DATOS DEL EVENTO

  • EMPIEZA
    08-03-2000
  • TERMINA
    01-01-1970

En colaboración con la Plataforma contra la pobreza y la exclusión social en Alicante

Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora

CINCO MUJERES HABLARÁN SOBRE LA REALIDAD DE:

«Mujer y violencia doméstica»

«Mujer y exclusión»

«Mujer e inmigración»

«Mujer y cárcel»

«Feminización de la pobreza»

PRESENTA Y MODERA:

JOSÉ MARÍA PEREA. Periodista

LAS MUJERES DENUNCIAN LA FALTA DE VOLUNTAD POLÍTICA PARA SU PROMOCIÓN

P. A.

Con un lleno
a b s o l u t o
hasta agotar la capacidad
de aforo
del salón de actos
de CC.OO., el Club INFORMACION
y la Plataforma contra la
Pobreza y la Exclusión Social en
Alicante pusieron el pasado miércoles
micrófonos y audiencia a
cinco testimonios de la marginación
femenina.

En el séptimo acto que, desde
su fundación, organiza el Club
con motivo del Día Internacional
de la Mujer fue donde afloró, con
más realismo y crudeza hasta qué
punto puede llegar la feminización
de la pobreza.

«Me casé a los 15 años y a los
20 ya tenía a tres de mis siete hijos.
Nunca dispuse de dinero para
mí y mi marido me maltrataba
y me obligaba en la cama. Hoy
estoy separada». Con este testimonio,
escogido del volumen
«Voces de Mujer», se inició el acto
y prosiguió con la lectura de
otras realidades: la de una mujer
que, tras haber superado un cáncer
de pecho, aseguraba valorar
más la vida; la de una inmigrante
de 26 años en petición de un
cambio legislativo que le permita
integrarse y trabajar por el progreso
de Alicante, y la de una joven
confesando que «sufro cuando
a mi paso hay gente que cruza
la acera, cuando sólo soy una gitanilla
alegre».

Por la Plataforma contra la Pobreza
y Exclusión Social en Alicante,
María Dolores Jiménez
afirmó que era cuestión de voluntad
política la erradicación de la
pobreza. Hizo hincapié en el análisis
de la problemática de la mujer
«para darla a conocer en forma
de reivindicación», intentando
crear un proceso de reflexión
sobre lo que está pasando «como
testimonio de una liberación
social».

Desde su condición de mujer
gitana Conchi Heredia expuso lo
que era vivir en Montoto: «Familias
en la calle, suciedad, ratas y
las mujeres que tenemos que cargar
con todo el peso de los hijos y
los papeles». Con evidente emoción,
Conchi pasó al capítulo del
grupo de mujeres de Montoto,
«donde nos organizamos para la
lucha: hemos aprendido a leer a
escribir y hasta a celebrar juntas.
Nos estamos promocionando
profesionalmente, tenemos más
información y nos sentimos personas
».

El miedo y la falta de respaldo
legal impidió que alguna de las
muchas mujeres maltratadas
ocupara un lugar en la mesa. Pero
en su nombre habló Carmen
Soto, trabajadora de un centro de
mujeres, quien supo transmitir el
calvario personal y social de las
mujeres que, como consecuencia
de la violencia doméstica, deciden
romper con la pareja y con su
medio, teniendo que poner en
marcha sus propios recursos
personales, en los aspectos
legales de separación y custodia
de sus hijos «en muchas ocasiones
manifestado un rechazo hacia
el hombre y con sentimiento
de culpa». Para Carmen, pese a
los recursos institucionales, sobre
estas mujeres se ceba la situación
de desigualdad: «Formación,
trabajo y vivienda», encontrando
en otras mujeres y en el
apoyo psicológico la alternativa
que le impulse a salir de su situación.
Reclamó Carmen la articulación
de unas políticas eficaces
que les facilite su inserción laboral,
apoyo en el cuidado de sus
hijos y acceso a una vivienda.

Rita Bosaho, inmigrante, habló
de la huida de la guerra o del
hambre, de las barreras legales
difíciles de superar cuando se encuentran
entre nosotros y de su
incansable búsqueda de apoyo y
comprensión «porque no hay
buena voluntad política». Desde
la necesaria adaptación a una
nueva cultura en la que educar a
sus hijos, Rita afirmó que siempre
es buena una sociedad multicultural
y multiracial.

Por el estrato más bajo de la
marginación femenina, por la
mujer en prisión, habló la letrada
y miembro de Arespa, Mari Paz
Alarcón. Mil mujeres presas en
los años 80 y 5.000 en la actualidad.
«Desde las minorías, desde
la marginación y generalmente
víctimas de la violencia doméstica
» relataba la abogada cómo se
siente una mujer privada de libertad,
sin saber de hijos, rechazada
por la pareja y sin una rehabilitación
posible «por el rechazo
en el mercado de trabajo, que les
aboca a reincidir». Además del
apoyo prestado desde algunos colectivos,
Mari Paz dio testimonio
de la solidaridad que existe entre
las mujeres en prisión.

Datos informativos

Fecha inicio : 08-03-2000

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