DATOS DEL EVENTO

  • EMPIEZA
    25-05-2004
  • TERMINA
    01-01-1970

Entrada libre

Organiza: Asociación de Padres de Alumnos del Instituto de Bachillerato San Blas (Alicante)






INTERVIENE:

AUXILIADORA JAVALOYES SANCHIS.
Psiquiatra infantil. Unidad de Salud Mental Infantil Conselleria de Sanitat



PRESENTA:

JOSÉ MARÍA PEREA.
Periodista







ANOREXIA

Es una enfermedad mental que consiste en una pérdida voluntaria de peso, y un intenso temor a la obesidad.

Los principales síntomas de la anorexia son:

-Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la estatura, llegando a situaciones de delgadez extrema.

-Miedo intenso a engordar, incluso cuando el peso es muy bajo.

-Sensación de estar gordo/a en general o en algunas partes del cuerpo, como nalgas, muslos, abdomen. Tienen una percepción de su cuerpo que no es real. Aunque estén realmente delgados/as, su espejo les dice que siguen estando gordos/as.

-Aparecen otro tipo de problemas físicos que acompañan a la desnutrición, como es en el caso de las mujeres la retirada o el retraso de la menstruación.

-Ejercicio físico excesivo.

-Conducta alimentaria extraña: come de pie, corta los alimentos en pequeños trozos.

-Incremento de las horas de estudios y disminución de las de sueño.

Todo ello puede producir en la/el enferma/o una serie de consecuencias físicas y de comportamiento:

-Pérdida de peso alarmante.

-Amenorrea (pérdida de menstruación).

-Aparición de vello o intolerancia al frío.

-Tensión baja, arritmias.

-Aislamiento social.

-Irritabilidad.

-Pánico a ganar peso.

BULIMIA

Es un trastorno mental que se caracteriza por episodios de voracidad, o lo que es lo mismo, comer grandes cantidades de comida en un corto espacio de tiempo en forma de “atracones”, a los que siguen siempre conductas tendentes a evitar el aumento de peso. Sus síntomas más corrientes son:

-Preocupación obsesiva por la comida, con deseos irresistibles e incontrolables de comer, dándose grandes atracones de comida en cortos periodos de tiempo y generalmente a escondidas.

-Vómitos autoprovocados.

-Menstruaciones irregulares.

-Abuso de laxantes.

-Peso normal o ligero sobrepeso.

-Miedo a subir de peso.

Todo ello puede producir en la/el enferma/o una serie de consecuencias físicas y del comportamiento:

-Lesiones en las manos por los vómitos autoprovocados.

-Vómitos y diarreas incontrolables.

-Subidas y bajadas de peso.

-Obsesión por la comida.

-Depresiones y amenaza de suicidio.

-Aislamiento social.

-Falta de autoestima.

UNO DE CINCO ADOLESCENTES PRESENTA SÍNTOMAS DE RIESGO DE SUFRIR ANOREXIA

A. P.

Uno de cada cinco adolescentes manifiesta conductas de riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria, un porcentaje elevado de casos comienza con una historia de sobrepeso y un 78% de adolescentes intenta hacer algo por adelgazar. Estos fueron algunos de los datos de referencia expuestos la pasada semana por Auxiliadora Javaloyes, psiquiatra de una Unidad de Salud Mental Infantil, que ofreció una conferencia sobre estos trastornos invitada por la Asociación de Padres y Madres del Instituto San Blas en el Club INFORMACION.

La especialista en estas alteraciones de la conducta alimentaria, anorexia o bulimia, señaló que si bien la prevalencia de la anorexia no ha variado mucho en los últimos años -sigue siendo de un 1% en chicas de 15 a 20 años y de un 2,8% en menores de 15 años- es mayor el índice de anorexia subclínica, de aquellos casos que presentan sintomatología con los que es necesario trabajar para evitar que la anorexia se instaure. El pico de inicio se sitúa entre los 12 y los 24 años y la proporción es de 9 mujeres frente a un hombre que la padece. En el caso de la bulimia, la prevalencia es mayor -de un 2 a un 20%-, se diagnostica después de un período mantenido en secreto de dos a cuatro años de evolución, y la edad de inicio se sitúa entre los 16 y los 24 años de edad.

Javaloyes apuntó a la interacción de diversos factores personales y ambientales para la aparición de estas conductas, relativas a los cambios físicos de la adolescencia y el desarrollo del cuerpo, y la presión social, «se dan cuenta de que forman parte de la sociedad y el concepto de delgadez es esencial en el éxito, el amor o el reconocimiento social», señala la psiquiatra, indicando que ello deriva en que tres cuartas partes de los adolescentes hagan algo para intentar adelgazar y un subgrupo pierda el control y desarrolle conductas patológicas.

Entre ese grupo se encuentran los jóvenes «perfeccionistas, meticulosos, de rendimiento alto, poca habilidad social y poca capacidad para resolver problemas», indica la experta, para los quienes «querer adelgazar se convierte en una obsesión que se ve reforzada continuamente y acaba siendo incapacitante».

Para detectar estas conductas, Javaloyes explicó algunos síntomas como los cambios en las comidas, «evitan hacerlo delante de la familia, comen lentamente, mastican mucho, se esconden o tiran la comida; aumento de la actividad física para quemar calorías e incluso golpean los músculos o vomitan». Los criterios clínicos se centran en la pérdida de peso gradual, preocupación excesiva por la imagen y estado de ánimo triste e irritable, unido al malestar con los padres.
Los efectos de estos trastornos son innumerables y el tratamiento de cada caso será siempre individualizado, cuyo pronóstico en un tercio de los casos es de recuperación; en otro tercio de casos tras la recuperación habrá algunos episodios y en otro tercio la evolución será más crónica, dentro de los cuales hay un 5% de casos que acaba falleciendo.

La especialista incidió en la necesidad de prevenir dichas conductas con intervenciones en todos los ámbitos identificando a los adolescentes de riesgo con sintomatología que se puede trabajar; medidas sociales, de moda y publicidad; y actuaciones en el entorno educativo y familiar. «El profesor tiene mucho que hacer en la tarea de prevención, promoción de hábitos saludables e identificación de casos», apunta Javaloyes, que añade que la familia es básica en la detección del caso y «encontrar la posición intermedia para no agobiar, ni complicar el problema e intentar acudir a un profesional sin secretismo. La familia es esencial, en la detección y en la intervención».

Datos informativos

Fecha inicio : 25-05-2004

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