INTERVIENEN:
José Asensi Sabater
Joaquín de Juan Herrero
Salvador Ordóñez Delgado
LOS CANDIDATOS A RECTOR CONFÍAN EN QUE ACABE EL BLOQUEO POLÍTICO
V. BUENO/A. PRADO
La relación que la Universidad
debe tener con el poder
político, después de la segregación
-«amputación», fue el término
más empleado- de una de
sus facultades señeras, la de Medicina,
y de años de duro enfrentamiento
con la Generalitat, fue
el eje del debate con el que los
candidatos al Rectorado de la
Universidad de Alicante -los catedráticos
Salvador Ordóñez, José
Asensi y Joaquín de Juan- abrieron
ayer las elecciones en el Campus.
Un debate organizado por el
Club INFORMACION y en el que
las preguntas del público, que llenaba
el salón del hotel Meliá donde
se celebró el acto, marcaron la
pauta. Tanto en sus iniciales declaraciones
programáticas, como
en sus respuestas, los tres candidatos
a rector coincidieron en la
necesidad de abrir vías de diálogo
con la Administración pero, sobre
todo Ordóñez y Asensi, discreparon
sobre el papel que la propia
Universidad ha jugado en el pasado
en este conflicto, y sobre la forma
de actuar en el futuro.
Ya en la primera intervención
de los aspirantes a rector para esbozar
su programa, Ordóñez apenas
rozó el tema del enfrentamiento
con el Consell, pero Asensi
lo abordó con energía mientras
que De Juan sacó a colación la dimisión
de Pedreño pero únicamente
para lamentar que con su
decisión el ya ex rector pilló a la
Universidad «con el pie cambiado,
lo que no favorece a la Universidad,
sólo a intereses políticos
o de grupo», dijo.
Salvador Ordóñez recordó en
su breve apunte sobre las relaciones
con el poder que «se han pasado
momentos malos, con una segregación traumática, y la frialdad de las instituciones políticas para impulsar proyectos», y abogó porque la Universidad se convierta en «un espacio de libertad, fuera del alcance de las influencias políticas o económicas».
Asensi culpó al anterior equipo rectoral, del que formaba parte el propio Ordóñez y al que criticó
severamente, de haber dejado
una «universidad ensimismada,
aislada, poco apoyada por la sociedad
», cuando era una Universidad
«nacida del calor popular», e
instó a «abrirse al diálogo institucional.
No se puede estar permanentemente
instalado en el victimismo.
Si no nos implicamos
con las instituciones no se podrá
avanzar». De inmediato aclaró
que eso no era incompatible con
el concepto de autonomía, precisando
que éste tiene un contenido
jurídico, y no es «un chicle
que se estira al antojo de cada
cual». Se refirió a una «defensa
activa de la autonomía que impida
la vulneración de derechos por
parte de los poderes públicos»,
pero también a mantener dicha
defensa «frente a los poderosos
intereses de mercado que le afectan,
y de grupos internos de la
Universidad que la malinterpretan
» y que han provocado -aseveró
– una «fuerte privatización de
la Universidad en los últimos
años». Finalmente apostó por recuperar
el pluralismo y la capacidad
de crítica en el seno de la
Universidad, que a su juicio se
han perdido . También De Juan
dejó caer en diversas ocasiones su
censura a la situación de «falta de
transparencia interna» en el
Campus.
Pero fue la primera de las preguntas
lanzadas desde el público
la que abordó directamente el
principal trauma vivido por la
Universidad de Alicante, la segregación
de Medicina, cuyas secuelas
perduran en el ánimo de la comunidad
académica como dejaron
patente diversos profesores
en sus intervenciones. De Juan
confesó que le «dolió mucho» y
que «no entendí el proyecto» por
lo que prefirió quedarse en Alicante
y no marcharse a Elche, pero
también advirtió que «el tiempo
cura las heridas» y que la Universidad
debería plantear lo que
quiere y después «dejar a los políticos
que actúen, pero con el castigo
de las urnas en su caso»,
dando «a la sociedad, ideas claras
de lo que pretendemos hacer».
Asensi dijo que la segregación
mediante una ley aprobada «por
las Cortes Valencianas», fue «injustificada
» e «inexplicable», y recordó
haber «colaborado en el recurso
presentado por la Universidad,
porque creía entonces y defendí que se había vulnerado
autonomía». Sin embargo volvió
recalcar que «la Universidad
propiedad de nadie, y su autonomía
debe estar en función
intereses de la sociedad, y
quienes coyunturalmente
ella».
apelaciones de Asensi
implicarse con las instituciones
hicieron que el jurista Manuel
presente entre el público,
reclamara que precisase esta
cuestión, «porque me alarma mucho
Perales recordó los ataques
la Universidad del Consell,
defendió que «algo bueno habrá
hecho Pedreño» y pidió:
«Despoliticen la Universidad
». Asensi le contestó que hay
personas, políticos e instituciones
que a veces «las personas crean
conflictos políticos» y que la única
forma de «separarlo claramente
es con «madurez».
Asensi negó que la Universidad
haya tenido en los últimos años
menor financiación que en anteriores
etapas, y advirtió de nuevo
que, de no abrir el diálogo con la
Administración, «los próximos
años no serán fáciles, serán oscuros
y enredados». El catedrático
remachó que a la Universidad
se viene a hacer política, la
política se deja en casa, y en todo
caso no tiene por qué hacerse política
en negativo».
De nuevo desde el público, el
catedrático Enrique Giménez retomó
la «amputación» de la segregación
de Medicina, pero para
subrayar que tras este «hecho
puntual ha habido contra la Universidad
un acoso institucional
sin precedentes en la historia democrática
». Giménez coincidió
con Asensi en que esto ha provocado,
como reacción, «un sentimiento
numantino en la Universidad,
ha potenciado que nos miremos
al ombligo», y en que hay
que superar esa situación. «Pero
-recalcó Giménez-, superarla sin
olvidar lo que ha ocurrido». Giménez
se puso él mismo como
ejemplo -dimitió como vicerrrector
en la etapa de Gil Olcina por
presiones del PSOE- para señalar
que todo poder político quiere
controlar la Universidad, pero reprochó
a Asensi sus contínuas
alusiones a los «clanes universitarios
», subrayándole que la presión
que éstos pueden ejercer «es
una broma comparada con lo que
aquí ha hecho el Consell. En la
Universidad no puede valer eso
de que el que paga, manda; eso es
muy grave», afirmó.
En este momento del debate,
Salvador Ordóñez concretó que había que «tener un rector dialogante
con la Administración, pero
con voz propia. Que sea la voz de
la Universidad y que no esté regido
desde la Administración».
De Juan terció opinando que
«la influencia de la actuación política
sobre la Universidad es mínima;
puede ser traumática, como
ocurrió con Medicina, pero
amortigua con el tiempo, y el poder
político sabe con quién se juega
los cuartos al intervenir en las
organizaciones universitarias. Yo
no soy tan pesimista», concluyó.
Asensi volvió a replicar a las intervenciones
que desde el público
se refirieron al «acoso» del Consell
a la Universidad durante
mandato de Pedreño, para afirmar
que «no se puede leer todo
que ocurre en clave de ?acoso?
cuando estamos en el marco de
un Estado de Derecho», en alusión
a la legitimidad de los gobiernos
para tomar decisiones.
«Hay -dijo Asensi para aclarar su
posición- Universidades en Europa
en las que el rector lo elige
Gobierno, y no por eso tienen
menos autonomía. Pero si la Universidad,
cuando la sociedad reclama
cambios, no cambia por
sola, de alguna forma habrá que
hacerle cambiar y el Gobierno tiene
esa responsabilidad». En ese
sentido, reiteró de nuevo que
consideró en su día «inconstitucional
» la segregación Medicina,
pero para matizar ahora que «eso
debe decirlo el Tribunal Constitucional,
porque quizá no sea así
entonces habría sido una medida
legal, y no una amputación».
El acto, que se prolongó 30 minutos
más de los 120 programados
debido al elevado número de
intervenciones desde el público,
contó con la asistencia, entre
otros, del presidente del Consejo
Social, Ricardo Ferré, y el secretario
del mismo, José Miguel Savall.
Tanto Ferré, como los tres
candidatos y muchos de los intervinientes,
coincidieron en subrayar
el papel de INFORMACION
en potenciar debates plurales.
