Organizado con la Casa de las Américas de Alicante
PRESENTA:
ÓSCAR STRADA. Presidente de la Casa de las Américas de Alicante
INTERVIENEN:
HEBE BONAFINI. Presidenta de las Madres de Plaza de Mayo
SERGIO SCHLOKENDER. Abogado de las Madres de Plaza de Mayo
MODERA:
JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista
«EN ARGENTINA SE DURA, NO SE VIVE»
J. M. P.
En el coloquio posterior a las intervenciones de las Madres de Plaza de Mayo tuvieron que pasar varios minutos para que los intervinientes pudieran plantear cuestiones que fueran más allá de un «gracias» a veces entre lágrimas.
Especialmente emotiva fue la intervención de una vecina de Alicante que emigró con su familia a la ciudad argentina de Mendoza en 1952. Tras el golpe militar del que el 24 de marzo pasado se cumplieron 20 años, dos hijos y la pareja de uno de ellos integran la negra lista de los desaparecidos a manos de la dictadura militar. Con sus otros hijos regresó a Alicante y expresaba su solidaridad con el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo.
En otras intervenciones del coloquio se anunció el propósito de crear en Alicante un grupo de apoyo a la asociación Madres de Plaza de Mayo -los grupos de apoyo sostienen económicamente sus actividades tanto en Argentina como en los países del mundo de donde son requeridas-, se habló de los desaparecidos en otros lugares y de la situación social, de la posible apelación al Tribunal de La Haya contra las leyes argentinas de preescripción de las pocas causas abiertas contra los responsables de las torturas y asesinatos, y de los recientes atentados contra algunos de los culpables, que fueron condenados de forma rotunda por Hebe Bonafini.
Lucha colectiva
Oscar Strada, presidente de la Casa de las Américas de Alicante presentó a los intervinientes y explicó cómo lo sucedido en Argentina obedeció a un plan premeditado y diseñado con anterioridad con la colaboración de países como Estados Unidos.
Juana de Pargament, cuyo hijo, psiquiatra, desapareció en los primeros días del golpe militar, en marzo del 76, explicó, como una de las supervivientes de las primeras catorce mujeres que decidieron el 30 de abril del 77 manifestarse en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede del Gobierno, el nacimiento de este movimiento integrado por familiares de las 30.000 víctimas y la desaparición a su vez, en diciembre del 77, de trece de sus integrantes junto con dos monjas francesas.
El abogado Sergio Schoklender se incorporó hace pocos meses al trabajo de las Madres de Mayo después de permanecer durante más de catorce años en la cárcel. «Estoy con ellas por la absoluta coherencia de su trabajo, por la alegría y el amor con que lo desarrollan pese a tanto sufrimiento, porque son uno de los últimos límites éticos que restan en la Argentina, y porque hoy son la esperanza de todos los excluidos, una parte cada vez mayor de la población, sin derecho al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda, etc.», dijo en sus breves palabras.
La presidenta de Madres de Plaza de Mayo inició sus palabras con el significado del dolor por la desaparición de un familiar para desarrollar, cronólogicamente, la lucha colectiva de este movimiento más allá de la búsqueda de sus hijos. «Nos hemos encontrado muy solas, durante la dictadura y también con la llegada de los gobiernos constitucionales, que defraudaron muchas esperanzas indultando a los culpables o proponiéndonos indemnizaciones monetarias. Hay gente que no entiende que sigamos todavía, que no comprende que no aceptaremos las muertes de nuestros hijos mientras no paguen sus culpas los responsables», dijo Hebe Bonafini.
Tras explicar las numerosas iniciativas llevadas a cabo estos 19 años por las Madres y su compromiso actual con cuantos sufren en Argentina, «especialmente con los pibes (jóvenes), abocados a buscar su comida en los cubos de basura», defendió el sentido revolucionario del compromiso de sus hijos «de quienes aprendimos a ser solidarias». «Nuestra esperanza no es encontrarlos sino que otros nos los pierdan», dijo durante el coloquio que cerró el acto.
