DATOS DEL EVENTO

  • EMPIEZA
    09-11-2005
  • TERMINA
    01-01-1970

Con motivo del IV Día de la Escucha

Organiza: Teléfono de la Esperanza de Alicante

INTERVIENE:

ÁNGEL MADRID SORIANO
. Presidente del Teléfono de la Esperanza de Valencia

PRESENTA:

JUAN ANTONIO VALVERDE GONZÁLEZ. Presidente del Teléfono de la Esperanza de Alicante

ÁNGEL MADRID SORIANO

Ángel Madrid es de esa clase de personas que siempre suman. A sus interlocutores se los gana «de calle» con su sonrisa. No se puede negar que posee una alegría altamente contagiosa y una ironía socarrona. A Ángel, que acaba de ser reconocido como socio fundacional del Teléfono de la Esperanza en la última Asamblea General de la asociación, parece que le hubiera gustado -o al menos eso dice él- llevar una trayectoria vital más tranquila: «La verdad es que Serafín nos metió en un lío bastante grande. Yo ya me había asentado en Colombia y pensaba pasar allí mucho tiempo de mi vida. Pero la muerte de Serafín lo cambió todo. Entonces, lógicamente, como parte de la saga ésta de los Madrid, tuve que regresar a España y echar una mano en la constitución de muchos de los centros de Teléfono de la Esperanza para continuar la gran tarea que había comenzado mi hermano». Sin embargo, iba a ser también el Teléfono de la Esperanza la causa que llevó de nuevo a Ángel a Colombia. «Yo antes había estado en Colombia muy vinculado a una familia y, cuando regresé para ayudar a abrir el Teléfono de la Esperanza me decían: por el Teléfono de la Esperanza te hemos recuperado. Y así fue. De modo que entre unas cosas y otra, mi vida ha sido hacer y deshacer maletas, lo que no deja de ser sorprendente para una persona como yo, que no me gusta viajar», explica Ángel Madrid mientras echa la vista atrás, aunque estos pensamientos no le impiden mirar también hacia delante y observar la actualidad desde el instructivo caleidoscopio que supone escuchar cotidianamente las preocupaciones de tantos seres humanos.

¿Cómo has ido viendo cambiar nuestra sociedad a través de las llamadas?

A veces me preguntan cómo va el Teléfono de la Esperanza, y yo digo que va bien y me ruborizo un poco por el hecho de que si el Teléfono de la Esperanza va bien es que la sociedad va mal. Desgraciadamente, los problemas humanos siempre son los mismos en el fondo, aunque se presenten con distintas caras. Es cierto que hace treinta y tantos años había unos valores a los que se daba más importancia. Por ejemplo, el valor de la autoridad y el valor de la eficacia. Hoy esos valores se han perdido un poco y ha ganado mucho la libertad; bendita libertad, aunque nos mate.

¿Cómo ha evolucionado el Teléfono de la Esperanza estos 33 últimos años?

Lógicamente, nuestra asociación ha cambiado al igual que lo ha hecho la sociedad española, ya que si la asociación trata de dar respuesta a unos problemas nuevos tiene que haber una soluciones nuevas. El Teléfono de la Esperanza nació con vocación de vanguardia. Y a nivel de Psicología, de Psiquiatría, de Servicios Sociales siempre hemos estado en la vanguardia y creo que seguimos bien porque contamos con muchos voluntarios y colaboradores. Sin embargo, a nivel tecnológico, puede que, al igual que la mayoría de las ONGs, nos hubiéramos quedado un poco atrasados, por eso ahora estamos haciendo un esfuerzo tremendo en este sentido para atender lo que piden la sociedad y la Administración. Por otra parte, en el Teléfono de la Esperanza han desaparecido algunos de los servicios que atendíamos porque los ha asumido la Administración de una manera u otra, como ha ocurrido con la Orientación Legal y el Trabajo Social, si bien también se nos han hecho presentes otros problemas actuales como la anorexia. Viéndolo con perspectiva, la asociación es la misma, aunque casi parece otra organización.

¿Cómo te imaginas el Teléfono de la Esperanza en el futuro?

Yo me quisiera imaginar el futuro sin el Teléfono de la Esperanza, en el sentido de que hubiera que cerrarlo por falta de trabajo. Si hubiera un poco más de cercanía, no haría falta recurrir a unas personas extrañas, por muy voluntarias que sean, debido a que cada persona o cada familia se convertiría en un Teléfono de la Esperanza para los demás. Pero en el futuro inmediato del Teléfono me imagino una fuerte entrada de la tecnología. Supongo que una persona que está sola en vez de llamar por teléfono puede que recurra a un chat e imagino que habrá grupos de terapia por internet. En este sentido, creo que hay que aprovechar estos nuevos medios de comunicación, que a veces se destinan para cosas negativas, y utilizarlos para un objetivo positivo, sobre todo en el ámbito de la prevención.

A propósito de las nuevas tecnologías, ¿qué reflexión te merece que algunas personas les cueste tanto relacionarse con los que tienen alrededor y cada vez sea más frecuente que se enamoren o hagan amigos a través de internet?

Antes, en las sociedades primitivas, las relaciones primarias de persona a persona eran lo que daba lugar a la comunicación y curaba las neurosis. A eso ahora se le tiene miedo y por ello nos comunicamos con roles. Lógicamente, tiene menos exigencia una relación o unos contactos esporádicos por internet, que no me exigen mucho porque uno está más protegido e incluso se puede inventar una personalidad.

33 años escuchando las preocupaciones y los problemas de tantos seres humanos, ¿le hacen a uno más sabio?

Por lo menos se vuelve uno más realista y aborda las crisis personales que todos tenemos de una forma distinta. Escuchando a las personas uno se da cuenta de que hay mucho dolor y mucho sufrimiento, a pesar de la careta que pongamos, porque parece que la gente está muy feliz. No obstante, tengo que esforzarme por ver que el mundo no es solamente lo que yo escucho día a día, sino que hay muchas cosas positivas: muchos matrimonios que funcionan, muchos jóvenes maravillosos; pero esto desgraciadamente nos llega menos porque lo negativo hace más ruido que lo positivo.

AUMENTAN LAS LLAMADAS DE JÓVENES AL TELÉFONO DE LA ESPERANZA

CLARA R. FORNER

La edad de las personas que acuden al Teléfono de la Esperanza es cada vez menor debido al que los jóvenes cada vez son menos tolerantes hacia la frustración por la facilidad con la que consiguen todo lo que quieren. Así lo explicó Ángel Madrid Soriano, presidente de la citada ONG en Valencia, durante una conferencia ofrecida recientemente en el Club INFORMACION titulada «La familia: el mayor problema y la mejor solución».

El acto fue presentado por el presidente del Teléfono de la Esperanza en Alicante, Juan Antonio Valverde González, y contó con la presencia del vicepresidente, Juan López Quiñonero.

Ángel Madrid explicó en la charla los contrasentidos que se dan en la familia: «Por un lado, en las estadísticas es la institución más valorada y, sin embargo, está en crisis» debido a la falta de comunicación.

Aunque los modelos de familia van cambiando, «las reglas del juego han de ser las mismas: diálogo y comunicación», manifestó el experto, recalcando que «no hay ningún triunfo social que compense un hogar roto». En este sentido, destacó que la mayoría de los niños que acaban en los tribunales de Menores «vienen de familias desestructuradas».
El Teléfono de la Esperanza -965 13 11 22- tiene por objetivo atender a estas personas que necesitan ser escuchadas, algunas al borde del suicidio. En Alicante se atienden unas dos mil llamadas al año. Sobre el 40% por ciento de los problemas que se plantean son de tipo matrimonial y familiar. También desarrollan talleres de autonomía afectiva, autoestima y reelaboración del duelo, entre otros, además de ensañar a educar a los hijos. «A veces no necesitan que se les compren cosas, sino que se les dé cariño», explica.

Otro problema que se plantea es el haber pasado «del autoritarismo a la permisividad. Ahora es mucho más difícil ser padres porque los jóvenes se nos echan encima y son las madres las que están luchando, pues los padres permanecen ausentes».

Incluso, asegura, padres y profesores llegan a temer a los niños. «Estamos en la sociedad de la violencia y atendemos casos de niños que pegan a sus padres», apunta.

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Datos informativos

Fecha inicio : 09-11-2005

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