARCÍA. De Intermon
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
UN COMPAÑERO DE LOS MARISTAS ASESINADOS DICE QUE SU MUERTE SIRVIÓ PARA QUE LA AYUDA SE MOVILIZARA
ALMUDENA AGULLÓ
Las representantes de Manos Unidas, Intermon y Medicus Mundi, así como el hermano Javier Gallo, insistieron en la necesidad de una intervención internacional en Zaire ya que, como destacó la doctora María Isabel Navarro, presidenta de Medicus Mundi en Alicante, «el éxodo masivo de los refugiados hutus hacia Ruanda podría suponer una nueva masacre como la que ocurrió en 1994».
La presidenta de Medicus Mundi explicó cómo funciona esta organización que tiene proyectos permanentes dirigidos directamente desde Alicante en la región (un hospital, quince centros de salud y una escuela de enfermería) «que en estos momentos funcionan por encima de sus posibilidades. Ahora estamos expectantes porque los esfuerzos realizados para disponer de material sanitario durante dos años están totalmente desbordados».
«Es necesario atender a los que regresan -prosiguió- porque en las condiciones actuales en Ruanda son infrahumanas. Los 18 cooperantes españoles nos envían información directa y permanente. Tenemos constancia además de que hay miles y miles de personas la región de Kivu sin agua y sin ningún alimento». Desde Médicus Mundi se propuso además «informar a las autoridades locales, partidos políticos detalladamente y de forma permanente de todos estos conflictos que están latentes en muchos países de Africa y pueden estallar en cualquier momento».
Testimonio
El misionero Javier Gallo, compañero y amigo de uno de los cuatro maristas asesinados en el campamento de Bukavu, denunció la situación que se vive en Africa por «ser durante siglos el gran continente desconocido donde todo el mundo va a ordeñar la vaca y nadie le da hierba para que coma».
Gallo relató como sus compañeros maristas tomaron la decisión de ir a Zaire y como el pasado día 31 de octubre, los cuatro decidieron quedarse juntos sin nada en el campo, tras cambiar, a petición de los refugiados, su primera decisión de abandonar el campamento. El único vehículo que tenían se lo prestaron a dos sacerdotes ruandeses y a un seminarista para que huyeran. «Creo que era necesario que se dejaran matar para que nos pusiéramos en camino», añadió el hermano Javier Gallo, para quien la falta de intereses económicos provoca, a su juicio, la impasibilidad de la comunidad internacional ante las informaciones que llegan a diario de Zaire.
La delegada de Manos Unidas, María Paz Pérez, reiteró esta idea de «falta de atención a que se ha visto sometida la zona en los dos últimos años por lo que nosotros enfocamos nuestra acción a erradicar el hambre, la enfermedad y el subdesarrollo a través de dos líneas de actuación: la educación para el desarrollo así como la constante denuncia de la injusticia». Manos Unidas ha desarrollado en los últimos años 290 proyectos en Zaire, Ruanda y Burundi.
Gema Martín, de Intermon, explicó la labor de esta ONG desde 1956 en 27 países, con más de 200 proyectos realizados. «Estamos presentes en los campamentos de Zaire desde 1994. Nuestro objetivo es ocuparnos en concreto de los niños huérfanos en las zonas conflictivas. En todo el mundo hay 100 millones de refugiados. Además, procuramos negociar con los gobiernos de estos países y proponemos realizar una Conferencia de Paz a nivel mundial para tratar estos temas».