INTERVIENE:
MANUEL VICENT. Escritor y periodista
PRESENTA:
MATILDE ASENSI. Escritora
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
«UNA DE LAS CONQUISTAS DEL ARTE MODERNO ES QUE CONVIERTE AL ESPECTADOR EN ARTISTA»
C. MARTÍNEZ
El hecho de
que su última
novela, «La
novia de Matisse
» (Alfaguara), esté tan ligada al
mundo del arte, no sólo por el título
sino también por la trama,
permitió al escritor Manuel Vicent
(Villavella-Castellón, 1936)
convertir en una disertación sobre
pintura la presentación de su
libro. El acto, celebrado el pasado
martes en el hotel Meliá de Alicante
organizado por el Club INFORMACION,
se desarrolló entre
el perfil de Vicent ofrecido
por la escritora alicantina Matilde
Asensi y un repaso al arte pictórico.
Vicent destacó, entre numerosas
anécdotas, que «una de las
grandes conquistas del arte moderno
es que convierte al espectador
en artista y el primero en
darse cuenta de esto fue Andy
Warhol cuando inauguró una exposición
suya y no llegaron las
obras, pero nadie lo echó de menos
porque la gente no va a ver
los cuadros, va a verse».
El también autor de «La balada
de Caín», se refirió al Museo
Guggenheim de Bilbao como
«una franquicia de Benetton» y
aseguró que «dentro no hay nada.
Hoy los museos son lo de
fuera, el caparazón, lo que es arte
es el público que se siente guapo
y maravilloso dentro. Es como en
el Museo de la Ciencia de Valencia,
nadie habla de lo que hay
dentro, todo el mundo habla del
edificio de Calatrava».
Manuel Vicent, que definió su
nueva novela como «la relación
entre una obra de arte y una mujer
», manifestó que «La novia de
Matisse» está escrito «con una
sencillez buscada, porque el tema
ya es lo suficientemente laberíntico
y barroco. La novela se lee
fácil porque he hecho una narración
muy desnuda».
Asimismo, el autor de «Tranvía
a la Malvarrosa» y «Son de
mar» aseguró que «en el libro pasan
cosas que pueden considerarse
esperpénticas pero que en
el mundo del arte son reales» y
afirmó que «el arte es un fin sin
finalidad, es un mundo oscuro y
fascinante, donde se mueve gente
muy sensible y apasionada, en
el que el dinero es amor porque
se usa para conseguir una obra».
Refiriéndose a la adquisición
de un Picasso, como el que se subastó
por 11.000 millones de pesetas,
resaltó que «no son nada si
los tienes» y que un cuadro conserva
la energía de todos los que
lo han visto».
Por su parte, Matilde Asensi
realizó una semblanza del escritor
y afirmó que «Manuel Vicent
pertenece a la secta de los adoradores
de la belleza y en este libro
ha explicado los secretos de su
fe». En su opinión, «el libro da la
impresión de haber sido destilado
por un corazón cargado de
amor a la belleza».
